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COP27 II

Profetas y tierra

Cambio climático: qué frena el acuerdo final del COP 27
Cambio climático: qué frena el acuerdo final del COP 27 | TELAM

La COP27, conferencia sobre el cambio climático, ha tenido resultados cercanos a la decepción. Los avances parecen ir más lentos que los daños que día a día se provocan en materia ambiental.

Los acuerdos respecto de las emisiones tóxicas, derechos humanos y equilibrios geopolíticos nos colocan, una vez más, en el campo de la frustración respecto de la velocidad que requiere la realidad planetaria.

Las buenas intenciones escritas en el documento final y los compromisos a futuro no llegaron a disimular que estamos cada vez más lejos de las soluciones que la Tierra exige.

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Esta situación, que roza lo alarmante, es una prueba más de lo conveniente que les resulta a los dirigentes de las naciones dilatar los temas que implican al porvenir.

La incertidumbre que el futuro lleva en sí mismo (nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá mañana) le permite a la política y, sobre todo a los gobernantes poderosos, posponer decisiones para que se arreglen los que vengan.

En el año 2015 se establecieron los “Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, 17 puntos de la ONU, diseñados como un plan para un mañana mejor, cuya pretensión es alcanzarlos en 2030 (Agenda 2030).

El ODS 8 busca “promover el crecimiento económico, inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos” entendiendo que este crecimiento puede impulsar el progreso, crear puestos decentes y mejorar la calidad de vida de hombres y mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, con una remuneración equitativa.

Los ODS son mundiales, pero cada país debe establecer sus propias metas nacionales ya que éstas contribuyen al resultado global. Es la OIT quien debe ir asesorando y diseñando políticas conjuntas. La OIT sostiene que el trabajo debe servir de base para un programa de desarrollo sostenible centrado en las personas y la justicia social.

El ODS 8, a su vez, tiene 17 metas, las que, medidas, nos dicen que los países con ingresos medianos altos y medianos bajos son los que tuvieron mejor desempeño, siendo los países de ingresos bajos los que no alcanzan niveles mínimos de cumplimiento.

Tres de cada cinco trabajadores de todo el mundo se desempeñan en el terreno informal, lo que hace que no se cumpla el trabajo decente por la falta de acceso a la seguridad social, a la salud, a la jubilación, a la prevención de accidentes.

En Argentina, el 30% de los ocupados son asalariados informales y la cifra es peor si se habla de mujeres (74% de precariedad en el empleo doméstico).

Formalizar la economía clandestina, eliminar el trabajo infantil, ocuparse de las/os trabajadores migrantes, apoyar a las Pymes y las microempresas, el impacto de las tecnologías y la capacitación en el mundo del trabajo, son puntos a tener en cuenta.

El efecto que ha tenido el covid-19, sumado a la falta de acuerdos, dicen que las metas del ODS 8 están más lejos de las esperadas para 2030.

La distancia que hay entre lo proyectado y lo planificado hace ver al trabajo decente como una utopía que se aleja, un espejismo más que un horizonte.

Dijimos que la COP27 no ha aportado nuevas conductas ni mejores frutos. Tampoco los ODS, en general, y el 8 en particular, muestran beneficios para el mundo del trabajador/a. Es moneda frecuente escuchar que la Argentina no tiene un plan, tampoco parecen tenerlo los mecanismos creados otrora para resolver conflictos, sea la ONU, OIT, OMS, Mercosur, ALCA, UE, Ministerios, Congreso. No se avizora un norte para la humanidad.

Las potencias no solo no ceden en sus pretensiones hegemónicas, sino que además parecen ponerse de acuerdo en sus postergaciones permanentes, para seguir contaminando, dominando y explotando.

“Nadie es profeta en su tierra” expresa el dicho bíblico. Lo cierto es que, cuanto más lejos estemos de acordar una política para este planeta, para la humanidad que la habita, no hay futuro y sin futuro no habrá profetas ni tierra.

*Secretario general de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC). Presidente de Fundación Éforo.