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Propietario y Ventajita

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M&M. Macri y Massa comparten un recíproco odio. | cedoc

Aunque si ella ganara él y sus amigos terminarían presos, Cristina Kirchner no parece ser la figura política más odiada por Macri. Probablemente porque no crea que ella gane y todavía siga pensando que le sirve para ganar él mismo. Por eso, o por cuestiones emocionales que trascienden el cálculo, Macri desprecia con más encono que a ningún otro político argentino a Sergio Massa.

Al bautizarlo “Ventajita” transmitió ese desagrado y desprecio. Massa también fue elaborando su desdén hacia Macri en enojo, lo que probablemente le dio fuerza para persistir con aspiración presidencial a pesar de salir tercero en 2017 en su distrito base, la provincia de Buenos Aires, con solo 11% de los votos, y hasta en su partido de Tigre ser derrotado por Cambiemos, y que muchos dieran por terminada su carrera política. Pero Massa tiene la condición que requería Maquiavelo para un príncipe: la voluntad, la misma que demostró tener Macri, aunque el Presidente contó con mayor proporción del segundo atributo requerido por Maquiavelo: la suerte; así fue hasta 2017.

¿Cómo Roosevelt de Somoza, los votantes dirían de Macri: "Es ineficiente pero es nuestro ineficiente"?

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En sintonía con su cliente, Jaime Duran Barba también bautizó a Massa desdeñosamente “Tobogán”, por ser el tipo de candidato que se cae, pero para cambiar esa tendencia Massa contrató a otro peso pesado de la consultoría política en Hispanoamérica: Antoni Gutiérrez-Rubí, con quien Duran Barba compartirá –como expositores– el Seminario de Estrategias en Campañas Electorales de 2019, titulado “Diseñando en tiempos modernos” del 11 al 15 de marzo próximo en la Graduate School of Political Management de la George Washington University, donde Duran Barba es profesor.

Ideograma se llama la consultora de comunicación pública e institucional de Antoni Gutiérrez-Rubí fundada hace treinta años con base en España y sucursales en algunos países latinoamericanos. El blog de Gutiérrez-Rubí fue premiado en Washington con el Victory Award al Blog Político del Año durante cuatro años seguidos, entre 2012 y 2015, y ganó el Napolitan Award también como Mejor Blog Político del año en 2017. En www.gutierrez-rubi.es, el consultor recibe a su audiencia con una cita del filósofo británico que escribió el célebre libro Un mundo feliz, Aldous Huxley, que dice: “Las palabras, como los rayos X, atraviesan cualquier cosa, si uno las emplea bien”. Y otra cita de Nietzsche: “Quien tiene un qué encontrará siempre un cómo”.

A Guriérrez-Rubí, como a Duran Barba, le gusta escribir libros, más de uno por año: 16 en los últimos diez años.

Parece haber cierta empatía entre Gutiérrez-Rubí y Massa. El resultado de las elecciones de 2015 se explicó como el triunfo de un estratega (Macri) contra un táctico (Massa). Un texto publicado por Gutiérrez-Rubí este 13 de enero en España, decía: “Lo táctico se impone sobre cualquier otra disciplina (...) la democracia instantánea nos lleva al imperio de lo táctico. Hoy, los grandes lentos pueden perder contra los pequeños rápidos (según una frase de Nikesh Arora, ex ejecutivo de Google). Hasta hace poco, ejercía el poder quien tenía recursos y fortaleza. Tamaño y posición. Eso está superado por la emergencia de los pequeños rápidos. El poder se está transformando de manera extraordinaria; hoy en día también los micropoderes pueden ganar, como afirma Moisés Naím. Ser rápido es más importante que ser fuerte. Y es más importante ser rápido y ágil que ser grande”.

Traducido al contexto político actual argentino, lo que Gutiérrez-Rubí piensa es que Massa tiene razonables posibilidades de ganar las próximas elecciones porque la relación de la sociedad con Macri se rompió después de la crisis económica de 2018 y Cristina Kirchner, al ver que aun así el odio que ella despierta en parte de la población es más intenso que el desencanto que generó Macri, preferirá no ser ella candidata para garantizar la derrota de Macri, facilitando que el peronismo no K absorba sus votos a cambio de colocar muchos de sus candidatos en las listas. Gutiérrez- Rubí supone que si Massa llegara al 15% en abril (10% hoy) podría negociar con el kirchnerismo con peso suficiente como para vetar todos los candidatos que irritan a la sociedad y dejar solo a los kirchneristas menos irritantes para el mundo no K.

En este escenario de Gutiérrez-Rubí –además de sus deseos convertidos en pensamientos– debe influir que su último cliente fue precisamente Cristina Kirchner, a quien asesoró para las elecciones de 2017. Y parte, también, de que Lavagna no sea candidato pero refuerce Alternativa Federal con una misión de Estado como, por ejemplo, ser el creador del equivalente a los Pactos de La Moncloa, hasta los bautiza así: “Pactos de Lavagna”, donde radicales, peronistas, el kirchnerismo y el PRO acuerden un marco general de gobernabilidad. O sea que para que su cliente pudiera llegar a presidente deberían no presentarse los otros dos candidatos opositores a Cambiemos que miden más que Massa: Cristina Kirchner y Roberto Lavagna. “Alternativa” (Federal) es la palabra que vendría a sustituir a “cambiemos” frente a la insistencia de Macri sobre que no hay otra alternativa que el ajuste. Para el consultor español, llevar de apellido del partido el propósito (alternativa) lo fortalece.

Reconoce que la sociedad está contrariada con Massa pero que puede recuperar su credibilidad, mientras que el desengaño que generó Macri es más difícil de reparar porque tocó fibras emocionales, como en una infidelidad.

Algo va a pasar: es lo que quiere y cree la sociedad según el Duran Barba de Massa: Antoni Gutiérrez-Rubí

Critica del Presidente la insensibilidad propia de un amo, de un propietario a la vieja usanza, y le asigna a la caída de imagen que habría tenido Macri después de haberla subido por el G20 las tres semanas de vacaciones que se tomó en medio de una crisis económica que no solo le impide a la mayoría de la sociedad tomarse vacaciones sino que sufre privaciones mucho peores. Ser “propietario” de un partido en lugar de líder es también lo que genera tensiones con los radicales y miembros del PRO como Frigerio y Monzó, que no comenzaron con Macri en Acción para la República.

En el equipo de Gutiérrez-Rubí argumentan: “El G20 fue como el festejo de un cumpleaños, la felicidad se consume al apagar la vela de la torta, luego se van los invitados, el lugar queda todo sucio y la persona, un año más vieja”.