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¿Qué dejó el 21F?

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La pregunta sobre el impacto y las posibles consecuencias de la masiva movilización protagonizada por miles de trabajadores y trabajadoras organizados/as en sindicatos y movimientos sociales, no puede ser aislada de las movilizaciones en contra de la reforma (ajuste) previsional aprobada en diciembre en medio de un Congreso militarizado y una brutal avanzada represiva. Esas jornadas establecieron un punto de inflexión en el apoyo que buena parte de la sociedad todavía otorgaba al gobierno de Cambiemos. Ese apoyo se fue erosionando significativamente al calor de reformas antipopulares, tarifazos, una situación económica marcada por el aumento de la inflación muy por encima de las promesas del Gobierno, los miles de despidos en el Estado y en el sector privado, a lo que hay que sumar una serie de escándalos políticos como el protagonizado por el ministro Jorge Triaca, pese a lo cual el Gobierno pretende firmar acuerdos salariales no superiores al 15%, sin incorporar una cláusula gatillo.

Entonces, es preciso ubicar al 21F en este marco de aumento del descontento social en torno a las políticas gubernamentales y en un contexto de articulación de protestas y luchas de sectores que confluyeron en las jornadas del 13, 14 y 18 de diciembre (jornadas en las cuales Moyano, de hecho, no intervino) y que se observan en las respuestas a los despidos, como las movilizaciones en Azul en contra del cierre de Fabricaciones Militares, la ocupación pacífica del INTI, la resistencia de los trabajadores del Hospital Posadas, las movilizaciones de los trabajadores de ingenios azucareros, entre otras respuestas. De modo que los despidos están teniendo una respuesta más organizada y articulada de parte de los y las trabajadoras y éste no es un dato menor como situación en la que se emplaza la movilización del 21F.

En este sentido, podemos decir que los oradores no estuvieron a la altura de estos conflictos y de las luchas que estos trabajadores y trabajadoras están dando en sus lugares de trabajo. El 21F fue más significativo por su masividad que por su combatividad. Pese a las críticas a la política económica del Gobierno, el discurso de Moyano fue significativamente conservador. No convocó futuras movilizaciones ni paros en una coyuntura donde un paro general permitiría establecer mejores condiciones para los trabajadores para enfrentar los despidos y posicionarse frente a la discusión paritaria. Lejos de llamar a profundizar la movilización, apuntó a diluirla poniendo como horizonte las elecciones presidenciales de 2019. Pese a las comparaciones simplistas, el Moyano que cerró el acto del 21 F, está lejos de parecerse al líder del MTA y, luego, de la CGT Disidente. En efecto, tuvieron pasajes más encendidos los discursos de Yasky, Palazzo y Micheli, que fue el  único que habló de paro general.

A diferencia del 7M de 2017, cuando el “Poné la fecha…” desbordó a los triunviros en el palco, en esta ocasión, el reclamo de un paro general y un plan de lucha para enfrentar el ajuste y el proyecto de reforma laboral, quedó casi circunscripto a la nutrida columna del sindicalismo combativo, que nucleó a los sectores en lucha, aunque se trata de reclamos compartidos por un conjunto amplio de comisiones internas y seccionales, y expresa un profundo malestar en las bases obreras, que excede a los sectores de izquierda.

El acto escenificó la ruptura existente a nivel de cúpulas, marcando la defunción del triunvirato y planteando la posibilidad concreta de la existencia de más de una CGT. El moyanismo, la Corriente Federal de Trabajadores, las dos CTA y los movimientos sociales mostraron capacidad de movilización y la disposición a la conformación de un polo de oposición al Gobierno con eje en las organizaciones sindicales y sociales, pero fueron muy cautelosos en el tono de la confrontación en un momento económico y político que requiere una respuesta contundente del movimiento obrero.

*Socióloga. Investigadora del Conicet en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.