El presidente venezolano, Hugo Chávez, señaló el 11 de enero ante la Asamblea Nacional que “las FARC y el ELN no son cuerpos terroristas, sino verdaderos ejércitos que ocupan espacios en Colombia”. Agregó que reconoce a esos grupos “como fuerzas insurgentes con un proyecto político, bolivariano, que Venezuela respeta”. Por último indicó que “la calificación de terroristas se debe a la presión de Estados Unidos”.
Por su parte, el secretariado de las FARC declaró: “Somos una fuerza beligerante a la espera de ser reconocida por los gobiernos del mundo. Este paso allanaría el tortuoso camino del pueblo de Colombia en busca de la paz. El libertador Simón Bolívar nos enseñó que cuando el poder es opresor, la virtud tiene derecho a anonadarlo”.
En 1982, las FARC tenían unos 1.500 combatientes diseminados en toda Colombia. En 1990, eran 5.000. La organización tiene ahora 17.000 combatientes, además de 15 o 20 “compañías móviles”, capaces de tomar la ofensiva (como lo hicieron en 1994/1996 durante el gobierno de Ernesto Samper); estas formaciones las integran hasta 400 cua-dros altamente especializados.
En la historia de las FARC el punto de inflexión se produjo en mayo de 1982, cuando convocaron su séptima conferencia desde su constitución en 1964. Su máximo jefe, Manuel Marulanda, estableció, entonces, que el objetivo era la creación de un ejército revolucionario de 28.000 hombres, capaz de imponerse a las fuerzas regulares. Para eso, había que explotar el negocio del narcotráfico, imponiendo tributos en todas sus fases. Se debían controlar también las zonas de producción, sobre todo en el sur (Putumayo, Caquetá), para asegurar el financiamiento y reclutar adherentes.
A principios de los 80, el narcotráfico comenzó a desplegar su extraordinario potencial. Una producción marginal, de carácter local, se transformó en 15 años en un negocio que acumula 3.000 millones de dólares por año. Las 3.000 hectáreas de coca de 1980 se transformaron en las 163.000 de 2000; en 2004, los laboratorios de cocaína eran 5.700, o quizás más. La producción ascendió a 950 toneladas en 2003 en todo el arco andino (Bolivia, Perú, Colombia). De ese total, 2/3 partes correspondían a Colombia.
El “impuesto” que las FARC aplican a la producción de cocaína es 10% del precio en cada región, salvo la mercancía final, cocaína pura, en que se aplica según los valores del mercado. El 80% de la producción de cocaína en Colombia tributa a las FARC; son ingresos de 140 millones de dólares por año, o más.
En los últimos diez años, la organización comenzó su propia producción de cocaína, con refinerías y aeropuertos de su propiedad. Por eso se estima que sus ingresos han aumentado sostenidamente en este periodo, por encima de los 140 millones de dólares.
La otra fuente de financiamiento de las FARC son los secuestros sistemáticos de contenido económico, aproximadamente 25% de sus ingresos. En los 90, había en Colombia 3.000 secuestros por año. Era la mitad del total de los secuestros en el mundo. Las FARC tienen ahora 750 secuestrados, por los que reclaman individualmente entre 5.000 y 100.000 dólares. Una de cada cinco víctimas ha sido extranjera, y son 57 las nacionalidades de las personas que han sido secuestradas.
En la historia de las insurgencias guerrilleras, las FARC son únicas por el carácter masivo, sistemático, estrictamente económico, de sus secuestros generalizados. Los ingresos de las FARC y el ELN (este último es 10 veces menor) ascienden a 600 millones de dólares por año (1,5 millones de dólares por día).
Las FARC son la única organización guerrillera que ha sobrevivido al fin de la Guerra Fría en América latina. Fuerzas extraordinariamente pujantes y arraigadas, como el Sandinismo (FSLN) en Nicaragua, perecieron al terminar la Guerra Fría.
La organización fundada por Marulanda en 1964 tiene su respaldo logístico, financiero y militar dentro de las fronteras colombianas: el narcotráfico y los secuestros sistemáticos. Por eso, es la guerrilla con el más alto nivel de financiamiento de la historia de América latina, y probablemente del mundo.
La regla de la ideología marxista (las FARC se definen como “marxistas-leninistas”) es que el pensamiento no define la estructura, sino que ésta es la que determina condiciones, límites y posibilidades al primero. El 70% de la producción de cocaína en el mundo sale de Colombia. Las FARC tienen parte significativa de ese negocio transnacional, quizás 15% o 20% del total. ¿Cuál es la naturaleza de las FARC? ¿Es “una fuerza insurgente con un proyecto político que espera ser reconocida por los gobiernos del mundo”? o por el contrario, ¿es una parte sustancial, estructural, de la industria de la producción de cocaína en Colombia y en el mundo? No se juzga a las personas o a los actores políticos por lo que dicen de sí mismos, sino por lo que son.