En notas previas, exploramos la hipótesis del llamado “repechaje con acople”. O sea: en tanto el estrépito de la caída tendió a frenarse afuera y adentro, ubicados en un nivel bajo de performance, se abre la instancia de evaluar las chances para una reprise o repechaje interno con modalidades de vinculación o acople con la probable mejora mundial.
Aparecen las alternativas: L, U, o V. En el primer caso, la recta horizontal marca una estabilización del desempeño económico al nivel bajo; en la U, siguiendo la curva inferior, atisbaría una mejora leve y lenta; y en la V, el vértice marcaría el paso a un pronto y nítido repunte.
Hemos insistido en que el tipo de trazado que prime, si bien depende de las condiciones mundiales, es muy tributario del mismísimo marco o programa macroeconómico que arrimemos como valor propio. En cuanto al plano oficial, allí despunta una estrategia que pone su acento en el frente financiero internacional como resorte de apalancamiento estelar. A nuestro ver, aun existiendo serios capítulos financieros externos a tratar, hubiera sido preferible un planteo más asentado en la esfera de la competitividad cambiaria, del comercio exterior, de la actividad y del empleo.
Pero tomando como dato la estrategia oficial, cabe inquirir sobre el alineamiento consecuente de determinadas variables. El proyecto de presupuesto debería servir al respecto.
Justamente, en la nota anterior, ensayamos ejercicios sobre el particular, sobre todo atendiendo a las pautas de tipo de cambio y de inflación. Un obstáculo que aparecía era que no se conocía la naturaleza de esas y de otras pautas. ¿Son pálpitos, guías, estimaciones, meras expresiones, metas de política? Esto último sería lo más sensato, pero entonces no se aclaran las políticas conducentes. Ante esta incertidumbre, surge cierto indiferentismo en los analistas. Luego, “da igual” que el dólar esté en 2010 a $ 3,95 –según la pauta– que a $ 4,20/$ 4,30, o que la inflación efectiva duplique o más la pauta oficial (problemática del INDEC incluida). Total, se añade, estas variables subirían, de hecho, “codo a codo”.
En rigor, este indiferentismo puede reflejar realismo, avisado del clima político y social que se afronta. Pero no es indiferente, sino al revés, en términos de calidad de política y de resultados probables. Son cosas muy diversas disponer una política macroeconómica orgánica y con horizonte claro, centrada en un tipo de cambio más competitivo y sostenible, aprovechando sus favorables incidencias en variados frentes –el comercial externo y el productivo, el del empleo y hasta el fiscal, sumando aquí otras acciones ordenadoras– e integrando compromisos específicos en materia de precios y de salarios (más un INDEC rehabilitado), que el mero “dejar” que el dólar y la inflación cotejen entre sí, de forma errática. Quizá, “financiando” con poca pulcritud un sector fiscal reacio a enderezarse con más seriedad.
Si primara este último panorama tan menesteroso, sería mayor la lejanía con la V. Deberíamos asumir las implicancias del asunto. Asimismo, hasta el propio esquema de apalancamiento financiero externo se vería turbado.
Sobre todo, deberíamos prepararnos para, en el mejor de los casos, una lánguida creación de empleo, inferior a lo necesario, lo que nos hará añorar la espectacular dinámica en la materia del lapso 2003(2002)-2007, tan injustamente subestimada. Aunque ahora el mercado de trabajo atisbe alguna estabilización (en un peldaño menor), si gravitara en perspectiva aquel panorama de romo alcance, fluctuaremos entre la L y la U. Así las cosas, la creación de empleo será pobre, haciendo temer, en principio, mayores tasas de desempleo. De este fenómeno a un enrarecimiento adicional de la delicada situación social, no hay más que un paso. Y en un tal marco, las políticas asistenciales difícilmente den abasto.
Probablemente luce ilusorio, en circunstancias políticas como las presentes, aspirar a opciones económicas dotadas de una articulación más exigente. Pero entonces también sería ilusorio desentenderse de las fastidiosas secuelas que nos aguardan.
*Economista.