Pasan los días, pasan los anuncios y pasan las sucesivas medidas del Banco Central. Una semana, el Presidente recibe el apoyo claro y contundente de Donald Trump. Otra, ese respaldo viene de la canciller de Alemania, Angela Merkel. Y, para que nada ni nadie falte, se suma a ellos la directora gerenta del FMI, Christine Lagarde. Sin embargo, el precio del dólar no para su escalada.
Hay un contraste claro: los líderes políticos del mundo le creen al Gobierno; los mercados, no. Esta suba imparable del dólar, que atribula al Gobierno y a la gente, es la fiebre. Y es una fiebre que no se va a eliminar así nomás. Según pasa el tiempo, al Presidente le cuesta cada vez más generar las condiciones de credibilidad que le permitan a su gobierno salir de este atolladero. Ahora el requerimiento para recuperar la credibilidad es el acuerdo con los gobernadores del peronismo para aprobar el presupuesto 2019. Por eso fue el propio Macri el que encabezó la reunión con los mandatario provinciales dedicada a este asunto clave.
En carrera. En el encuentro, que fue de un alto voltaje político, ningún gobernador opositor dejó de apoyar lo fundamental, que es asegurar la gobernabilidad. Todos ratificaron la necesidad de que el Gobierno tenga el presupuesto y que el presupuesto sea equilibrado. Algunos hicieron sus propios reclamos de coparticipación, pero en sí hubo una línea general de apoyo. Todos ponderaron el diálogo con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
: los líderes políticos del mundo le creen al Gobierno; los mercados, no. Esta suba imparable del dólar, que atribula al Gobierno y a la gente, es la fiebre. Y es una fiebre que no se va a eliminar así nomás.
En el peronismo no K existe el firme propósito de aprobar el presupuesto y darle esta herramienta, que es clave no solo para la negociación con el FMI, sino también para la gobernabilidad. “No queremos hacer nada que ponga en duda el mandato de Macri. Queremos terminar con ese fantasma”, sostiene una voz del Peronismo Federal. Una de las consecuencias de la crisis es la de haber adelantado la actividad electoral. Todos están trabajando con aire de campaña. Quien está activo es Sergio Massa. La reunión que tuvo con los gobernadores justicialistas en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) produjo impacto. De igual impacto político, aun cuando no público, son los encuentros que viene manteniendo con Florencio Randazzo. Hace un año que se vieron por primera vez después de que Massa se alejó del kirchnerismo. A lo largo de estos doce meses han afianzado la relación personal y, a partir de ahí, han venido articulando algunas acciones conjuntas. Una de esas acciones fue la ley para frenar el tarifazo que fue vetada por Macri. En estas dos semanas Massa y Randazzo se juntaron a comer tres veces en la parrilla Don Julio. De lo que se sabe, el objetivo inmediato es trabajar en temas de aquí a la aprobación del presupuesto. En las ciudades en las que haya concejales de ambos lados, se fomentarán las reuniones para abocarse a asuntos concretos. Recién en diciembre, Massa y Randazzo evaluarán qué tipo de actividad pública desarrollarán.
Quien está fuertemente afectado es Nicolás Dujovne. “Está destruido”, es la frase que se escucha en los pasillos del poder. El episodio que lo obligó a permanecer bajo observación en la guardia del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento así lo atestigua.
En la semana hizo ruido la encuesta de Synopsis que contiene tres datos relevantes: el primero es que por primera vez Macri aparece con guarismos desfavorables; el segundo, que en segunda vuelta, solo ganaría si su contrincante fuese CFK; y el tercero, que ilusionó al massismo, es que ante Massa perdería por diez puntos.
Fuego amigo. Quien no deja de expresar sus críticas por lo que considera un mal manejo de toda esta crisis es María Eugenia Vidal. La gobernadora no puede disimular su malestar cuando escucha hablar a funcionarios del Poder Ejecutivo que demuestran un fenomenal desconocimiento de la realidad que ella palpa día tras día en el conurbano profundo. La emergencia social crece allí en su necesidad más dramática: la comida. Y los afectados no son los que van a las manifestaciones que semana a semana complican la vida de los transeúntes del centro porteño.
A Vidal le procupa que la devaluación no le transforme la gestión en un infierno. El dólar a $ 40 ha obligado a la renegociación de todos los contratos existentes y a modificar las proyecciones para el año que viene. A diferencia de lo que pasa en el gabinete nacional, la crisis encuentra al gabinete provincial fuertemente cohesionado. Esta es la cara de la economía real sobre la cual el Presidente habla poco. Sus mensajes siguen estando dirigidos a los mercados que, como se dijo antes, no le creen. Y es esta disociación la que provoca el enojo de los que nunca lo quisieron –ni lo querrán– y el desencanto en quienes lo votaron y se ilusionaron con un gobierno mejor. Hay en la gente bronca por el aumento de los precios que no cesa. “En un momento tan crítico como este, los funcionarios nacionales están actuando con ingenuidad frente a los formadores de precios”, expresaba un gobernador del oficialismo.
La crisis socioeconómico-política por la que atraviesa el país dinamitó la coherencia del gabinete nacional. Las disputas internas se han potenciado y, en algunos casos, adquieren características que van de lo desopilante a lo patético.
Puertas adentro. A pesar de su bajo perfil, Marcos Peña sigue siendo un personaje clave. “Y a Mario Quintana –a pesar de su renuncia– y a Gustavo Lopetegui, el Presidente los sigue escuchando”, subraya un conocedor de las entrañas del Gobierno. En este mar de aguas procelosas, los ministros que han consolidado su poder son Rogelio Frigerio, de Interior, Dante Sica, de Industria, y Carolina Stanley, de Desarrollo Social. Sobre Stanley hay en Cambiemos una enorme expectativa proyectada al momento en que haya que decidir sobre quién acompañará a Macri en la fórmula para la elección presidencial de 2019. Quien está fuertemente afectado es Nicolás Dujovne. “Está destruido”, es la frase que se escucha en los pasillos del poder. Las fuertes críticas que viene recibiendo –desde adentro y desde afuera del Gobierno–, sumado a las discusiones intensas con Luis Caputo y otros miembros del Poder Ejecutivo han hecho mella en su salud. El episodio que lo obligó a permanecer bajo observación en la guardia del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento así lo atestigua. Al respecto –el de la salud– quienes estuvieron con Macri en la reunión que presidió en el CCK lo escucharon firme en su arenga pero avejentado en su aspecto. Es el precio del poder.
Producción periodística: Lucía Di Carlo.