No esperaba, en medio del revoleo de ministerios, quedar como la superministra del gabinete. Es más: si por ella fuera, no abandonaría el anonimato que le permitía ir a pasear con sus pequeños hijos, Juan y Mateo, sin ser reconocida. Sin embargo, los cambios de gabinete dejaron a Carolina Stanley como la funcionaria con mayor presupuesto (el 63,9% del gasto social) y con dos áreas sensibles que se le sumaron: Salud y la Anses.
Ungida, ya definitivamente, como una de las caras visibles del Gobierno, Stanley arrancó esta semana con lo urgente: un refuerzo alimentario para comedores y merenderos de $ 1.000 millones y, en la cartera de Salud, con la entrega de medicamentos y vacunas. “Me voy a ocupar de la emergencia”, fue lo primero que comentó esta semana ante sus funcionarios de máxima confianza.
“Empezó a ocuparse de lo urgente, esto es la medicación para el VIH y los medicamentos oncológicos, y el calendario de vacunas, como prioridad, en especial por los retrasos que hay en la entrega a las provincias”, describe una fuente que trabaja con la ministra codo a codo.
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Además de la situación social, Stanley deberá lidiar con la poderosa industria farmacéutica. Aún hay quienes creen que el alejamiento de Mario Quintana, el ex vicejefe de Gabinete y dueño de Farmacity, se debe a la influencia de ellos. Lo cierto es que a Adolfo Rubinstein, ahora secretario, le pidieron, tanto desde Casa Rosada como la propia ministra, que continúe en funciones. Lo dudó (su voluntad era dejar su cargo) pero terminó aceptando el pedido de Stanley ante la crisis económica y social que cubre el país.
En Anses, la otra megaestructura encargada de la Asignación Universal por Hijo que quedó anexada a Desarrollo Social, también se quedarán sus actuales autoridades. Con un billón de pesos de presupuesto, su futuro será analizado en detalle. En principio, se trabajará para unificar la atención al público y las oficinas en el interior. En una segunda etapa, cuando la crisis sea superada, se evaluará la continuidad del director ejecutivo, Emilio Basavilbaso, y el equipo que trabaja con el Fondo de Garantias de Sustentabilidad. Hay una causa federal en curso por el FGS y en Desarrollo Social no quieren correr riesgos a futuro.
Paralelamente, volverá a tener a su cargo el área de Pensiones, que había pasado a la órbita de la Secretaría General. Por suerte allí no volverá Guillermo “Billy” Badino, quien había aplicado con cuchillo de carnicero el recorte de las pensiones que terminó en escándalo. Billy fue adoptado por el secretario de Niñez, Gabriel Castelli, un amigo personal de Quintana y ex hombre fuerte de Cáritas.
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En principio, Stanley empezó a reunirse con los equipos para ver cómo están funcionando y compatibilizar las áreas administrativas y jurídicas de todas las áreas.
La superministra aprendió de María Eugenia Vidal, la gobernadora bonaerense que cumplió 45 años ayer, quien fue su mentora desde que se conocieron en la Fundación Sophia en 2003 y encararon juntas, dos años después, el proyecto social de Boca Juniors a pedido del entonces presidente xeneize, Mauricio Macri. Vidal la llevó a cargo del área que armaba convenios con ONG para zonas vulnerables. Luego Vidal la eligió para hacerse cargo del ministerio porteño de Desarrollo Social cuando fue electa vicejefa.
Hoy, Stanley habla muy seguido con Vidal mientras intenta hacer pie en una nueva megaestructura. Aunque siquiera le gusta discutirlo en privado, y solo atina a reírse cuando es consultada por el tema, su figura volvió a ser el foco de las miradas para una futura candidatura. En Casa Rosada la ven como vicepresidenta. En la Provincia, como senadora nacional por la Capital. Pero ya nadie duda que el próximo año y medio de gestión será una pieza clave.