Diego Armando Maradona no es para los napolitanos una persona común, sino el Dios del Fútbol (D10S). El luto por la muerte del Pibe de Oro es algo enorme. En pocos minutos, en las redes sociales la noticia se expandió como una mancha de aceite y golpeó y sacudió a todos los napolitanos.
La pasión de nuestra ciudad por el fútbol y por el equipo del corazón es algo visceral, difícil de explicar. Una pasión que Diego Armando Maradona con sus jugadas, los goles, los trofeos que trajo a la sombra del Vesubio la hicieron estimular y aun crecer, si es posible, mucho más.
También fuera de la cancha, con sus declaraciones contra “los poderes del Norte”, Maradona, sin caer jamás en el victimismo, simbolizó a la perfección el sentido de venganza de los napolitanos.
Hoy, para nosotros no murió Maradona, sino Diego, una persona de la familia. Con él se va un pedazo de la ciudad.
El que tuvieron Maradona y Nápoli fue un matrimonio perfecto. Por primera vez en la historia del club, Maradona llevó al equipo a ganar un Scudetto, y en dos ocasiones. En aquellos siete años, de 1984 a 1991, Napoli trajeron a casa una Copa Uefa, una Copa Italia y una Supercopa italiana.
Cada 30 de octubre, los napolitanos nos deseamos “Buon Natale” porque es el día del nacimiento de aquel al que consideramos el más grande futbolista de la historia. Será así por siempre.
Esta noche, cuando vuelva a casa, deberé decirles a mis hijas Marta y Gaia, de 7 y 5 años, que se ha muerto Diego, ese jugado al que nunca vieron pero que conocen, como les he enseñado desde que eran pequeñas, como “el mejor jugador de todos los tiempos”. Espero no llorar cuando lo haga, pero lo veo difícil.
“Periodista napolitano. Trabaja en el diario Il Reformista.
Producción periodística: Silvina L. Márquez