Las recientes declaraciones de la señora Cristina Kirchner por su extensión y amplitud han llevado a varias interpretaciones. Quiero agregar la mía al debate.
Cristina se refiere a la grave crisis actual del país. Y señala la responsabilidad exclusiva del Presidente, la ineficacia del gabinete de ministros y la grave situación del dólar, o sea que se remite a la situación económica y financiera.
Ella critica desde afuera del poder, como si no lo integrara y no hubiera funcionarios que le responden. O sea que convierte la censura en una crítica directa al Gobierno. Y para señalar un camino de salida, para hablar de un horizonte optimista, sostiene la necesidad de un amplio acuerdo nacional, tema sobre el cual el Gobierno atinó a formular unos “10 puntos” como base posible para hacerlo.
Pero Cristina no menciona estas bases, habla de algo que hay que fundar.
Al Gobierno le faltan tres años de gestión, y nadie sostiene la posibilidad de una alteración institucional. Pero si incluso en esa búsqueda de un acuerdo amplio con sectores sociales variados el Gobierno no está acertando, la conclusión me parece obvia.
¿Acaso se defiende un cambio de gabinete? Indudablemente sí. Pero la cosa va, a mi juicio, más lejos. El responsable, el que manda, está actuando mal, y la salida que propone no está funcionando. Esto es un anuncio de cambio presidencial. Porque Cristina es la sucesora natural, la primera en la sucesión, si hubiera que buscar una salida extrema sin quebrar el sistema constitucional.
Cristina está anunciando que ella será la próxima presidenta, y por serlo, así como la autoridad ahora está en manos de Alberto por el cargo que ejerce, con el cambio ella tendrá la autoridad y el camino de salida, que es ese acuerdo “que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina”.
Saber si ella tendría la aptitud para solucionar la crisis es otra pregunta.
*Crítico literario, autor de La encrucijada argentina.
