COLUMNISTAS
OPININ

Si es posible, hablen poco

No se sabe, “el mozo no pudo escuchar”, si para empezar les dijo “mis buenos muchachos”, “señores integrantes del Ejecutivo” o “manga de ...”. Se respiraba un clima de alivio. Los que les venden a grupos inversores explicaban el mecanismo. Los de Punto Gol hacían referencia a algún último negocio.

Victorhugo150
Victor Hugo morales |
No se sabe, “el mozo no pudo escuchar”, si para empezar les dijo “mis buenos muchachos”, “señores integrantes del Ejecutivo” o “manga de ...”. Se respiraba un clima de alivio. Los que les venden a grupos inversores explicaban el mecanismo. Los de Punto Gol hacían referencia a algún último negocio. A uno de los 20 apóstoles se le había caído un sponsor. Alguno ya empezó a preguntarse a quién le toca Francia en febrero. Creo que vamos unos cuantos, le respondieron. “Y... es París.” “Qué te parece.” La licencia que pidió Muñoz, el papelón de los jugadores con ese comunicado del lunes: “Algo tenían que decir, pero quedaron peor que nosotros, los pobres...”. En eso entró el señor. Los murmullos se apagaron y el hombre que supo multiplicar los bulones, que sabe caminar sobre las aguas cuando las olas vienen grandes, juntó las manos y dijo eso que el mozo no escuchó.
Se hizo el clásico silencio. Supóngase que utilizó la palabra muchachos: “Muchachos, zafamos...”. Risitas breves en la larga mesa, de las que se dibujan con una rápida salida del aire por la nariz y la mirada furtiva al de al lado, cómplices todas. “Pero tenemos que hacer buena letra”, dijo el jefe y se puso serio como para que no hubiera dudas de la trascendencia del momento. “Quiero contarles que llamé a esta gente –hablaba del Gobierno– y le dije que quería saber si eran ellos los que estaban detrás de todo este asunto de la huelga con la que amenazaron a los jugadores, los piquetes a los micros de Racing y San Lorenzo. La verdad, ese hombre –por Alberto Fernández– me trató muy bien y le creí: no son ellos, por ese lado no está la cosa.” Se miran los 20 o más, “siempre están los asesores, entre ellos un genio fundidor de empresas, que andaba precisando algo más seguro”, gente que la sabe lunga. Enarcan las cejas, gesto de “mirá vos”.
El hombre que revive gente con préstamos, viajes y otras ayudas, milagrero viejo, levanta un poco la voz. “Tenemos que volver a la quita de puntos, eso es lo que me pide esta gente. Les dio manija Solá, que le da bola a Gallina, y nos joden con eso. Yo le dije que sí, que cómo no, que lo que queremos es colaborar. ¿Qué me iba a preguntar en ese momento cómo la dibujamos después de todo lo que hemos dicho, no les parece?”. Unos asienten con la cabeza, algún distraído levanta la mano como para votar. La costumbre. “Nos queda lo de la comprobación fehaciente, como herramienta para hacer lo que nos parezca. Sin embargo, esta vez no convendría abusar y quiero pedirles que nos pongamos de acuerdo en eso. Por un tiempo, mientras estemos observados hay que aplicar el artículo 80, no nos queda otra.” Uno tuerce la mirada hacia el costado y todos hacen lo mismo. El gesto de “se terminó la joda” da una vuelta completa a la mesa y retorna a la cabecera. “Hay que terminar este campeonato como sea. Hubo demasiados líos y no podemos tirar tanto de la soga. Lo de Muñoz nos salió mal, hasta los amigos nos han criticado y más ahora, que nos vamos a poner duros con el contrato de la televisión. Lo de Gimnasia-Boca fue una gran desgracia y todos parecemos culpables.” “¿Pero nos pueden hacer algo, digo, te pueden tocar a vos?”, pregunta uno de los asistentes. “Nunca se sabe, por eso hay que andar con cuidado. Esta semana, Blatter va a hacer declaraciones y le va a suspender la afiliación a Irán por una intromisión del Gobierno en la asociación iraní. Eso ayuda, por supuesto.”
El que se define como vicepresidente del mundo advierte sobre la importancia de estar unidos como nunca, declarar con cuidado. “No digamos que ahora sí aplicaremos el reglamento, como si antes no lo hubiéramos hecho. Digan que el reglamento siempre estuvo en esta casa. No se dejen enredar, hablen lo justo y si es posible, nada.” Se reclinó, abrió las manos sobre la mesa: los bendijo. Alabado seas, respondió el silencio.