El Paris Saint Germain reservó la Torre Eiffel para el próximo martes. Es un dato fáctico, concreto: nadie confirma –al menos hasta anoche– si esa será la primera postal de Lionel Messi en el club, aunque en esa sugestiva reserva asoma lo que sucedió hace cuatro años, el 5 de agosto de 2017, cuando Neymar fue presentado oficialmente con el monumento parisino de fondo. Como en aquella ocasión, los cimientos del fútbol internacional están moviéndose.
Aunque increíblemente el pase de Messi no salga un euro porque está libre desde el 30 de junio, son pocos los clubes que pueden aspirar a contratarlo. El último contrato del mejor jugador del mundo explica en algo la deserción del Barcelona, acechado por una pésima gestión de Josep Bartomeu y los términos y condiciones financieros que fija la Liga española. El rosarino cobraba 138,8 millones de euros brutos (más de 80 millones netos) por año, y en esa estrafalaria cifra no estaban incluidos los derechos de imagen y publicidad, que representan otros ingresos de varios millones.
Son montos que solo pueden alcanzar los petrodólares del fútbol. Con los emiratíes del Manchester City afuera porque ya habían comprado a Jack Grealish, una de las estrellas de la selección inglesa, y también por decisión de su entrenador, Pep Guardiola.
Ante esto, el otro club que quedaba en el concierto internacional era el PSG, conducido hace una década por Qatar Investment Authority (QIA). Los qataríes dominan el mercado, pero como decía aquella vieja publicidad de una tarjeta de crédito, hay cosas que el dinero no puede comprar. En el fútbol, eso se llama gloria. El club parisino tiene como objetivo ganar la Champions League. Siempre está cerca, pero nunca lo logra. Tener a Messi en un equipo en el que ya están Neymar, Mbappé (¿podría irse?) y Di María no asegura nada, pero ofrece más oportunidades.
Ayer las negociaciones entre el secretario técnico Leonardo, el presidente Nasser Al-Khelaïfi y Jorge Messi, padre y representante del jugador, duraron casi todo el día. Como suele pasar en estas charlas, en las que hay millones de euros en juego, también aparecieron intermediarios, algunos bastante conocidos. Uno de los integrantes de la familia dueña del PSG anunció, vía Twitter, lo que ya muchos medios del mundo daban por hecho. “La negociación está concluida. Se comunicará en las próximas horas”, escribió Khalifa bin Hamad Al Thani. Luego lo borró.
El PSG le ofrecerá a Leo un contrato hasta junio de 2023. El brasileño Neymar, con quien compartió el último fin de semana en Ibiza, fue uno de los que más empujaron para tenerlo como compañero. Los argentinos Ángel Di María y Leandro Paredes, con quienes Leo compartió el mes de la Copa América, también fueron determinantes.
¿Qué pasará entonces? Es casi un hecho que el club informe la contratación durante este fin de semana, y que el martes, en una Torre Eiffel iluminada, se produzca una megapresentación: sin Barcelona, el club que lo adoptó cuando apenas tenía 13 años, a Messi siempre le quedará Paris.
Oportunidades
“Cuando hablamos de jugadores de la talla de Messi, para muchos clubes, y en este caso para el PSG, son oportunidades que no suelen pasar por delante tuyo. El club está trabajando. Y si hay algún tipo de novedad, lo anunciaremos. Es una de las posibilidades”, comentó ayer el DT del PSG, Mauricio Pochettino, en conferencia de prensa.
“Sabemos lo que pasó el jueves, no voy a decir lo contrario, pero nuestra atención tiene que estar puesta en comenzar bien la temporada”, reconoció Pochettino. Mientras mantiene la ilusión de quedarse con el rosarino, de 34 años, el PSG debutará hoy en la Liga de Francia como visitante de Troyes, a partir de las 16.
“Estamos concentrados, mientras el club trabaja de manera paralela en el mercado de pases para tener más chances de que se cumplan los objetivos planteados”, manifestó el entrenador argentino. El PSG cuenta en su plantel con tres argentinos: Leandro Paredes, Angel Di María y Mauro Icardi, con quienes Messi ya compartió momentos en la selección argentina.