La objeción cundió con un fuerte tono de acusación y de denuncia: el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se aprestaba a dirigir un discurso de neto tenor socialista a los tiernos escolares del país, precisamente en el comienzo de un nuevo ciclo lectivo. No son tiempos de gran prosperidad para las ideas del socialismo, por certeras que sigan siendo, y no deja de sorprender que alguien suponga que sea en los Estados Unidos nada menos, y en boca de su presidente por si fuera poco, donde vayan a sostenerse pese a todo. ¿Qué les dijo el presidente Obama a los niños de su país, por la tele y en las aulas en su primer día de clases? Les dijo que se esfuercen mucho, que no abandonen la escuela, que presten atención a los profesores y que un país se fortalece gracias a la aplicación en el estudio; les dijo que no se dejen abatir por algún eventual fracaso y que tengan mucho cuidado con lo que cuelgan en Facebook. Les habló de Harry Potter y les habló de Michael Jordan, dos modelos de éxito en la vida.
¿Qué de esto es socialismo? Es difícil discernirlo. Ni siquiera bajo la paranoia política que es tan común entre los conservadores un discurso de esta especie puede parecer socialista, y nada indica que el capitalismo vaya a caer si los niños atienden en clase y cumplen en hacer los deberes. ¿Entonces por qué existió tanta inquietud en no pocos republicanos, no pocas familias, no pocas escuelas que desistieron de sintonizar el mensaje presidencial? Alguien interpuso un cartel en el camino del presidente Obama, cuando iba hacia la escuela de Wakefield con la hojita del discurso plegada en el bolsillo del saco. El cartel decía así: “Aléjese de nuestros niños”. En esa frase está la respuesta. El conservadurismo liberal cela rabiosamente la jurisdicción de la vida privada: no quiere que la política la toque en absoluto. Basta con que la roce, basta con que se le acerque, para que brote el grito de horror: ¡socialismo!
Se pueden quedar tranquilos. Si los niños no prestan atención a las cosas que se dicen en clase, tampoco habrán tomado nota alguna de las palabras del presidente Obama.