COLUMNISTAS
Facilismo

Sociedad, política y economía

imagen default
| Cedoc

Las sociedades son espacios en los que las personas interactúan dando lugar a relaciones que son definidas, por aquellos que las analizan, como políticas, económicas, sociales o culturales. La mayoría de las personas no sabe que esos actos son clasificados de esta manera. Ellas interactúan, y al igual que el burgués gentilhombre de Moliere “hablan en prosa sin saberlo”. Son los educadores que contrata ese burgués los que definen ese hablar como prosa; así como son los analistas,  científicos sociales y actores de la política los que agrupan las interacciones bajo las etiquetas (o conceptos) de económicas, políticas u otras; postulando además diferentes tipos de determinaciones entre ellas.

Pero esa tarea se hace con diferentes grados de rigurosidad. Sartori distingue tres tipos de discursos que se ocupan de la política: el de la especulación filosófica; el que se alimenta del conocimiento científico de los hechos políticos; y un tercero al que llama “el discurso común sobre la política”, “el lenguaje al alcance de todos”. Este último es el que abunda en los discursos de la clase política y de muchos ensayistas, lo que alimenta simplificaciones y falsas conclusiones que entorpecen la comprensión de la realidad. De esas simplificaciones y distorsiones nos interesa rescatar la relación entre la economía  y la política, así como señalar el papel de las ideologías en la dirección que toma la relación de una sobre la otra.

Lo primero a señalar es que la economía es un hacer que tiene lugar en la sociedad civil mientras que la política da lugar a otra sociedad que toma su nombre y dentro de la cual el Estado tiene un papel preponderante aunque no exclusivo. “Los conceptos de sociedad y de Estado, entendidos como recíprocos, complementarios, claramente enfrentados entre sí” aparecen ligados “en primer lugar, al desarrollo de la forma capitalista de organización de la producción… a la institución de la igualdad jurídica de las personas… y se transforma en el eje de un sistema en el cual lo público y lo privado van a poder ser escindidos como esferas  con entidad propia” (Estado y Sociedad…; Portantiero y De Ipola).

Lo segundo a destacar es la “determinación en última instancia” de la política sobre la economía (y sobre el resto de las interacciones) a partir del manejo que haga del Estado el gobierno de turno. Esto requiere recordar que: 1) fue la sociedad civil, a través de sus representantes, la que creó el Estado para superar “el estado de naturaleza” que llevaba a definir las diferencias por el uso privado de la fuerza. Para evitarlo delegó en su creación “el monopolio de la coacción física”; y 2) que ese Estado es una creación doctrinaria que toma forma a través de leyes y ordenamientos administrativos, pero que pese a ser tratado “como si fuera un individuo... cuando se habla de estado… se refiere únicamente al desarrollo… de la acción social de unos cuantos individuos” (Weber). Y esos “individuos” no son otros que los gobiernos de turno.

Esto permite una comprensión más objetiva de lo que ocurre en las sociedades. Empezando por los albores de la sociedad moderna: la revolución industrial que llevó al mayor desarrollo económico de la historia, junto a los mayores niveles de explotación y de pobreza, fue posible por un Estado manejado por la burguesía que puso su monopolio de la coacción física al servicio de esa explotación. Un Estado que según Marx no era “sino un Comité administrativo de los negocios de la clase burguesa”. Lo que contradice el discurso del “liberismo” cuando defiende la no intervención del Estado.

Por su parte, el Estado “socialista” al poner el monopolio de su coacción física al servicio de la socialización de los medios de producción, hace que la economía quede absolutamente determinada por la política.

En nuestra sociedad desde hace décadas el Estado ha sido manejado tanto por gobiernos militares  como civiles, y entre estos últimos por fuerzas políticas de diferente signo. Todos ellos con una pseudo ideología que los llevó a practicar, desde el Estado, un “facilismo económico (Aldo Neri dixit) que nos condenó al subdesarrollo y la pobreza.

*Sociólogo. Club Político Argentino.