1) Voy a citar a James Neilson en su editorial del 28 de agosto último en la revista Noticias: “La verdad –no la de Cristina, pero la corroborada por una multitud de documentos y por declaraciones juradas de distintos miembros de la familia Graiver– es que, si bien Papel Prensa siempre ha sido una empresa criticable, los representantes de Clarín y La Nación no habrían cometido ningún delito. Denunciarlos por haber aprovechado una oportunidad brindada por el régimen militar es cuando menos anacrónico, sobre todo de parte de quienes en aquél entonces eran abogados escurridizos que, desde su cuartel general en Río Gallegos, también aprovechaban las leyes dictadas por la dictadura para enriquecerse a costa de la gente en graves apuros económicos”. Este párrafo tiene ciento ocho palabras, bastante menos que las que pueden contarse en los veintiséis mil folios en el que se basó la Presidenta el día de su alocución contra Papel Prensa. La verdad suele ser simple. El peso de las palabras se puede medir de acuerdo a la integridad de quien habla. Para los incrédulos y los demasiado crédulos por suerte existen la historia y la memoria, a veces corta, cuando se quieren administrar los recuerdos, y olvidar que el primer traspaso aparentemente “forzado” de Papel Prensa fue durante un gobierno peronista.
2) El otro día recibí un sorpresivo llamado de Radio Nacional de parte de Eduardo Anguita, quien quería entrevistarme para su programa de la tarde. La sorpresa se originaba en que no me llaman medios oficiales y menos alguien que es responsable de la dirección de varios que apadrina el Gobierno. Fue una buena conversación. Me escuchó y yo pude hablar sin indignarme. No faltan motivos para irse de boca. La primera pregunta que me hizo era si no consideraba que había un buen clima de debate en el país gracias al cual la política vuelve a ser una preocupación seria de los argentinos. Le contesté que era escéptico respecto de este clima llamado: “de debate”. Para debatir hay que escuchar, para escuchar hay que poder cambiar de parecer, y tener la libertad para decidir nuevos rumbos. Lo que yo veía era un diálogo de sordos en el que de lo que se trataba era de ver quién grita más y más tiempo para ocupar espacios de poder. Quiso saber mi opinión sobre la venta de Papel Prensa que según su opinión se hizo en una mesa de torturas. Dije que si así se confirmaba, la cadena perpetua era la sentencia obligada para los culpables, pero que no sabía que la investigación hubiera terminado. Por otra parte, Anguita ignoraba que poco después la Presidenta cambiaría la tortura por la libertad ambulatoria.
3) El domingo 29 de agosto en el programa por Radio 10 que conduce Luis Novaresio, escucho una entrevista a Gabriela Michetti. El periodista le pregunta si ya está lanzada su candidatura para Jefa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Entre bromas y sonrisas responde que aún no son tiempos de candidaturas. Cuando Novaresio insiste en tono cordial y chistoso que le gustaría saber si quien la acompañará en la fórmula es Lombardi o Santilli, a cuál de los dos quiere más… Ella dice que los quiere a los dos, pero que la elección de un vicejefe es un asunto importante, que es una investidura con responsabilidades mayores y que no debe reducirse a aumentar el caudal de votos de alguna elección. Que el lector juzgue.
4) La Presidenta envió al Congreso con mayoría opositora el proyecto de una empresa Estatal de fabricación de celulosa. Hermes Binner dijo que estaba bien. También envió a la Justicia la denuncia sobre la venta supuestamente forzada de Papel Prensa. Binner también dijo que estaba bien. La suspensión de la compra del aceite de soja por parte de China se debió a las medidas proteccionistas argentinas para frenar la importación de autopartes que originó la protesta de la cámara argentina que agrupa a los fabricantes del sector. Binner dijo que estaba bien. Nadie entiende a este político opositor que no le hace al Gobierno un proceso de intenciones del tipo “se quieren quedar con todo” y cada medida que tomen la condena porque engorda ese propósito. Analiza medida por medida y se presta a dialogar con un poder ejecutivo legitimado por mayoría popular.
Conducta nada fácil de sostener pero que al menos trata de salir de la concepción de la política como la que exige decidir entre amigo-enemigo.
La política como choque maquiavélico entre intenciones malditas es lo que prefiere este Gobierno que acusa a una oposición de favorecer a las corporaciones, y es la postura predilecta de una oposición que lo cataloga como una asociación ilícita que se quedará con todo.
5) Existen buenas plumas al servicio de ideas contrastadas que es una pena que estén tan desencontradas. Los que quieren escuchar debatir sobre los problemas argentinos y enriquecer sus puntos de vista, no encuentran un sitio en el que se pueda apreciar argumentos bien defendidos. Por lo general, hay nichos ideológicos, intelectuales que parecen RR.PP al servicio de un jefe, y espacios custodiados en los que no entran disidentes. Se me ocurrió que podría producirse un programa de televisión con dos paneles en el que estén Pepe Eliaschev y Alfredo Leuco en uno, y Horacio Verbitsky y Mario Wainfeld en el otro, discutiendo los temas de la semana. Si a alguien le parece una propuesta demasiado latosa para un mundo tinellizado, podemos agregarle un número vivo musical como el dúo ‘Los Santillán’ –la Tota y María Laura– acompañados por Ricardo Fort. Lo importante es que se debata.
6) En un trabajo que hizo Estudio Bein&Asociados, reproducido por el suplemento de economía Eco informa que en los primeros seis meses de este año, los subsidios a servicios públicos y transporte alcanzaron la suma de $ 19.840, es decir un 3% del PBI. Mientras los precios según el IPC Estudio Bein aumentaron 250% desde la salida de la Convertibilidad, los pasajes de ómnibus, trenes y subtes, crecieron apenas 42%, 52% y 57%. De ajustarse las tarifas de acuerdo al incremento de los precios relativos, el colectivo pasaría de $ 1.25 a $ 3.67; el subte de $ 1.10 a $ 2.96, y los trenes de $ 1.05 a $ 6.37. La luz necesitaría un aumento del 160% y el gas del ciento por ciento. La inflación anual sin paritarias subiría el 70%. Más vale perder las próximas elecciones.
7) ¿Cuál es el problema más grave que tiene el país? Para la derecha es la inseguridad. Para la izquierda son las corporaciones. Para otros la inflación de el 30% y un dólar quieto. Están los que hablan de la falta de inversión y la fuga de capitales. Muchos piden transparencia. Otros insisten en que sin créditos internacionales el país se cae. Todos están de acuerdo en que el problema más serio es la educación.
Pero hay uno que es definitivo. Vemos grupos de chicos abandonados en las calles de la ciudad más rica del país que piden pan o monedas. Se los puede ver en zonas de 3 mil dólares el metro cuadrado. Este suceso también argentino es algo más que un golpe bajo para mojar pañuelos. Es una vergüenza de todos, incluida la claque de festejantes de siete años de crecimiento inclusivo y la gente dichosa por lo buena y linda que está Buenos Aires.
*Filósofo www.tomasabraham.com.ar