COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Suenan las dos campanas

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Cuando en esta columna se puntualizan errores, omisiones o faltas a los correctos principios del buen periodismo, son al menos dos las intenciones: una de ellas, favorecer a los lectores con una mejora en la calidad de los materiales que este diario le ofrece; la otra, generar mayor rigor en el manejo de la información por parte de redactores y editores.

El pasado domingo puse énfasis en destacar la ausencia de testimonios de personas mencionadas negativamente en una nota publicada el día anterior en la sección Política, con declaraciones de un financista que acusaba a personajes del entorno del juez Norberto Oyarbide en un presunto pedido de coimas. Mi crítica apuntaba a marcar la ausencia en esa nota de la palabra de los funcionarios judiciales y policiales mencionados por el entrevistado. Justamente el mismo domingo, con título en la tapa y amplia cobertura en las páginas 12 y 13, esa omisión apareció salvada, al menos parcialmente: el magistrado afirmaba que Asuntos Internos de la Policía Federal estaba actuando en el caso de los policías acusados y su secretario Carlos Leiva se había negado a responder preguntas de la autora de la nota. Hasta ayer, nada se publicó acerca de cuál fue la conducta de los policías mencionados, si se buscó entrevistarlos, si se negaron o si no hubo contacto con ellos. El caso, como lo exponía ayer PERFIL en su página 12, tuvo una derivación hacia la Cámara Federal porteña, que inició un sumario para que Oyarbide aclare el tema

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El Papa y el Che. El editor de Internacionales, Rodrigo Lloret, ha pedido tener derecho a réplica en relación con lo que este ombudsman escribió acerca de la forma en que fue editada, ilustrada y titulada una nota en la que intelectuales, periodistas y políticos italianos comentan las posturas progresistas evidenciadas por el Papa. Lloret pedía que su texto fuese publicado íntegramente y sin respuesta de este ombudsman en Cartas de Lectores. Esto no es posible: la sección se llama así porque es el espacio destinado exclusivamente a los lectores. No a editores, ni redactores, ni columnistas, ni al director del diario u otras autoridades.
Enumera el editor:
“1. La nota se tituló: ‘La revolución de Francisco sedujo a intelectuales y políticos de izquierda’. Siete fuentes lo validan, por lo que se trata de una nota muy sólida.
“2. La bajada dice: ‘Algunos hasta lo comparan con el Che’. No fue sólo una fuente, también lo dijo Angela Azzaro, vicedirectora de Gli Altri, pero para evitar la repetición, preferimos destacar la mención de Azzaro a la tapa de esa revista mostrando al ‘Camarada Bergoglio’.
“3. Se publicaron dos imágenes que comparan al Papa con el Che: un afiche de la alianza de izquierda italiana y la revista mencionada. Imágenes tan representativas deberían ser consideradas como fuentes.
“4. Se dio el crédito a Pablo Temes por la imagen.”

Vamos por partes: mi cuestionamiento no fue por el título y el contenido de la nota, como queda claro en la columna del domingo 5, sino sobre el título y la foto intervenida de la tapa, a los que califiqué como “cuanto menos engañosos”. Lo reafirmo: un solo testimonio de la nota interior infiere algo así, el de un político en campaña. Las demás fuentes citadas responden bien al título interior: ““La revolución de Francisco sedujo a intelectuales y a políticos de izquierda”.

En la bajada sí se exagera: “Algunos hasta lo comparan con el Che” es una afirmación que sugiere que lo hacen dos o más (más, mejor que dos), pero sólo hay uno. Si Lloret no creyó conveniente, como explica, poner en boca de otra fuente tal aseveración, privó al lector de mayor firmeza informativa y tal vez no estaría el ombudsman ocupándose del tema. Las imágenes son fuentes cuando su solidez y seriedad lo justifican. No es el caso. Finalmente: en la foto de tapa no está la firma del autor de la intervención fotográfica, que es lo que marqué.
Dice finalmente Lloret: “Quisiera que estas líneas sean publicadas en su totalidad (uso la misma extensión que usted utilizó) y sin una nueva respuesta suya, por dos razones: considero que muchas veces abusa de su posición para volver a criticar a los editores que criticó al responder una aclaración (¿necesitaremos un ombudsman para el Ombudsman?), y porque los lectores ya conocieron su crítica y ahora mi respuesta, por lo que pueden sacar sus propias conclusiones. Por último, celebro su prédica por estándares ‘suizos’ de periodismo para PERFIL, sin importar que usted nunca haya hecho periodismo en Suiza.” Una lástima que no se busque la excelencia, aunque cueste.

Es cierto que no trabajé en Suiza, pero sí más de 50 años con algunos grandes maestros. De ellos aprendí que este oficio debe ser riguroso y que lo que se publica es de tal valor que no justifica una “sobreventa” por la mera aspiración de impactar a jefes, editores y –peor aún– lectores