El octavo veto presidencial esta vez al proyecto de limitación del tarifazo consensuado en el parlamento así como el cese del congelamiento por dos meses al precio de los combustible anunciado, muestran a las claras que las condicionalidades del FMI ya impactan sobre las decisiones de política económica del gobierno de Cambiemos, tornándolas más rígidas y anti populares cada día que pasa.
En efecto en busca de garantizar el pago de intereses de la deuda el FMI requiere recortes presupuestarios fundamentalmente vinculados al denominado "gasto público" en especial salarios, jubilaciones y pensiones.
Nada nuevo, siempre lo hicieron los gobierno neoliberales que nos tocó soportar. Como señala Pablo Nemiña (Doctor en Ciencias Sociales UBA) “aunque los acuerdos recientes muestran que el FMI se ha vuelto más tolerante a la incorporación de controles a la cuenta de capital, reserva las políticas fiscales de expansión de la demanda sólo a aquellos países que poseen margen fiscal para hacerlo, que en su mayoría son los desarrollados” , no es el caso de la argentina.
Cabe esperar entonces más restricciones sobre salarios, jubilaciones y pensiones que redundarán negativamente sobre el nivel de actividad económica, profundizando el estancamiento que se observa en este primer cuatrimestre de 2018, sin que haya impacto en el descenso de los niveles de inflación, como se verifica este año donde a la caída de actividad económica se superpone una proyección de inflación por encima de la del año 2017, en torno al 30% anual o más.
Así las cosas, el veto presidencial a la limitación del tarifazo se transforma en un símbolo contundente de la incapacidad de administrar parlamentariamente el diseño de política socioeconómica que despliega el gobierno de Cambiemos, reforzada ahora en su intransigencia ortodoxa por las condicionalidades que impone el pedido de rescate al FMI que como el famoso “blindaje” que en su momento obtuvo Fernando de La Rúa, fue saludada por el gobierno y los medios que le son afines ( casi todos) como en “extraordinaria operación económica”. En fin, todo lo que podía salir mal, ha salido mal.