Si la novela del siglo XX narra, como dicen, el fin de la experiencia, la novela del siglo XXI narrará quizá el comienzo de la experiencia virtual. Aunque, pensándolo bien, ya no creo que sea la novela el género que narre la época. Hoy día quizá sean las series, cada vez mejor escritas, las que muestren acertadamente los tiempos que corren. Pero a lo que iba es a que la experiencia actual, salvo que te roben o te enamores, es televisiva, digital. De eso se trata todo, del modo en que uno se desplaza a través de la infinita oferta mediática.
Y en esa experiencia hay momentos bizarros, sobre todo cuando en el zapping intentamos huir de las imágenes de cráneos destrozados por el ejército norteamericano en Paquistán y corremos tanto con el dedo que pasamos a través de las Shakiras, las Thalías y los hijos de varios cantantes de los setenta para llegar finalmente a una zona de canales pateados al fondo de la lista, una ensalada inquietante, como esa mesa de casamiento donde quedaron unas valencias libres que no se sabía bien con quién sentar. Canales extranjeros, culturales, católicos, incluso el canal de la seguridad del edificio. Hay mucho más emoción ahí para el gourmet del zapping que en las zonas calientes del rating local.
Los canales extranjeros tienen un aire en común: están todos en situación de living, como en esa película de Buñuel, donde los invitados no logran salir de una casa, así los presentadores del canal chileno, el italiano y el mexicano no logran salir de los sillones del insomnio, unas ruedas de chimentos de 24 horas, mujeres muy producidas, las italianas en general veteranas, guapas y retocadas, las mexicanas maquilladas como muñecas con peinados insostenibles y pestañas de Cleopatra, hombres de traje violeta con pañuelo rojo en el bolsillo del saco, mucho espray en el jopo. No importa de qué hablan, se ríen mucho. En el canal de al lado, el cardenal Bergoglio habla del beato Juan Pablo II, en el otro una sexóloga-parasicóloga habla del sexo durante el embarazo y TV Chile ofrece un gran titular algo atrasado: “Ex ministro argentino le quita la mujer al Manguera”.
