Una de las críticas que más se oyen sobre el lenguaje de los medios es que han eliminado o están en camino de eliminar el subjuntivo. Si me dijeran que observan usos incorrectos de ese modo del verbo, lo entendería, pero no si me dicen que está desapareciendo, porque, francamente, no veo que eso ocurra.
Hay un caso, sí, en que el subjuntivo se reemplaza por otro modo, pero es más frecuente entre los hablantes en general que en la prensa porque, como es un error muy grosero, los periodistas, hasta los que peor manejan la lengua, lo saben y raramente lo cometen. Se trata del uso de potencial en lugar de subjuntivo en las proposiciones condicionales: el famoso “si sería” por “si fuera” o “si fuese”.
Y aquí un pequeño excurso. La Academia ha “eliminado” el potencial como modo y lo incluye ahora en el indicativo, pero con el nombre de “condicional” o “pospretérito”. Los dos nombres representan valores diferentes de esa forma. Con “pospretérito”, nombre que pertenece a la terminología de Andrés Bello, se describe ese tiempo, sin duda un tiempo del indicativo, como futuro de un pasado. Por ejemplo, en la oración “Le pedí dinero y prometió que me lo daría”, “daría” indica posterioridad con respecto al pasado “prometió”. Ese valor de futuro de un pasado no estaba incluido en la denominación tradicional de “potencial”, pero ningún nombre puede abarcar todos los significados de una forma. Ahora, con “condicional”, se pretende abarcar el resto de los valores. Sin embargo, el cambio puede ser peligroso. Es cierto que muchas veces no es potencial (es decir, posible), sino irreal (es decir, imposible), sobre todo cuando, en su forma compuesta, se refiere al pasado, pero llamarlo “condicional” puede inducir a pensar que es la forma que debe usarse en las proposiciones condicionales, justamente el grave error que mencionamos al principio.
Volvamos ahora al subjuntivo (un nombre que tampoco hace justicia a ese modo). Cuando la gente se queja de que lo han eliminado, en realidad quiere decir que lo usan mal. Y tampoco es que lo conjuguen mal, como dicen algunos, porque la cuestión no es morfológica, sino sintáctica. La queja se refiere, concretamente, al uso de un tiempo por otro.
Algunos puristas critican que no se use el futuro de subjuntivo, que se diga “sea como sea” en lugar de “sea como fuere”, pero el futuro de subjuntivo dejó de usarse hace tiempo. Ya no está Quevedo para recetarnos en su Aguja de navegar cultos: “Quien quisiere ser culto en sólo un día la jeri aprenderá gonza siguiente…”. Queda en algunos proverbios que mantienen su forma original, como “Adonde fueres haz lo que vieres”, que lo necesita para conservar la rima. Y en algunas leyes (“El que cometiere… será penado…”), que bien podrían actualizarse, porque suelen estar muy mal redactadas. Hoy en día, el futuro de subjuntivo se reemplaza por presente de subjuntivo (“sea” por “fuere”) y, en las proposiciones condicionales, por presente de indicativo (“es” por “fuere”). Lo que no hay que hacer es reemplazarlo por imperfecto de subjuntivo (“fuera” por “fuere”), un error bastante frecuente.
Un error que sí es grave y que, lamentablemente, se oye y se lee a menudo, es usar presente de subjuntivo (“sea”) por imperfecto (“fuera” o “fuese”) en proposiciones volitivas que dependen de un verbo en pasado. La regla indica que, si el verbo principal está en presente, debe usarse el presente de subjuntivo (“Me pide que haga tal cosa”) y, si el verbo principal está en pasado, debe usarse el imperfecto de subjuntivo (“Me pidió que hiciera tal cosa”). No debe decirse, entonces: “Me pidió que haga tal cosa”.
Pero también en esto hay que tener cuidado al criticar. La regla es estricta si la orden, prohibición, pedido, etcétera, ya se cumplió o si no se cumplió y se sabe que no se va a cumplir, pero cuando el cumplimiento está pendiente y no se puede asegurar si se va a realizar o no, puede usarse el presente de subjuntivo en correlación con el presente del narrador. Nótese la diferencia entre “Ordenó que lo hicieran” (sabemos que lo obedecieron o que no lo obedecieron) y “Ordenó que lo hagan” (no sabemos si van a obedecerlo).
Muchas veces, cuando la prensa da una información, se trata del segundo caso y entonces la construcción es correcta.
Tal vez la lengua pueda reducirse a un conjunto de reglas, pero esas reglas son tan complejas y abarcan tantos casos diferentes (incluso casos imprevisibles, porque nadie puede prever los hechos de habla que todavía no se han producido) que aplicarlas sólo en sus puntos más generales puede llevar a un empobrecimiento del lenguaje y, lo que es peor, a errores graves.
*Profesora en letras y periodista
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