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Un modelo que no funciona

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Gran pregunta. Si con la ayuda de Trump la popularidad a Milei le va a volver a sonreír. | AFP

Cuando la población comienza a pedir cambio de modelo los gobiernos entran en problemas. Es raro que un modelo sea cuestionado antes de los dos años de ponerse en marcha. No le sucedió ni a De la Rúa. Se lo cuestionó antes a él, que a la idea de terminar con un peso un dólar. Cuando no estuvieron los dólares ni los pesos todo estalló. Pero al modelo Milei/Caputo o, lo que se entiende como su modelo económico que básicamente es estabilidad, superávit fiscal, ajuste económico y dólar controlado, le ha crecido un fuerte cuestionamiento.

Hay un problema con el costo social y recesivo de los resultados. Actualmente menos de un 16% apoya totalmente el modelo económico, hay otro 21% que lo apoya porque le gusta la intención, pero considera necesarios cambios. Y qué decir del otro 62% que está pidiendo cambios, un 48% en forma total y un 14% que pide cambio, pero manteniendo la estabilidad. Como vemos, hay un 37%, algunos con condicionamientos, que apoyan la orientación mientras el resto la rechaza. No es casual tampoco que más de la mitad de los argentinos prefiera que suban los precios si con ello se reactiva el mercado interno. El modelo es como un auto naftadependiente. Cada tantos kilómetros se le acaba el combustible y tiene que volver a cargar. Paga con la tarjeta de crédito, después toma cuotas, y empieza a entrar en el listado de posibles incobrables. Claramente es un modelo que funciona a dólares prestados conseguidos, o por el blanqueo, o por el crédito del FMI, por las ayudas del BID y del Banco Mundial, y ahora parece que por un swap. En síntesis, el modelo no funciona si no lo empujan todo el tiempo desde afuera.

Los problemas económicos que sufre gran parte de la población más los errores de conducción política, más las sombras de corrupción aceleraron una demanda de cambio que puso a Milei contra las cuerdas.

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Cuando no se sabía si había llegado al piso de la popularidad apareció el amigo americano para intentar salvarlo. Ese amigo también le está pidiendo cambios tanto en relación con la gobernabilidad como con el programa económico. Un programa que el exviceministro de Economía confesó que nunca entendió. Y creía que tampoco lo habían entendido los técnicos del FMI.

Veremos qué pasa el 14 de octubre, para tener mayor claridad sobre de qué ayuda se trata, aparte de un tuit, una declaración y una foto. Si dará lugar a un programa que contribuya a mejorar los ingresos y genere expectativas de movilidad social o solamente será un programa de ajuste que mantendrá la sensación de que por este camino vamos al empobrecimiento.

La gran pregunta es si con la ayuda de Trump la popularidad a Milei le va a volver a sonreír. Si podrá recuperar la confianza de sus votantes. No tenemos datos actualizados, pero hacia fin de año un 36% veía como positivo el alineamiento Milei/Trump, ya que ayudaría a mejorar le economía nacional. No sabemos si ese porcentaje se mantiene estable, subió o bajó, pero lo cierto es que si el Gobierno llegara a una cifra electoral parecida a dicho porcentaje o más gracias a la magia del magnate de Washington, respiraría. Y podría pensar si hacerles caso o no a los consejos de Macri y de gran parte del círculo rojo de que es hora de cambiar para poder entregar el Gobierno dignamente. La historia está abierta aún. Estamos en medio de la tormenta con el equipo económico volando a Washington y Basset diciendo que plata no hay, solo swap. Habrá que esperar para ver. Mientras tanto la oposición mira y golpea sobre los errores del Gobierno e igual que la población cuestiona el modelo.

Todos quieren cambios, más allá de que no son los mismos cambios. Luego de la elección Milei estará obligado a consensuar. Veremos si lo que él entiende por consenso es lo mismo para todos los que le piden cambio.

*Consultor y analista político.