La idea de que un sistema internacional basado en normas es el mejor garante de nuestra seguridad y nuestra prosperidad ya no es evidente para todos.
La confianza en la cooperación internacional, la búsqueda de soluciones comunes, de instituciones sólidas y eficaces: todo eso se está erosionando hoy día y amenaza con traernos a un “mundo de ayer”. Este año incluso, en la LV Conferencia de Seguridad de Munich, la situación crítica en la cual se encuentra el multilateralismo dominará los debates. El orden internacional se encuentra sometido a presiones masivas. Algunos actores apuestan cada vez más por la política de potencia, minan la idea de un orden fundamentado en normas con el fin de poder aplicar la ley del más fuerte para su propio beneficio. Al mismo tiempo, en numerosas sociedades, incluso en las del mundo occidental, se hacen críticas en cuanto a la aparente ineficacia de la cooperación internacional.
Cada vez más voces se alzan para decir que convendría rechazar la cooperación multilateral, debido a su excesivo costo, y hacer como si los problemas mundiales –tales como el cambio climático, las migraciones y la ciberseguridad– pudieran tratarse al interior de las fronteras nacionales. La competencia entre grandes potencias y el auge de los nacionalismos conllevan un estallido cada vez mayor del orden mundial en los ámbitos político, económico y empresarial.
Con el fin de contrarrestar esta tendencia, los Estados que comparten ideas afines deben emprender acciones comunes y reforzar su compromiso en favor del multilateralismo. Francia y Alemania tienen la intención de ser pioneros en la materia. En concertación con nuestros socios europeos, apostamos por la cooperación multilateral y por un orden mundial fundamentado en normas. Estamos convencidos de que un compromiso renovado en favor del multilateralismo, una alianza para el multilateralismo, es más que nunca necesaria para estabilizar el orden mundial basado en normas, preservar sus principios y adaptarlo a nuevos retos, si fuese necesario. Por ello deseamos, con socios del mundo entero, constituir una red de actores que compartan los mismos puntos de vista y estén guiados por la misma preocupación de conciliar sus intereses nacionales y la defensa de los bienes comunes de la humanidad.
Debemos proteger las normas, acuerdos e instituciones internacionales cuando se encuentren sometidos a presiones, y cuando su existencia o financiamiento estén amenazados.
Esto atañe, en particular, al derecho internacional, así como a los derechos humanos y al derecho humanitario internacional, que sufren día tras día violaciones en el mundo entero, exacerbando los conflictos al interior de los Estados y entre los Estados. Eso implica que nos comprometamos en favor de un comercio libre y equitativo, y que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para preservar los avances diplomáticos significativos, tales como el acuerdo sobre la cuestión nuclear iraní, los acuerdos sobre la lucha contra el cambio climático o los regímenes de control de armamentos.Debemos también dar fe de un compromiso y de una determinación cada vez más grandes, ahí donde una regulación política es necesaria y en donde nuevos retos exigen una respuesta común.
Esto vale, en particular, para las crisis regionales y los nuevos mecanismos de cooperación en materia de seguridad. En la era digital, nos comprometemos para lograr una regulación apropiada que concilie respeto por la vida privada, preocupaciones vinculadas a la seguridad y defensa de las libertades individuales. Y nos proponemos formular respuestas multilaterales eficaces a los ciberataques y a las manipulaciones malintencionadas de la información.
Sin duda alguna, el sistema multilateral actual no es perfecto. Todavía no está en condiciones de encontrar las respuestas adaptadas a los innumerables retos pendientes. Aquellos que, como nosotros, defienden el multilateralismo deben también velar por que este sea más eficaz, más representativo y más reactivo. El orden político y económico mundial debe volverse más inclusivo y más eficaz con el fin de aportar a las ciudadanas y ciudadanos del mundo entero resultados más tangibles.
Los retos son gigantescos. No hay una solución única. Por el contrario, es importante constituir redes flexibles de Estados comprometidos que –gracias a una geometría variable y a la diversidad de participantes– producirán el máximo de efectos. Coaliciones de Estados que comparten los mismos puntos de vista deberían formarse en función de los temas, con el fin de obtener resultados políticos concretos. La participación en esta red por el multilateralismo no es exclusiva pero su objetivo consiste en contribuir, de manera comprometida y duradera, a los objetivos de la Alianza por el multilateralismo.
Francia y Alemania están dispuestas –en concertación con otros socios que comparten sus puntos de vista– a desempeñar el papel motor y de pivote para esta red. Durante los dos próximos años, París y Berlín utilizarán la presencia de Alemania en el Consejo de Seguridad –como miembro electo en 2019 y 2020– como una oportunidad para trabajar juntas por el fortalecimiento del multilateralismo, en particular con motivo de nuestras presidencias sucesivas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en Nueva York, en marzo y abril próximos. Al respecto, nuestros socios europeos y las instituciones europeas desempeñan un papel clave. La Unión Europea es una pieza fundamental del sistema multilateral. El compromiso y la búsqueda, del justo equilibrio entre diversas posiciones, se inscriben en lo más profundo de su ADN. Ha llegado la hora de estrechar nuestros lazos y de construir una red sólida y comprometida que permita preservar la diplomacia multilateral de las falsas promesas de una acción puramente nacional, así como de una política de potencia desenfrenada.
*Ministros de RR.EE. de Francia y Alemania.