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Una bicicleta para siempre

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Bicicletas | Cedoc

Hay placeres que forman parte de lo que aparenta solo pragmatismo y esfuerzo. Se cuelan por la necesidad, irrumpen de golpe. Están por fuera del consumo, no son contabilizables; es goce instantáneo; no forma parte del ofertorio de satisfacciones, su manifestación no se registra. Es personal, inesperado, físico.

Pueden ser pequeñas expresiones en la vida cotidiana. El calor del agua en las manos al lavar los platos, un atisbo de sol abriendo las ventanas. Aunque repentino, es palpable. Ni virtual ni ilusorio (me viene la genial frase del cuento de Cortázar: “¡Quién puede contra esa ingenuidad que nos va dejando vivir!”). Es pura vitalidad que probablemente ninguna inteligencia artificial experimente, aunque la consiga describir. Hoy me sucedió mientras pedaleaba.

Como todos los días, regresaba del taller, por la misma bicisenda, casi a la misma hora, reconociendo edificios y árboles. Y de golpe, en una bajada de Aráoz, la velocidad me tomó por sorpresa, solté los pedales y sucumbí al disfrute del traslado. Solo eso, me desplazaba. Pero lidiando con el frío y la resolución mental de algunas obligaciones, emergió una sensación imprevista. Cumplía con mi tarea cotidiana, de manera gozosa, gratis y fortalecida.

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La bici no cansa, no cuesta y transporta. Me subí a los 5, como a los árboles. Fui al colegio, al trabajo, hice mandados, el Camino de Santiago, la tumba de Borges. Todos los días me lleva a alguna parte, es la de siempre –solo recambio de algunos repuestos; base de fierro, extensión privilegiada, hogar andante. La bici es alivio, libertad, ejercicio, distancias, rostro renovado. Agudiza la mirada, desarma inquinas, acerca, activa.

Quiero aprovechar el súbito placer del pedaleo en bajada para recomendarla en tiempos tan difíciles, incosteables. Es bienvenida en los garajes (una ley obliga a aceptarlas, a un costo menor al 10% de un auto), ahora se puede ingresar al subte en el primer o último vagón, o como siempre, en el furgón de los trenes. Y si consiguen enganchar una dínamo, la noche se ilumina a puro pulmón.

Por fin pude escribir mi elogio a la bici, seguramente formando parte de un hashtag universal.