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Una Eliminatoria manipulada por Conmebol y un plan que falló

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Chile 92. El Toto Lorenzo, DT de Argentina, y Brasil campeón. | cedoc

Las Eliminatorias sudamericanas que se disputaron para el Mundial de Chile del 62 fueron un bochorno. Arrancó con dos clasificados: Chile, por ser el anfitrión, y Brasil, el último campeón. Quedaban cuatro lugares para las selecciones sudamericanas que se iban a definir en las Eliminatorias. Pero antes de que empezara a rodar la pelota ocurrió una tragedia descomunal: el terremoto más devastador de la historia. En los 14 minutos que duró el sismo provocó la muerte de dos mil personas, dejó unos dos millones de damnificados y afectó cuatro ciudades del sur de Chile que habían sido elegidas como sedes del Mundial. Los destrozos generaron incertidumbre sobre la organización del Mundial. Pero faltaban dos años para que comenzara y el mundo tuvo gestos solidarios con las víctimas de Chile. Conmebol también.

La Confederación Sudamericana decidió manipular las Eliminatorias para colaborar con la economía de un país devastado. Entonces armaron cruces a dedo en los que eligieron a selecciones de países limítrofes para que enfrentaran a las más lejanas y débiles. El plan era que se clasificaran los países vecinos para que los hinchas pudieran viajar y dejaran unos billetes que ayudaran con la reconstrucción de los estadios y otros gastos. A Argentina le tocó Ecuador, Perú enfrentó a Colombia, Bolivia jugó ante Uruguay y el rival de Paraguay fue México. Sin embargo, la maniobra no salió tal cual estaba planeada. Esto es fútbol.

Argentina fue el único que cumplió con el deseo de Conmebol. Como un buen vecino, le ganó a Ecuador 6-3 en Guayaquil y 5-0 en La Bombonera (parece que por entonces el estadio de Boca no era mufa para la Selección, como algunos dicen ahora). Para Argentina la clasificación fue un trámite, la más sencilla de todos los mundiales. En cambio, Perú, Bolivia y Paraguay, los otros elegidos, perdieron sus cruces y frustraron la maniobra. El PreViaje que inventó Conmebol no logró incentivar el turismo mundialista

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El Mundial de Chile, además de la Eliminatoria bochornosa, dejó otras perlitas: fue el más violento de la historia. Hubo cinco jugadores fracturados, cincuenta lesionados y un partido, el que disputaron Chile e Italia, que fue bautizado como La Batalla de Santiago. 

A la Selección argentina le fue pésimo: dirigida por el Toto Lorenzo, no pasó la fase de grupos. Ganó un partido, empató otro y perdió el tercero: afuera. Fue también el Mundial de la ausencia de Pelé, que se lesionó en el primer partido y tuvo que resignarse a mirarlo de afuera. A pesar de no contar con su máxima estrella, Brasil logró el bicampeonato.

Más allá de todo, es notable que ciertos manejos turbios que cada tanto se les reprocha a aquellos que manejan el fútbol tienen tantos años como el fútbol mismo. Aunque a veces la pelota se rebela y no acata las órdenes de esos señores que nunca la trataron.