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OPINION

Una justa, pero sin caballeros

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Todo preparado. El escenario en la Facultad de Derecho de la UBA, donde hoy será el debate. | cedoc

Uno contra el otro. Y viceversa. Tratan de voltearse de sus jacas, como en los torneos medievales. Protocolos, lanzas, armaduras, pompa y ceremonia. Menos deportiva, la justa de esta noche puede compararse a las de aquella epoca. Con una diferencia decisiva: los contendientes no son caballeros. Y llegan al encuentro con leyendas negras, uno prometiendo la conversión política de su conducta a partir del 11 de diciembre, como el pase de una religión a otra; y, el otro, diciendo que insistirá con sus propuestas radicales cuando muchos que lo votan creen que no podrá cumplirlas (dolarización, cierre del Banco Central, etc.). Un desafío de fe el enfrentamiento entre Sergio Massa y Javier Milei, uno de los dos próximo Presidente de la Argentina.

Tal vez la confrontación pública determine hoy la tendencia del ganador para el otro domingo, ya que ambos están parejos para la segunda vuelta como indica la esencia del instrumento electoral. Es su naturaleza, como el dato curioso que su ejercicio premia al vencedor por el voto negativo a su contrincante. Pocos son los que se expresan a favor de un candidato en la urna, más bien eligen por hundir al otro aspirante, por oponerse. Es “no” más que “sí”. Esta herramienta jurídica, instalada en Francia desde los tiempos de la Constitución Argentina de 1853, se importó por obra y gracia de Arturo Mor Roig, un radical ministro del gobierno Lanusse, quien la incorporó por una decisión política: a su juicio, el peronismo no representaba 50% del electorado y perdía en una confrontación binaria. Se equivocó: Perón y otros demostraron falsa esa ecuación con porcentajes de 52 y 54%. Nadie sabe si los Montoneros asesinaron a Mor Roig por haber instalado ese equívoco propósito o, lo más probable, por su soberbia publicitaria de eliminar a un civil colaborando en una administración militar.

Sin embargo, este tecnicismo jurídico a ser aplicado el domingo próximo parece superado por anomalías no imaginadas por un jurista. Son las anomalías de diverso tipo que rodean el resultado: desde el fraude en las mesas o en el recorrido electrónico a combinaciones políticas no previstas. Dos columnas débiles del sistema democrático. La bisoña Libertad Avanza se tortura con la fiscalización y el conteo de votos, se obsesiona por su presunto déficit en esos rubros y hasta promovió un video como advertencia sobre una conocida práctica desleal: el encadenamiento del voto. Pero ese mecanismo es un vejestorio que supo ser utilizado en tiempos de los “barones del Conurbano”, fácilmente controlable con voluntarios atentos. Igual que otras trampas conocidas en el mismo territorio –recordar que allí se define la elección, de acuerdo a la diferencia entre un candidato y otro– cuando los intendentes presumían de “pesar” los votos en lugar de contarlos (frase atribuida a Hugo Curto, exjefe distrital de Tres de Febrero).

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En el balotaje, pocos se expresan a favor, más eligen para hundir al otro aspirante

Otras maniobras menos contempladas y más interesantes aparecen ahora, cuantitativamente más decisivas: pactos secretos que la segunda vuelta habilita gracias a los resultados de la primera. Por ejemplo, el cambio de administración en diversos distritos provinciales luego del comicio reciente, cuando el peronismo reemplazó a sus adversarios. Por citar casos, Lanús o La Plata, determinantes por volumen o importancia. No son cambios únicamente de una mano política, como podría ocurrir en el orden nacional, hay entendimientos de las partes que compitieron para conservar cierta sintonía y tranquilidad. En ese plano, más de uno podría esperar –luego de tantas críticas acerbas de la oposición– investigaciones futuras sobre la gestión de cuatro u ocho años de los jefes reemplazados. ¿Acaso Cristina, Alberto o el mismo Massa no estarían inquietos por algún tipo de revisión encarado por la nueva sociedad Milei-Macri? ¿No fue el ingeniero boquense quien siempre se arrepintió por haber recibido a libro cerrado el gobierno de la viuda de Kirchner? También sucedió al revés, con la deliberada desidia de Axel Kicillof por rebuscar en la gestión de María Eugenia Vidal. Y ella no fue condescendiente con Daniel Scioli. Ahora, la ceguera y el silencio se vislumbra en otras localidades, como si suceder a Martín Insaurralde por el kirchnerismo fuera igual que reemplazar al actuario Néstor Grindetti por una fracción opuesta, para colmo de La Cámpora. Y seguramente todo será lo mismo.

Rara esa complacencia entre partidos, entre líderes que se imputaron barbaridades y, luego, tras una conveniencia mutua, se ofrecieron convivencia y connivencia por razones democráticas. Esa madurez cívica se manifiesta en la Capital de la Provincia, entre el vencido Julio Garro y su vencedor Julio Alak, superadores de mezquinas instancias propias, según dicen. Al menos, esa será la excusa y que, en aras de la estabilidad institucional, cunda en los nuevos una cierta miopía sobre el pasado para habilitar cuestiones del futuro, sobre todo en las Legislaturas. Típico del oficio político para gobernar en paz. Pero habrá contrapartidas a observar en ese tradicional negocio y, se puede sospechar, que la desilusión por el fracaso electoral en ciertos distritos le quitará empeño o facilitará ausencias a quienes fueron fiscales. Hay presunción de renunciamientos o distracciones en ese núcleo que perteneció a Cambiemos, más allá de eventuales pactos con sus sucesores. Será interesante la comparación de números finales entre una elección y otra en esos lugares con un alerta previo: nunca hay denuncias ni procesos sobre las pasadas administraciones locales, son inobjetables. O tal vez intocables.

Los dos candidatos tienen dificultades en Buenos Aires, la provincia que decide todo

Preocupación no prevista para Milei ni para su cuerpo de asesores, nuevos o viejos. No es el único que sufre: también a Massa le falta claridad sobre el entusiasmo de los intendentes de su fracción, ya elegidos recientemente, quienes gastaron hasta el último cartucho por su supervivencia y, ahora, escasos de recursos, tropiezan para organizar sus huestes. No pueden repetir lo que hicieron, nadie sabe tampoco si tienen ganas. La suerte de ellos ya se jugó –como la del mismo gobernador Axel Kicillof–, lograron su objetivo y, para la función del otro domingo, requieren no solo de afinidad ideológica con su delegado Massa, también aditivos o santos mandatos para acompañarlo.

Dificultades complejas para los dos candidatos en la provincia que decide el destino de la Nación y en la que importan otras cuestiones, superiores a las denuncias sobre el “Chocolate” Rigau, los operativos de espías, la ilegalidad de las escuchas y quién es el jefe/a de Tailhade o “Conu” Rodríguez. O el triunfo parcial del Partido Judicial sobre el Partido Cristina. Aunque de esto, más economía, inflación, seguridad y política exterior se hablará esta noche.