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Sapienza

Una lección ejemplar

Si hay alguien que sabe lo que hace, ese es el Papa. Hay que ver con qué convicción imparte misa dado vuelta o retrocede en el idioma hacia los feudos del latín. Qué le importa estar al día: las leyes que él encarna son divinas, y por lo tanto eternas; la actualización es cosa de laicos, que se preocupen ellos por el detalle del paso del tiempo.

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Si hay alguien que sabe lo que hace, ese es el Papa. Hay que ver con qué convicción imparte misa dado vuelta o retrocede en el idioma hacia los feudos del latín. Qué le importa estar al día: las leyes que él encarna son divinas, y por lo tanto eternas; la actualización es cosa de laicos, que se preocupen ellos por el detalle del paso del tiempo.
Ahora se han retobado los profesores y los estudiantes de La Sapienza, la Universidad que otro Papa, Bonifacio VIII, fundara en 1303. No obstante esa marca de origen, rechazan ahora, y con vehemencia, la visita de Benedicto. No lo quieren en las aulas, y mucho menos en el Aula Magna, y para dejarlo sentado declararon la “semana anticlerical”. ¿Qué arguyen? Oscurantismo.
La respuesta brotó sin demora de todo el arco de la política italiana. “¡Intolerancia! ¡Censura!”, clamó el dedo acusador de Silvio Berlusconi; pero no otra cosa que eso (“¡Intolerancia! ¡Censura!”) señaló el primer ministro Prodi, ni algo distinto de eso (“¡Intolerancia! ¡Censura!”) detectó el alcalde Veltroni. También estos moderados de la centroizquierda, y no sólo los que sueñan con un mundo sin inmigrantes ni homosexuales, se sintieron ofendidos por el atropello que los universitarios desplegaron sin vacilación. ¿Censura al Papa? ¿Intolerancia con él? ¿No saben estos doctos lo que vale una tradición milenaria? ¿Qué es lo que creen? ¿Que cualquiera al que se le antoje puede ponerse a censurar? ¿Que cualquiera puede ponerse de repente intolerante? ¿Los siglos no cuentan? ¿O pretenden tal vez que los libros y los papados deban ser incompatibles? Que sepan entonces que, a la vera de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, reluce una estatua de Juan Pablo II. Un modelo de convivencia, una lección ejemplar.