La reunión de los veinte en Hamburgo podría ser el comienzo de la hecatombe como aquel “Munich 1938”, con Mussolini y Hitler firmando con los diplomáticos franceses y británicos, que creían haber conseguido la paz. En estas semanas el mundo muestra su ridiculez e importancia. El sonriente Jefe de Corea del Norte lanza un misil de alcance intercontinental, pero de emboquillada como un gol de Messi. Los norteamericanos que defienden la amedrentada Corea del Sur, replican lanzando misiles sin carga pero con puntería admirable. Trump mantiene su fuerza naval en los entornos del mar de la China y reclama de Xi Jinping que sea el quien deba sacar las castañas del fuego. ¿Y si el líder juvenil-sonriente de Corea se enoja? El 90 % de los consumos de esta Corea provienen de China, además.
Trump, también juvenil, manifestó por Twitter que a su juicio el presidente Vladimir Putin debería haberse involucrado contra el peligro de Corea del Norte. En realidad Trump, hacía dos meses cuando movió sus naves nucleares ante las “provocaciones” del líder coreano con sus mísiles de medio alcance (todavía) apuntando hacia Japón, pensaba que una intervención norteamericana de castigo, costaría mucho a Corea del Sur, pero EE.UU. quedaba fuera de alcance. Ahora todo cambió y Trump busca escuderos de la pesada mundial.
El presidente Trump se mueve con esa inquietante agresividad que solo pueden tener los adolescentes y los agonizantes ya jugados. Estaba acostumbrado a sufrir quiebras de algunas de sus muchas empresas y él es un winner, pero no un loser. Pero ahora lo que se quebraría es el mundo con la condición humana adentro, como un repleto colectivo 60 envuelto en llamas.
Tiene conflictos erga omnes. Se sabe que desprecia a los políticos y los periodistas, sin contar mexicanos. Con Putin tiene una admiración machista, probablemente repetirá sus vituperios por Ucrania sin saber que el imperio de todas las Rusias nació del príncipe de Kiev que creó el principado de Moscú. Y Kruschev en los debates de las Naciones Unidas, para tener un voto más, dio a Ucrania el estatuto de república soviética. Ese tema es mucho más complejo, incluso para los politólogos encumbrados (los rusos se mueven con sentimientos y razones imperiales).
El desafío atómico entre dos príncipes juveniles no sería la única forma de destruir el mundo. El tema ecológico desespera a científicos y sensatos porque en realidad la temperatura superó cómodamente la barrera convenida en la reunión del medioambiente de París y que Trump desacordó. Arabia Saudita y Turquía, se le pliegan. Este es el tema de Merkel y de toda Europa, a la que se sumó la contaminante China (que además defiende la globalización y el libre mercado ¿será táctica o estrategia?). China demuestra que necesita bastante tiempo antes de volver a priorizar el comunismo doctrinario de Mao.
Merkel volvió a su sonrisa y buenas encuestas desde que asumió Emmanuel Macron en Francia que aporta un entusiasmo degaullista a la desteñida política de la Unión Europea. Macron-Merkel serán De Gaulle-Adenauer para cumplir lo que falta para ser una presencia internacional de pleno diálogo con los imperios dominantes: Rusia, Estados Unidos y China. Macron es una aparición política sorprendente, como lo era Trump en otro sentido. Este con paso de John Wayne, Macron como el refinado Maquiavelo que retomase su puesto en el Palazzo Vecchio de Florencia.
El atolondrado Brexit británico devuelve al eje franco-alemán sus mejores posibilidades. Fue la poda que renueva el bosque mustio. Si bien el aporte de Gran Bretaña era muy importante por tratarse de una potencia con poder marítimo nuclear, su retiro ayuda a que los alemanes abandonen ese culposo complejo de desarme que les impidió responder al peligro actual del mundo y ausentarse de la defensa europea. Macron y Merkel ya coordinan un nuevo programa de defensa conjunta y el aporte germano dará a la Unión Europea la posibilidad de dejar de ser una “potencia venusiana” como la calificaron burlonamente los asesores de George Bush. Así completarán los franceses los tres puntos de De Gaulle: “Un país es un ejército, una moneda, un idioma”.
Los problemas son tan importantes y peligrosos que el encuentro de Hamburgo remitirá muchos temas y aclaraciones a la reunión de Buenos Aires. En todo caso Trump recibirá palabras muy firmes de Putin, de Xi Jinping, de Merkel y de Peña Nieto y comprenderá que el mundo no es solo su U.S.A.. Moderará su subestimación ingenua.
El presidente Macri tiene la oportunidad de hablar de nuestra soberanía en Malvinas con la temporaria ministra de Gran Bretaña, sin que una Malcorra lo corrija por haber dicho esa palabra obscena en un encuentro de corredor. Macri es bien recibido por el liderazgo mundial y tendría la oportunidad de criticar el librecambismo fagocitador que nos transforma en un mercado abierto a toda dependencia. México vive la crisis de haber pasado de su cultura a una desilusionante etapa de dependencia por el tratado del NAFTA propiciado curiosamente por un hombre del APRA, Salinas de Gotari. Pero seguramente el presidente argentino insistirá en la “recuperación latinoamericana de México” luego de las ofensas recibidas por los mexicanos desde la asunción de Trump.
Baudrillard, el filósofo francés, expresó su sorpresa ante esos grandes países, Brasil, Mexico, Argentina, “que no se animan de abandonar el marsupio colonial” para ser y fundarse su propia forma y calidad de vida, para acrecentar sus culturas tan ricas y sus propiedades usufructuadas por otros. Somos todavía un continente de pantalón corto.
Es existencialmente legítima nuestra relación con Europa, con el Atlántico, con la cultura del Mediterráneo.
La naciones son las plasmaciones de sus culturas profundas. El Tratado Latinoamérica-Unión Europea, sería algo natural, en particular para los argentinos.n
*Embajador y escritor.