COLUMNISTAS
De Marcelo a Paolo

Veintiún minutos

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Alberto F elogió a Mindlin en la Central Genelba. Ahí cerca, cuando estaba preso, Julio De Vido decía que iba a demostrar que el empresario era testaferro de Mauricio Macri. | cedoc

El 1° de julio de 2019, el entonces precandidato a presidente de la Nación, Alberto Fernández, le decía por TV a Luis Novaresio que iba a revisar la política energética. “Para mí es un acto de corrupción del macrismo, porque ahí están todos los amigos del macrismo metidos, todos ellos: Caputo, Mindlin. Todos los sabemos. Es público”. El 12 de octubre, a su vez, el ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, le decía por radio a Nancy Pazos: “Voy a dedicar mi esfuerzo a demostrar que Mindlin es el testaferro de Macri”.

Es un chiste del destino que los dichos de De Vido salieran entonces desde el Complejo Penitenciario de Marcos Paz, donde todavía estaba detenido por presunta corrupción, a 14 kilómetros o 21 minutos (te amo, Google Maps) de la Central Termoeléctrica Genelba, que el jueves pasado el propio Mindlin inauguró bajo una catarata de elogios de Fernández. Por videoconferencia, el jefe de Estado hizo borrón y cuenta nueva: “Con Marcelo fue el primero con el que hablé de la necesidad de no aumentar tarifas y acompañó; y así se construye la Argentina, con el esfuerzo de todos”. “Cuando digo todos –le dijo a uno de los amigos de Macri– ustedes son parte”, subrayó.

Igual, hasta acá, no es nada que no hayamos visto tantas veces en el camino de la campaña a la gestión. Llamémoslo mentiras, traiciones, realismo, pragmatismo o el humo de la vida de tener que hablarle a la platea que te da votos y al bolsillo que te da una inauguración en el derrumbe de la pandemia o te tiene que generar la energía para cuando todo pase. La exageración en la denuncia primero y en los elogios después en todo caso llevan a nivel meme un comportamiento de siempre, pero que, ojo, en la administración del Frente de Todos está tomando un vuelo aún mayor en las últimas semanas. Atención.

IFE. El Gobierno decidió empezar a pagarle a los productores de gas, básicamente al Grupo Techint, una deuda heredada del programa de estímulo a la inversión en Vaca Muerta del gobierno de Cambiemos. La petrolera del holding Tecpetrol ya embolsó $ 1900 millones en junio y recibirá $ 11.400 millones más en cuotas durante los próximos 70 días, algo así como US$ 1,6 millones por día durante los próximos dos meses, flor de Ingreso Familiar de Emergencia de cara a uno de los períodos de mayor incertidumbre para empresas y familias desde la crisis de 2001.

El reconocimiento de la deuda por las inversiones hechas en los últimos dos años también incluye más de $ 3.200 millones a CGC, la petrolera de Corporación América, de Eduardo Eurnekian. Lo loco es que Alberto Fernández se está poniendo así al día con la famosa resolución 46 que ideó el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, el mismo que esta semana fue denunciado por Federico Bernal, el interventor del Enargas, por presunta “dolarización de tarifas”.

“En las compañías, la sorpresa por haber cobrado cash esa deuda es alta, y en cualquier negociación, si el que estaba del otro lado se va con una sonrisa muy, muy grande, te ponés a pensar ‘¿no habré pagado un cachito de más?’”, reflexionó el economista Emmanuel Alvarez Agis en diálogo con Nicolás Gandini en el portal EconoJournal. En su lectura, el Gobierno está tratando de comprar reputación ante las compañías energéticas antes de lanzar otro plan de incentivos a petroleras para cuando pase la pandemia. “Cuando vos no tenes credibilidad, la única forma que tenés para recuperarla es pagando”.

¿Pero había que pagar ahora, cuando todos se están ajustando? Agis: “Tengo mis dudas porque en un contexto absolutamente inédito como es el de la pandemia y en un momento de escasez de recursos de todo tipo y color, el Gobierno debería haber incluido esos pagos en la renegociación del nuevo plan gas; no puede hacer ese pago a título de nada”, concluyó. En la Casa Rosada aseguran que las partidas por un total de $ 18 mil millones para este pago estaban ya definidas y no implican más déficit, aunque reconocen que apretar “hacer transferencia” en el home banking del Tesoro es una decisión política.

Como sea, la cuarentena del líder de Techint, Paolo Rocca, que pintaba para ser jodida como la de un monotributista en un monoambiente allá hace tres meses cuando cesanteaba 1400 trabajadores de Techint Ingeniería y Construcción y el Presidente deslizaba que eran “miserables” los que hacían eso, está mejorando sensiblemente. Y llegó casi al nivel aislamiento-del-Pocho-Lavezzi entre Saint Barth y Saint Tropez cuando esta semana la Justicia dijo que hay que ver si no hubo extorsión detrás de los ocho pagos que dio por probados como sobornos a la administración de Cristina Kirchner tras la expropiación de Sidor de Venezuela.

Es que con esa definición, desprocesó en una causa paralela a la de los cuadernos de las coimas a su lobbista top, Luis Betnaza, el mismo que hace diez días militaba en la Unión Industrial Argentina contra la amenaza estatal sobre la propiedad privada tras los anuncios sobre Vicentin. Ahora descubrimos que eso ocurría casi al mismo tiempo que ese Estado privilegiaba a su compañía en el pago de las deudas durante la emergencia.