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una final que no debe opacar lo que hizo river

Ver la derrota en perspectiva

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Hinchas. Algunos hicieron una travesía de tres días. Otros pagaron fortunas. | AP

“Yo a vos te sigo aunque vos vayas bien, yo a vos te sigo aunque vos vayas mal”. La frase de la canción de Turf en la previa del partido tomó más sentido que nunca para los hinchas que estuvieron presentes en Lima acompañando al River de Gallardo. Y aunque la foto final no fue la esperada, este equipo ya había hecho los méritos suficientes para movilizar a todo ese público hasta Perú, orgulloso de estar presente a pesar de cualquier resultado.

La previa del partido tuvo la cuota de espectáculo que Conmebol pretendió incluir en sus competencias desde el momento en que decidió implementar la definición en una final única, al mejor estilo europeo. Fito Páez le dio prestigio al show, acompañado por el plus juvenil que encabezaron Sebastian Yatra, Tini Stoessel y la brasileña Anitta. Más cerca del pitazo inicial, los hinchas de Flamengo se vieron representados por el rapero Gabriel o Pensador y los de River calentaron motores con Joaquín Levinton y su mencionada banda. Ahora sí, había llegado el momento de darle comienzo a la fiesta del fútbol.

Fernando Cavenaghi y Junior Baiano ingresaron con la ansiada Copa Libertadores al campo de juego y el clima en las tribunas tuvo la pasión típica de nuestro continente, con cánticos y el aliento interminable de los miles de fanáticos que llegaron desde Brasil y Argentina para alentar sus jugadores. La ansiedad fue el denominador común en ambas parcialidades, en esas interminables cuadras que tuvieron que caminar para llegar al imponente Monumental de Lima y su hermoso paisaje entre montañas. La postal fue pareja: en los días previos parecía ser una mayoría abrumadora de Flamengo y su popular hinchada, pero el público millonario fue nivelando el porcentaje a medida que se acercaba el partido.

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La locura que genera el fútbol sumó casos increíbles. Muchos fieles decidieron iniciar una eterna travesía de más de tres días en micro y se enfrentaron a los más diversos obstáculos, desde demoras por inconvenientes en la frontera chilena hasta ruedas pinchadas en pleno desierto de Atacama, con el temor latente de no llegar a tiempo a ver el partido. Finalmente, la odisea fue exitosa y hasta Marcelo Gallardo les dedicó una reflexión en conferencia de prensa: “Los esfuerzos del hincha, lo golpeado que muchas veces le resulta tener que soportar todo este tipo de cambios en su economía, en sus tiempos, en sus trabajos, te das cuenta que su pasión supera cualquier cosa. Y quiero decirles que sabemos de ese esfuerzo, de lo que están viviendo y por eso nos sentimos identificados porque este equipo lo sabe. Por eso, cuando salimos a la cancha jugamos por ellos. Por eso en cada final los jugadores juegan con la piel, y el hincha hace el esfuerzo que hace”. Esas palabras fueron el aliento que necesitaban para afrontar esas horas finales del trayecto.

Los privilegiados que pudieron viajar en avión también saben de esfuerzos, algunos hicieron un enorme sacrificio para pagar los valores ridículos que salía un pasaje directo a destino, otros eligieron un itinerario de varios vuelos y miles de kilómetros para ahorrar un poco más y algunos valientes llegaron sobre la hora y corrieron contrarreloj con sus valijas a cuestas para no perderse ni un minuto de juego. La pasión, queda demostrado una vez más, todo lo puede.

El fútbol es ese deporte que te eleva hasta el cielo en las buenas, pero que en general da más tristezas que alegrías. El hincha genuino lo sabe más que nadie. Los abrazos de  consuelo en las tribunas, los gestos de incredulidad por haber estado nuevamente tan cerca de la gloria, las miradas fijadas en el suelo sin poder entender qué pasó en esos minutos finales serán en el futuro parte de los relatos de quienes estuvieron en Lima. Porque cuando pase el tiempo y puedan ver todo en perspectiva, seguramente se sentirán orgullosos tanto del equipo de Gallardo como del enorme esfuerzo que hicieron para formar parte de una final que tuvo como gran ganador a Flamengo y que fue testigo de la inigualable pasión sudamericana.