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Aciertos y errores de la comunicación política en plena crisis por COVID-19

Los politólogos y consultores analizan en tiempo real la forma en la que la clase dirigente comunica las medidas a raíz de la pandemia.

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ANUNCIO. Para los especialistas, el discurso de Fernández se orienta hacía la antigrieta. También señalan que se sobreestimó el riesgo. | Cedoc Perfil

La agenda política, social y económica se ve atravesada por el coronavirus que cambió la forma de comunicarnos. Entre nosotros y, fundamentalmente, modificó de manera rotunda la manera en la que comunica la clase dirigente. 

El discurso del presidente Alberto Fernández el jueves por la noche cuando anunció que decretaba la cuarentena total en todo el país bajo el formato de aislamiento preventivo y obligatorio dejó una pieza de la comunicación política que algunos califican como “buena, por la puesta en escena y por la emoción”, por parte del consultor y politólogo Gustavo Córdoba a este diario. 

El director de Zuban-Córdoba y el politólogo y docente universitario Mario Riorda analizaron la comunicación oficial en este contexto, al que definen como un “escenario inédito”. 

“No existen antecedentes de situación semejante. Nos tomó a todos por sorpresa; y todos reaccionaron mal o posteriormente”, arranca diciendo Córdoba y remarca que la ventaja que tiene Latinoamérica es “haber visto cómo se fueron dando los acontecimientos en el resto del mundo”.

El gobierno de Alberto Fernández fue de menor a mayor, y sin estar todavía en una posición óptima comete errores, aunque el discurso del jueves fue una buena pieza por puesta en escena y emoción”, agrega Córdoba.

En tanto, Riorda sostiene que “el Gobierno está híperactivo tomando decisiones en dos frentes: por un lado, con lógica de comunicación de riesgo ante un riesgo potencial elevado sin que sea crisis sanitaria por el momento; y en el marco de una situación de crisis económica con consecuencias sociales amplias. En ese dilema, hay medidas derivadas de recomendaciones internacionales de organismos especializados y otras de mitigación económica que gozan de consenso ciudadano y de acuerdo político”.

Y lanza Riorda en torno Alberto F.: “si se pensara en las formas del liderazgo, se recibió de líder aceleradamente, al menos hasta ahora. Consenso multinivel, multipartidario e interno para decidir, y eso es mucho. Incluso se lo ve aplomado, cauto y decidido”. 

 

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Por su parte, Córdoba considera un error anticipar medidas y pone de ejemplo las entrevistas radiales que Fernández brindó el domingo pasado por la mañana. “Cuando decís ‘quizá tomemos medidas de cuarentena’, después la gente va al supermercado para cubrirse de mercadería”, dice y agrega: “las decisiones importantes no se toman en cuotas, se toman de una”. 

Córdoba sostiene igual que la comunicación del Gobierno “evolucionó y mejoró. Y eso es bueno porque tenés que modificar la conducta de una sociedad que gobernás”. 

El discurso antigrieta. Después del primer discurso del domingo pasado, con Fernández acompañado por el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, empezó a instalarse la idea de un mensaje antigrieta. 

Sobre esto, Córdoba afirma que “hay una mínima idea de hablarle a la grieta”. “La foto del domingo pasado, más la del jueves que sumó a (Omar) Perotti y (Gerardo) Morales, y lo tuvo a (Juan) Schiaretti sentado en primera fila es un elemento considerable, positivo y destacable”. “Sobre todo porque ‘Argentina unida’ fue un slogan del que se abusó cuando en sus mensajes el propio presidente lanzaba críticas a la oposición y desde ese arco se preguntaban cuál era el verdadero Alberto”.

“Superado esto, ahora y en los hechos, el único mensaje que puede dar la política argentina es el de unidad”, dice Córdoba. 

Observador de la región, Riorda ubica a Alberto F. lejos de las posturas adoptadas por Jair Bolsonaro en Brasil o Andrés Manuel López Obrador en México, y lo sitúa más cercano al peruano Martín Vizcarra. “Fernández es un mesurado comparado a extremos radicalizados, sean por estilos, así como por medidas”, dice.

Córdoba afirma que la postura de Alberto F. “es clave para mantener el poder político y estatal”. “¿El delicado equilibrio de cuantas de nuestras libertades individuales estamos dispuestos a ceder por el bienestar sanitario de todo el mundo?” se pregunta Córdoba. 

En tanto, y con relación al mensaje, Riorda vuelve y señala: “se necesitan sobriedad, certeza, antes que emotividad y diferencias políticas explícitas. No se necesitan ni presidentes amables, ni pilotos de tormenta, ni héroes ni machos alfa. Se necesitan decisores sobrios”, afirma. 

 

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El rol de la oposición. El siguiente interrogante es cuánto durará esta oposición en “modo respaldo” hasta empezar a marcar nuevamente agenda propia. “Quedan tan restringidos los egos partidarios y Río cuarto es un gran ejemplo. Imaginemos ir a votar en medio de una cuarentena. Prima el interés general hasta que veamos que la curva de contagio cede. Ese debe ser el objetivo de todos”, dice Córdoba.

En tanto, Riorda sostiene que “es esperable que la oposición mantenga un discurso de apoyo y consenso en la situación de riesgo, al menos hasta que se vea la salida de estos tiempos. En todo caso también juega el liderazgo nacional para evitar provocaciones innecesarias”. 

“Además porque parte de la crisis no es sobre lo sanitario sino económica y social, y ahí la oposición tiene poco para decir por su fracaso económico pasado” señala Riorda. En algo que también Córdoba coincide.