Córdoba es cosmopolita, un crisol que se abre al mundo y que, fundamentalmente, contiene a una comunidad que aspira a vivir mejor, con actores que a diario trabajan para hacerlo posible. Córdoba es cultura, tradición, historia, educación, industria, tecnología, innovación, participación, pujanza, deporte, humor, mojones por los que nos reconocen en el mundo entero.
Considero prioritario trabajar en la educación, para luchar contra todas las formas de discriminación y prestar especial atención a la igualdad de género. Pensar la Córdoba de los próximos años, integrando a todas las voces, desde una perspectiva interdisciplinaria. Una porción significativa de la ciudadanía actual nació y vivió la mayor parte de su vida durante la vigencia de la democracia y aspira a ampliar sus derechos y oportunidades.
Algunas lecciones fueron bien comprendidas, otras son materias pendientes y merecen ser atendidas para afianzar lo logrado, con marchas y contramarchas, en un péndulo que oscila entre extremos porque carecemos de un proyecto de Nación que nos una y haga converger nuestras energías sociales, políticas y culturales.
A 35 años del retorno de la democracia, con semejante experiencia acumulada, la mejor contribución pasa por buscar la unidad sobre objetivos compartidos, para salir del estancamiento y lanzarnos al desarrollo pleno, de todas nuestras potencialidades, en todas las regiones, con igualdad de oportunidades, sin excluidos de ninguna índole.
El compromiso ineludible e inclaudicable de construir una sociedad más justa, capaz de dialogar respetando, acordar lo fundamental y discrepar sin agravios. Cuando las diferencias políticas se dejan de lado y se prioriza el futuro, suceden acciones importantes como la sanción de leyes nacionales, provinciales y municipales: las conocidas como “Justina” (que establece que todos los argentinos son donantes de órganos, salvo que expresen su voluntad en sentido contrario), “Micaela” (la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres, para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías), “Brisa” (que le otorga una reparación económica a los menores, hijos de víctimas de femicidios).
Otra temática que considero trascendental en la agenda pública tiene que ver con la equidad de género. Es necesario seguir trabajando y profundizando acciones para romper con la desigualdad. Para lograr desarrollo sostenible con igualdad social es fundamental profundizar acciones que cierren las brechas de género y garanticen las mismas oportunidades para mujeres y hombres.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Buscan mejorar la vida, de manera sostenible, para las generaciones futuras. Se trata de una agenda inclusiva, con un llamado concreto a la acción de los gobiernos en la búsqueda de lograr reducir las brechas en cada sociedad. Nos invitan a todos a crear un planeta más sostenible, seguro y próspero para la humanidad. Un mejor lugar para vivir nosotros y las futuras generaciones.
La democracia es la base del federalismo, promueve el involucramiento ciudadano, vital para el desarrollo local, en tiempos de malestar, indiferencia, apatía y desafección política. Una de las funciones de las elecciones tiene que ver con la producción de ciudadanía.
Sin dudas, otra función importante es la de colaborar en la deliberación pública, al favorecer el intercambio de argumentos. En palabras de Rosanvallon, el desafío es pasar de “la democracia intermitente de las elecciones, a una democracia permanente”.
