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Así se tejió el acuerdo entre Llaryora y el Surrbac: recorte, hermetismo y confianza

Quiénes fueron los encargados de una negociación de casi 45 días, mientras la atención estaba puesta en el Suoem. Además, qué puede pasar con los Municipales mañana.

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NEGOCIADOR. Juan Manuel Cid, el hombre de confianza de Llaryora que acordó con el Surrbac. | Cedoc Perfil

Se supo poco. En realidad, los encargados de llevar adelante la negociación quisieron que se sepa poco de lo que se estaba tejiendo entre el Municipio y el Surrbac, el gremio de los recolectores de residuos en Córdoba; en el marco de un pacto de ambos lados que además incluyó el “no salir a gritarse los goles en los medios”. 

“Hubo mucha confianza de un lado y del otro. Pero sí, no salir a embarrarla en los medios ni cantarse las ganadas fue una de las premisas”, dijo a PERFIL CORDOBA uno de los conocedores de una negociación que llevó más de 45 días y que quedó solapada mientras la agenda está puesta en el conflicto entre el Municipio y el Suoem. 

El cambio de época en el gremio de Saillén y Catrambone, la cúpula que este año enfrentará el juicio en tribunales federales, también tuvo que ver. En el medio de una interna entre el 1 y 2 del sindicato, el que asumió la batuta de la negociación con el Ejecutivo municipal no fue el exlegislador provincial Franco Saillén, sino su hermano Juan, que además de liderar la Juventud Sindical del Surrbac, fue el bendecido por su padre para encarar un diálogo que del otro lado tuvo al legislador provincial y hombre de estrecha confianza del intendente Martín Llaryora, Juan Manuel Cid. 

El año pasado Cid ya había asistido a reuniones con el gremio, incluso antes de la victoria de Llaryora en las elecciones de mayo pasado, y desde aquel momento arrastra una relación que lo llevaron a encarar un diálogo con el Surrbac. En una de las fiestas del sindicato a Cid lo sentaron en la mesa principal junto a la cúpula del sindicato y desde allí empezaron a aceitarse los vínculos entre el sindicato y el llaryorismo. 

La negociación, según cuentan en los pasillos del Palacio 6 de Julio, terminó en “el acuerdo más ventajoso para la ciudad” y lo comparan con lo que se complicaron las conversaciones con otros gremios como UTA y el Suoem. “Con el primero hubo un paro extenso y con el segundo estamos viendo lo que está pasando. Acá fue más simple porque nadie habló y se llegó a un acuerdo que beneficia a todos”, reconocieron a este medio fuentes municipales. 

El acuerdo contempla un cambio en el convenio colectivo con un pago del 25% del sueldo como no remunerativo, lo que impacta no solo en lo que paga el Municipio por el ESyOP -que, como se supo, cambiará de nombre a COyS (Córdoba Obras y Servicios)- sino también en el pago de los aportes de las empresas que tienen la concesión del servicio de recolección. 

Pero, además, en el Municipio incluyen con la predisposición del sindicato de empezar a hacer tareas que antes no realizaban. 

 

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Gremio debilitado. El Surrbac llegó a la negociación también en otras condiciones. La situación procesal de la cúpula del sindicato le permitió a la gestión de Llaryora negociar desde otro lugar con el gremio. 

Y aunque no lo quieran reconocer en el Palacio 6 de Julio, el Surrbac llegó en otra condición al diálogo. Un conocedor de las cuestiones gremiales confirmó a este diario que las prioridades fueron conservar las fuentes de trabajo y mostrar predisposición de arranque. 

“Cuando se empezó a hablar con el Suoem, de arranque plantearon el tema paritarias. Todos empezaron pidiendo plata”, lanzó la fuente a este diario en la comparativa entre la postura de un gremio y otro. 

Asimismo, la posición del gremio no es uniforme. Los conocedores de la interna del Surrbac cuentan que “Catrambone no termina de entender lo complicado que está” y sigue siendo uno de los que baja línea de mayor firmeza. Posición que no consigue las mismas adhesiones de hace un tiempo. 

El otro jugador. Además del diálogo encabezado por Cid y los Saillén, la otra carta que Llaryora puso en la mesa con un acuerdo prácticamente cerrado fue otro de sus funcionarios de extrema confianza: Jorge Folloni, el secretario de Ambiente del Municipio. 

Después del accidente sufrido por un trabajador, Folloni estuvo en la semana y por la noche en Lusa, la empresa encargada de la zona sur de la ciudad, y se mostró en fotos con los hermanos Saillén. Los mismos que sellaron el acuerdo directamente con Llaryora, pero cuando el camino ya estaba allanado. 

Una negociación secreta, silenciosa y “sin gritarse los goles en la cara”. Hermetismo, recorte y confianza. 

 

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Reunión con el Suoem 
Mañana a las 9 está convocada la cúpula del Suoem en el Palacio 6 de Julio para tratar de llegar a un acuerdo después de una nueva semana de tensión. El jueves por la noche hubo un primer acercamiento después de varios llamados de un lado y de otro. 

Y uno de los datos es que la mesa técnica compuesta por Verónica Bruera (Secretaria General); el asesor del Municipio, Ignacio Segura; y Guillermo Acosta (Secretario de Finanzas), tuvo la incorporación del Secretario de Gobierno, Miguel Siciliano. “Se transformó de una mesa técnica a una mesa política” revelaron los que conocen el diálogo. 

La avanzada por la quita de las chapas y la reducción de la jornada laboral no tiene marcha atrás. En los últimos días se instaló en el Municipio que “se acabó el cogobierno con el gremio”, y detrás de esa premisa agregan que Llaryora no irá para atrás. 

En el gremio, por su parte, empezaron a observar algunas grietas entre los funcionarios y cuentan que algunas de las chapas que quitó Bruera y se dieron a conocer el viernes estaban en la órbita de Siciliano. 
Con estos ingredientes, arranca una semana clave para saber si se destraba el conflicto con el Suoem. 

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