Julio está siendo un mes pésimo para las alicaídas reservas del Banco Central con ventas netas por unos US$1200 millones. En las últimas jornadas no solo se vendieron dólares para contener al tipo de cambio y atender demanda de empresas, particulares e importadores, sino que se intensificó la venta de yuanes. Este año el aporte del esquema de dólar agro no ha sido lo contundente que el gobierno esperaba: poco más de US$5500 millones desde que se lanzaron las distintas versiones de abril a julio.
Pero la necesidad de divisas no cesa y la inminencia de las Primarias, con un blue recalentado y haciendo más presión sobre el tipo de cambio oficial suma tensión a la mesa del Banco Central que lidera Pesce.
Por eso, se esperaba para viernes o ayer sábado –hasta el cierre de edición no se produjo- un nuevo anuncio de dólar para el sector agroexportador, incluidas las economías regionales y a un valor algo más competitivo, al menos en términos de lo que el gobierno intenta plantear. El nuevo esquema rondaría los $350 e incluiría, como se dijo, a economías regionales, el girasol, el sorgo y la cebada. La intención de Massa es hacerse de unos US$2.000 millones, claves ante la demora de la revisión y renovación del acuerdo con el FMI.
La colecta de dólares en la que se enfrascó Massa lo encuentra en uno de los momentos más delicados: intentando convencer al staff del FMI que el ajuste fiscal seguirá, pero haciendo malabares narrativos a semanas de las PASO con una inflación de julio que, según anticipan, volverá a estar por encima del 6%.
Con todo, de concretarse el anuncio de un tipo de cambio diferenciado un poco más elevado para el agro, las entidades ya adelantaron su posición: lo ven como una medida parche, que no resuelve las distorsiones de fondo, genera nuevas distorsiones por su condición de transitoria, eleva precios en algunos mercados y altera costos en muchos otros. Es la posición que salieron a fijar por estos días dirigentes de la Sociedad Rural, CRA y las entidades de exportadores de cereales.
El pedido es claro: unificación del tipo de cambio y retenciones. Se trata, en suma, de algo que no está en condiciones de afrontar ni este gobierno, ni el próximo, al menos en el corto plazo. “Una estabilización de la macro va a permitir ir a un ordenamiento cambiario y llevar la unificación para el sector comercial y exportador. Pero antes de bajar retenciones hay que eliminar el impuesto inflacionario”, remarcó a este medio el economista Enrique Szewach. Esta semana, en declaraciones radiales el precandidato Horacio Rodríguez Larreta fue sobre el mismo punto: “el que diga que va a sacar las retenciones en los primeros días miente. Se tienen que ir bajando en un esquema que de previsibilidad al productor, pero también hay que ser responsable con las finanzas porque la situación es muy compleja”, marcó.
"El productor no quiere entrar en este juego, porque no sabe cuanto va a valer manaña. Vende lo que necesita y el resto es capital que entiende va a tener más valor más adelante. Ya no confían hace rato en las medidas económicas y la repetición de recetas demuestra la potencia del campo en la economía y la falta de ideas por otro", apuntó a este medio Eduardo Riera, titular de la Sociedad Rural de Jesús María.
El esquema de recolección y cuidado de dólares se completaría con…sí, un nuevo aumento de impuestos a las compras de productos y servicios importados.
Reservas, eje de tensión con el FMI
De lo que ha trascendido hasta ahora en las dilatadas negociaciones con el Fondo para que concreten nuevos desembolsos hay dos aspectos centrales donde se anclan las diferencias: metas fiscales y recomposición de reservas del Banco Central y el último punto es el más candente, por la insistencia del Fondo a que se genere una corrección en el tipo de cambio para achicar la brecha y se comience a equilibrar el mercado cambiario.
La negativa del gobierno es clara y se funda en la inercia inflacionaria que puede aplicar una suba del tipo de cambio oficial, con todos los daños colaterales para las expectativas de un precandidato presidencial que a la vez es el ministro de Economía.
“Con la inflación en 6%, se ha logrado consolidar tasas de interés reales positivas y superiores al ritmo de devaluación. El ritmo actual de tasas en torno a 8% mensual, depreciación en 7% mensual e inflación en 6% resulta equilibrado para lograr incentivar la liquidación de divisas e ir recuperando algo de tipo de cambio real”, dice un paper reciente de la consultora MegaQM.
Y sostiene que “si ponemos el foco en las cláusulas de ajuste, de corto plazo luce probable que el BCRA mantenga el ritmo de depreciación y las tasas de interés actuales como manera de contener la demanda de dólares. En cambio, si se extiende el plazo de análisis, es más probable que la posición del FMI con una corrección del tipo de cambio real y menor brecha sea la que predomine y ello implique que la evolución del dólar oficial debería ser superior a la inflación y a la tasa de interés”.
Para los economistas Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez el signo negativo de las ventas netas del BCRA, en próximos meses no podrá ser evitado y un eventual “Soja IV” podría apenas ayudar. “Se estima que el stock en silobolsas podría alcanzar al equivalente a US$5 mil millones, por lo que, teniendo en cuenta las últimas experiencias, el Central podría eventualmente capturar entre 1,5 y 2mil millones de dólares por la reedición de un tipo de cambio especial para soja y derivados, al costo de “secar” los ingresos de meses subsiguientes. La trayectoria descendente de las reservas del Banco Central de cara a fin de año puede encontrar una pausa, en caso que ocurra este escenario, pero la tendencia no se interrumpirá”.