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MEDIDA POLEMICA

Distorsiones macro y micro, el lado B del dólar agro

A horas del inicio de la nueva medida para impulsar las ventas del agro crecen las críticas por los efectos que genera. Desde un impulso inflacionario por la emisión extra a distorsiones en los precios de insumos y de los alquileres de los campos que se definen por valor soja.

09-04-23DOLARAGROB
EFECTOS NEGATIVOS. Emisión, alquileres retocados y suba de precios en insumos, parte de los efectos de la medida. | Cedoc

En las próximas horas comenzará a correr un nuevo esquema para reconocer un tipo de cambio diferenciado para la comercialización externa de soja, de sus derivados y de productos de economía regional. Reconocer un dólar a $300 para que los productores liquiden su soja generará un aliciente en sus cuentas, afectadas por la magra performance en vista de la cruda sequía que afecta millones de hectáreas.

Pero, como se vio en las ediciones del dólar soja 1 y 2, también genera ruidos, distorsiones de precios y efectos colaterales no deseados.

En la macro, implicará recurrir a más pesos, es decir, más emisión monetaria para hacer frente a la diferencia cambiaria que dispone el nuevo esquema. El tamaño de ese esfuerzo no está tan claro. La consultora Ecolatina estima que para afrontar una soja a $300 el gobierno deberá destinar una emisión extra de 1,1 billón; en cambio la consultora Equilibra –con economistas que han asesorado al ministro Massa cuando era titular de la Cámara de Diputados- plantea que el esfuerzo sería la mitad, unos $555 mil millones.

Sea el número que sea, lo que es cierto es que será difícil que esa emisión no genera más envión a la inercia inflacionaria.

Problemas en la micro. Eso, en la macro. Pero en la micro hay numerosas distorsiones producto de esta intervención del gobierno en el precio de la soja y otros productos.

Uno muy directo es que, si bien los chacareros tendrán una mejora en los precios de sus producciones, esa rentabilidad puede evaporarse por el incremento en los alquileres de campos, que se fijan en valor “soja”. Y también genera un incremento en el precio de la soja que se comercializa internamente.

Lo explicó el economista especializado en agro Juan Manuel Garzón. En un trabajo remarca que el Dólar Soja 3 incrementa el precio interno de la oleaginosa en el mismo porcentaje en que se modifica la paridad cambiaria; es decir, si el precio de la divisa en estas operaciones se incrementa un 42% a partir de la medida (de estar en $211 sube a $300), la soja pasa a venderse desde la semana que viene un 42% más cara en el mercado interno.

“Un problema concreto es que se estila que el alquiler de los campos se fije a dólar soja: así, la medida puede implicar una fuerte suba de costos para los productores. En caso de que el pago del arrendamiento se acordó en una sola cuota y en cosecha, si el productor arrendatario tuvo rindes de hasta 40-50% por debajo de los normales, el DS3 (el único de los programas que lo impacta) lo ayuda en sus resultados económicos, pero si la pérdida de rindes supera el 50% de los rindes normales, el productor arrendatario se ve perjudicado por la medida, el aumento de ingresos que le genera la medida es menor que el aumento de los costos”, apuntó Garzón.

Entre los sectores que ya advirtieron que un precio de la soja a $300 incrementa fuertemente sus costos internos de producción está la lechería.

Desde la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas salieron a pedir que el nuevo esquema incluya en el beneficio de un diferencial en la cotización a las exportaciones de productos lácteos, para no seguir relegando los negocios.

“Se torna imposible poder colocar los excedentes de leche ene le mercado internacional, por los mayores costos que determinará esta medida. El incremento del valor de la principal proteína que es la base de la alimentación en los tambos genera la necesidad de aumentar el precio de la leche, cuyo impacto directo abarca a todos los lácteos. Es así que queda clara la necesidad de equiparar la relación de precio de un kilo de soja, con un litro de leche para mantener viable el negocio tambero”, apuntaron.

En un encuentro virtual organizado por la firma AgroEducación la empresaria Andrea Passerini, de la compañía láctea La Arboleda disparó: “Al Estado no les creemos más, la realidad es que la producción va a caer por lo menos un 15%. Con la tercera edición del dólar soja el alimento balanceado y los subproductos van a pasar por una situación de escasez inédita y lo que queda es incomprable. No hay cotizaciones de muchos insumos. Va a ser un invierno horrible. Las cadenas agroalimentarias en la Argentina estamos totalmente rotas y a la larga perdemos todos. Creo que del gobierno no hay que esperar nada, si esperamos algo de este gobierno estamos psiquiátricos”.