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CONVERGENCIA

El “detrás de escena”, a 100 días del inicio del servicio de cuádruple play

Las telefónicas siguen en pie de guerra contra Cablevisión-Telecom. Si no se eliminan asimetrías “la convergencia será simbólica”, advierten las telcos. ¿Qué esperar en Córdoba?

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CRÍTICA. Desde los operadores telefónicos se cuestiona al Gobierno que vaya adecuando las leyes conforme Cablevisión-Telecom va conformando su negocio, en el escenario de la convergencia. | CEDOP PERFIL

A solo tres meses de que se agite la bandera de largada del “cuádruple play” (esquema por el cual todos los operadores de telecomunicaciones podrán dar telefonía fija y móvil, Internet y  TV por cable), el mercado está plagado de asimetrías que el Gobierno nacional deberá resolver en las próximas semanas. De lo contrario, el modelo se convertirá en una ficción con una muy pobre competencia.

Para enfrentar estos desajustes, la decisión de la Casa Rosada sería postergar un  proyecto integral de ley de Convergencia y apelar a un nuevo DNU (decreto de necesidad y urgencia) para ir allanando el camino en los próximos meses. Esta estrategia oficial es un reflejo del impiadoso lobby que Grupo Clarín, por un lado, y las telefónicas (América Móvil y Telefónica) están ejerciendo en esta instancia del proceso.

El nuevo DNU (que se está terminando de definir) permitirá a los operadores telefónicos ofrecer TV paga por satélite (DTH), en lugar de “vínculo físico” (cable) como lo estipula la regulación actual. Este es un reclamo que venían haciendo desde Telefónica y América Móvil, porque corren con desventaja respecto de Cablevisión en materia de tendido de fibra óptica.

Grupo Clarín está presionando para que esto no ocurra bajo el argumento de que a sus competidores se les habilitará un negocio sin hacer las inversiones que ellos sí están haciendo. 

“Esto no es correcto, nosotros seguimos invirtiendo en tendido de fibra, pero primero lo haremos en zonas donde somos fuerte para dar un upgrade a los clientes que ya tenemos”, explica un vocero de Telefónica. Este año, la compañía terminará invirtiendo $10.746 millones y para el año próximo tiene previsto $13.128 millones, montos focalizados principalmente en el despliegue de la tecnología 4G y en la expansión de redes fijas con las últimas tecnologías del mercado.

El punto es que mientras hacen esto, las telcos no quieren regalar el resto del mercado a Cablevisión-Telecom y aspiran a poder competirle con televisión satelital en todo el país, sobre todo en plazas como Córdoba que está bajo una suerte de monopolio de la oferta de las empresas de Grupo Clarín. 

El DNU que prepara el gobierno exceptúa a las localidades de menos de 80.000 habitantes, para proteger a los pequeños operadores locales. “Eso nos parece bien –admiten desde las telcos–, lo que resulta una injusticia es que en el primer año solo nos permitan dar televisión en Ciudad de Buenos Aires y alrededores (AMBA), Córdoba y Rosario”, se quejan. 

En este punto vuelve a aparecer la mano larga del lobby de Clarín, que presiona para generar una ventana de “al menos” 12 meses durante los cuales se acote a las telefónicas su capacidad de dar TV paga. Y se precisa “al menos 12 meses”, porque en realidad la legislación actual establece que esa ventana es de tres años, pero el DNU en marcha viene a atenuar esta ventaja que favorecía a Cablevisión. 

Juego de largo alcance. “Más tarde o más temprano la competencia estallará”, confían desde el Gobierno y para ello, paralelamente, ya le van abriendo camino a la empresa de Carlos Slim. 

En efecto, el regulador Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) aprobó una modificación de los estatutos corporativos de América Móvil Argentina para habilitar a su marca Claro a “ofrecer servicios fijos, móviles, alámbricos, inalámbricos y servicios de comunicación audiovisual en todas y cualesquiera de las modalidades y con cualquier tecnología actualmente conocida o a conocerse en el futuro”, según señala la documentación respectiva. Slim, sin dudas, se cubrió las espaldas. 

Desde los cuarteles centrales corporativos en Ciudad de México, Arturo Elías Ayub, portavoz global de la compañía, destacó que están trabajando por unificar la gestión continental de América Móvil  para “ofertar servicios de triple y cuádruple play en 18 países” de la región.

La experiencia exitosa más cercana la tienen en Paraguay donde Claro entró al mercado de TV paga en 2011, cuando lanzó su plataforma de DTH, que ya cuenta con más de 150.000 abonados. 

“Si el DNU sale y le abre el negocio de la TV satelital, Claro tiene espaldas financieras para crecer gradualmente con mucha flexibilidad de infraestructura; eso asusta un poco a Cablevisión, que arriesga grandes inversiones en fibra”, explica un especialista en la industria.

Para Telefónica (que tiene un horizonte financiero un poco más complicado, dado que su matriz arrastra una deuda de 52.200 millones de euros), el negocio de la TV satelital en Argentina también es clave: “Podríamos tener como partner al ARSAT o hacer alianza con algún tercer operador”, detallan desde la empresa, descartando que en lo inmediato Telefónica compre los activos de DirecTV a escala latinoamericana, como se especulaba en el mercado. A través de su marca Vivo, Telefónica domina el mercado cuádruple play del Brasil, con 29% de participación en el negocio. Replicar esta experiencia en Argentina se les vuelve fundamental para mejorar sus números globales.

Más distorsiones latentes. Pero, en la TV paga no acaban todas las asimetrías. Mientras las telefónicas pagaron US$500 millones cada una para hacerse de un cap (máximo) de 140 Megahertz, la fusionada Cablevisión-Telecom (con Nextel en la bolsa de activos de la primera) acumuló 240 Megahertz de espectro disponible. Este es un tema que, a cien días del inicio de la convergencia, no está resuelto.

“Lo que debiera ocurrir es que Cablevisión devuelva al Estado el espectro que tienen excedente (100megas) y luego se debata el mecanismo para la redistribución”, dicen desde Telefónica. 

El ENACOM dejó trascender que aumentaría el cap a unos 160 o 180 Megahertz por prestador; aun así la redistribución de espectro entre operadores sigue siendo necesaria. “En temas como estos es que vemos que la ley termina corriendo detrás de lo que ocurre en el mercado, en lugar de ser la normativa la que regula y da previsibilidad al modelo. Con esta incertidumbre, ¿cómo esperan que las telefónicas garanticen inversiones?”, señalan desde los operadores telefónicos.

La cuarta asimetría estructural sobre la que el Estado aún no dio señales de actuar tiene que ver con el grado de concentración de banda ancha que algunos operadores terminarán teniendo. Lo dice claramente el experto en esta industria Enrique Carrier: “La Comisión de Defensa de la Competencia deberá expedirse claramente sobre este punto, porque el corazón del conflicto en la fusión Cablevisión-Telecom es la concentración en banda ancha”.

Una manera de subsanar esta asimetría sería exigir a la nueva empresa fusionada que desinvierta en las zonas donde haya superposición de redes. Los analistas especulan que si este es el camino, lo más probable es que Grupo Clarín priorice Fibertel y venda en Arnet. 

Pero, también, se podría exigir a Grupo Clarín que deje sus redes abiertas “para permitir a quienes tienen condiciones para estar en el mercado, puedan hacerlo sin que aquel que tenga posición dominante se desprenda de sus bienes”, explica Carrier. Esto haría, por ejemplo, que Claro si quisiera dar Internet en Córdoba pueda hacerlo.