La relación entre el PRO cordobés y la facción del radicalismo que responde al intendente Ramón Mestre arrancó el año con la tensión con la que transitó buena parte del 2017. Sobre todo los primeros meses del año pasado, cuando el jefe comunal capitalino tiró al límite de la cuerda buscando imponer a su hermano Diego al tope de la lista que terminó encabezando Héctor Baldassi.
Ahora, tachando los primeros días del calendario 2018, en el macrismo cordobés mostraron disconformidad con algunos movimientos que Mestre arrastra desde hace meses y empiezan a hacer correr la palabra "hartazgo" para describir el escenario. Una voz calificada del partido en el distrito Capital confió a PERFIL CORDOBA que el intendente, hacia adentro de la alianza, muestra “una inseguridad que hace temblar a todo Cambiemos”. Ratificando al mismo tiempo el rol protagónico que pretenden que tenga el partido del presidente Mauricio Macri en la disputa por la Capital en 2019: “Ni funcionarios de segunda línea, ni dos concejales. Vamos a dividir de otra forma. Y así tenga que dejar mi apellido para que el PRO sea protagonista en la elección municipal del 2019, lo voy a hacer” aseveró una fuente que tiene incidencia en las decisiones del espacio amarillo en Córdoba. Con un poder que no sólo se limita al ejido capitalino, sino que ostenta un brazo aún más extenso. Y viene, desde hace rato, disparando la ambición del macrismo mediterráneo: “El Presidente quiere ganar la Provincia, pero antes quiere asegurarse retener la Capital”.
La mano de Ramón. En pleno orejeo de cartas para la partida de este año, en el PRO ya advirtieron una serie de cuestiones. La primera, la negativa del intendente a conformar la Mesa Cambiemos para la segunda ciudad del país y, casualmente, la que lo tiene ocupando el despacho principal. En todo el interior, la alianza desplegó sus alas en el formato de coalición –en Carlos Paz hasta con algunos roces-, pero en la Capital todavía no hay intenciones del radicalismo de avanzar en este sentido. Menos, de conformar un ente común entre todos los intendentes de Cambiemos: recordando que hoy están los radicales comandados por Mestre; y el resto, liderado por Oscar Tamis, jefe comunal que reemplazó al jesumariense Gabriel Frizza en la representatividad PRO.
Pero además de esto, hay otras situaciones que utilizan para argumentar. Por ejemplo, el año pasado cuando aún las primeras líneas de cada partido se seguían mirando de reojo, hubo sintonía entre los referentes de todas las juventudes y se trabajó fuerte en la fiscalización. Sin embargo, en el comienzo de este año, los jóvenes del radicalismo, agitados por algunos sectores internos, empezaron a recorrer el interior provincial bajo el paraguas de la tradicional Lista 3 y no dentro de la órbita de Cambiemos.
A esto, le agregan las críticas que en la última semana el radicalismo, desde su presidente, el mestrista Alberto Zapiola, hizo sobre la posible venta de acciones que el Estado nacional posee en Transener, la transportadora eléctrica de alta tensión. El paso, que dejaría a la firma al borde de la privatización, fue cuestionado por el radicalismo cordobés en un comunicado donde remarcaron que la fuerza “es la columna vertebral de Cambiemos”. Frase que, en los despachos de Casa Rosada, gusta cada vez menos.
Sin embargo, las tensiones en el último tiempo no se limitaron a documentos y el accionar juvenil. En el PRO siguen con atención quién será el que se siente en el despacho de la Secretaría de Gobierno del Palacio 6 de Julio que dejó vacante Javier Bee Sellares. En las últimas semanas corrió un rumor: Mestre podría cerrar la mesa chica y dejarle el lugar a su hermano Diego, actual diputado nacional. Desde adentro del partido, un referente analizó la jugada: “saca al hermano del Congreso, donde está obligado a acompañar hasta las medidas más antipáticas del Gobierno, y lo foguea en el ámbito de la Municipalidad como candidato 2019”. Si esto sucede, los ánimos volverán a caldearse entre el mestrismo y el PRO. “Se queja que Macri no lo quiere, pero con estas cosas lo va a querer menos. Se mueve como un lobo solitario a veces”, indicó un macrista.
Entre el espejo de Baires y la lupa en Santiago. De todas maneras, en el PRO están los que mantienen la esperanza de fortalecer la alianza rumbo a las elecciones. Para ello, se basan en la situación que se vivió en Buenos Aires en 2015 y parte del 2016 con la interna entre tres pesos pesados: Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. “Había tensión desde la época de la jefatura de Gobierno, pero acordaron y entendieron que había lugares para todos”, sintetizan.
Al mismo tiempo, los socios cordobeses confiesan que la relación entre el titular del Ejecutivo nacional y el gobernador Juan Schiaretti los mantiene inquietos. Confirman que Macri no va a dilapidar capital político en Córdoba metiéndose en una interna que hoy tiene casi a 10 dirigentes postulándose y que en Casa Rosada le ratifican la intención de gobernar Córdoba. Pero que hoy, ante los números y a la hora de ponerlo como ejemplo ante otros mandatarios provinciales, Schiaretti da la talla. Por más allá, que en 2019 ambos se vuelvan a pintar la cara.
Antesala de esto, puede ser lo que ocurra este año en Santiago del Estero con la elección a gobernador. Hay sintonía a nivel nacional con Gerardo Zamora y su esposa, Claudia Ledesma Abdala, el matrimonio que maneja los hilos en el norte, pero desde Balcarce 50 van a poner todo para ganarles.