La historia remite indefectiblemente a la figura de Billy Elliot, aquel niño de película que luchó contra viento y marea para cumplir su sueño de ser bailarín clásico. Pero a diferencia de aquella, esta no se trata de una ficción.
Tiziano Bússoli tiene 10 años, cursa quinto grado en el Centro Educativo Peter Pan y entrena 11 horas por semana en las instalaciones del club Huracán de barrio La France. Es el único exponente de la gimnasia rítmica masculina en Córdoba y su ilusión es poder competir como federado, algo que hasta el momento está reservado sólo para mujeres en nuestro país.
Lisette Martínez, la entrenadora del juvenil deportista, no tiene dudas del talento que le confiaron. “Todo lo que se propone, lo logra”, asegura. Y cuenta que personalmente lleva a cabo la gestión para que le permitan a su alumno superar la instancia de las exhibiciones y empezar a competir.
Tiziano asiente con una sonrisa cuando le preguntan sobre su condición de experto en gimnasia rítmica. Antes del encuentro con PERFIL CÓRDOBA, que se concretó en el Gimnasio Poeta Lugones, sus allegados ya habían “filtrado el dato” de que es un gran conocedor de la disciplina que descubrió acompañando a su hermana Maite (13) y que sigue al detalle a través de Internet. “Sabe quiénes son los principales gimnastas del mundo y hasta qué coreografías se presentan en los torneos”, destaca Lisette.
Alejandra, la mamá, cuenta que el pequeño antes probó suerte con karate, natación, saltos y telas: “Se aburría haciendo esas actividades. Y tampoco se enganchó con fútbol, pese a que su papá (David) lo llevaba”. Y puntualiza: “Nos decía que quería hacer rítmica, y él mismo empezó a contactarse en las redes con el grupo de mi hija y con ‘la profe’. Cuando Lisette me pidió que se lo llevara para entrenarlo, no lo podíamos creer”.
Cosa de varones
“Mis compañeras ya lo conocían, así que no hubo problemas en sumarlo”, refiere Maite, quien de entrada relativizó los temores paternos de que ella tomara la incorporación del hermano como una invasión de su espacio. Distinta fue la reacción inicial de los compañeros de colegio: “Al principio no les gustaba mucho, pero ahora ya no me dicen nada”, acota Tiziano.
“Fue todo un tema por la estigmatización que hace la gente, sobre todos los mayores. Pero lo resolvimos en casa, donde las tareas y los roles nunca estuvieron repartidos por un criterio de género”, explica Alejandra. “Como familia lo acompañamos en todo lo que a él lo haga feliz”, enfatiza.
“Puede ser que haya otros chicos que practiquen este deporte en Argentina, aunque no sé si con la proyección que tiene Tiziano”, destaca Lisette, quien también integra el equipo de entrenadoras del seleccionado cordobés.
La gimnasia rítmica para varones tiene un importante desarrollo en países como Brasil, Chile, Francia y España, donde hay casi un centenar de atletas federados. “Me gustaría viajar a esos lugares, aunque no sé si se podrá”, comenta Tiziano con un gesto cómplice, levantando los hombros y abriendo las manos. Y deja muy en claro su propósito de perfeccionarse en el dominio de la cuerda, al aro, la pelota, las mazas y la cinta.
Superar límites
Aunque hoy esté frenado por la burocracia local y nacional, el sueño de este joven deportista cordobés ya traspuso fronteras: el español Rubén Orihuela, pionero y referente de la disciplina y nueve veces campeón nacional en su país, mantiene un contacto permanente con su entrenadora y a través de ella le hizo llegar su apoyo en formato de mensajes de WatsApp.
“Fueron muy lindas esas palabras de aliento que nos hizo llegar. Rubén, más que nadie, sabe lo que es luchar desde la adversidad, ya que él mismo estuvo entrenando siete años antes de poder empezar a competir como federado”, destaca Lisette.
La gimnasia rítmica y el nado sincronizado fueron los únicos deportes sin presencia de varones en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Tiziano se ilusiona con ser uno de los que logre romper esa barrera.