La reconocida psicóloga y periodista Liliana Hendel vino por unos días a Córdoba a cumplir con una serie de compromisos que culminaron anoche con su participación en la versión local de las charlas Tedx. Para la fundadora de la Red Par-Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación no Sexista, más que la presunción de inocencia de los denunciados, hoy debemos debatir “si la sanción se corresponde con la pena. Es decir, si las características del delito cometido merecen la expulsión del planeta tierra para siempre”. Y amplía: “La penalidad tiene que funcionar en los extremos (como en los casos de abuso, violación y femicidio), de manera adecuada, razonable, proporcional y en los términos de la justicia, no de cierta politiquería barata. Pero si llegamos a las expresiones más simbólicas -porque no todo es lo mismo y requiere a la ley penal-, yo no quiero que al tipo que dice un piropo lo metan en cana, por ejemplo”.
En relación con las denuncias a través de Internet, la comunicadora resalta a las redes sociales como un instrumento importante: “El nacimiento de Ni Una Menos, apoyado en 30 años de la historia del movimiento de mujeres, surgió de una acción concreta a través de Twitter. Hemos visto una gran cantidad de situaciones donde publicar en redes ha alertado sobre mujeres en situaciones de riesgo. También pasa con el tema de trata de personas. La impunidad de jueces y juezas en sentencias se achica bastante porque circulan sus nombres. Antes solo conocíamos los nombres de las víctimas”, ejemplifica.
La psicóloga y periodista, que también asesora a la ONG local Fondo de Mujeres del Sur y coordina la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina (RIPVG-AR), marca un matiz respecto a la tarea de los medios: “Está fantástico que circule por las redes, pero no publicaría un listado de acosadores. Por ejemplo, si me hubiera enterado del acoso de Ari Paluch, no lo hubiera publicado, sí cuando lo despiden o las empresas que lo auspiciaron le retiran su auspicio. Eso sí es una noticia”.
Hendel se hizo conocida como pionera de la divulgación de problemáticas familiares y de mujeres desde una perspectiva feminista en medios masivos de comunicación. Entiende que esos medios están demorados en el “cambio de paradigma” y trae a la memoria el caso del famoso cura abusador: “Hace 25 años, la información sobre Julio César Grassi circulaba y era una papa caliente que nadie publicaba. El temor y el recato existen cuando se trata de nombres importantes. Ahora pareciera que no. Sin embargo, tengo la sensación de que si apareciera un Grassi hoy, tampoco se le daría cobertura. Hay que dejar que las cuestiones se cocinen en sus propias salsas, y las redes son un muy buen ámbito porque nadie les pide que hagan un desarrollo o que pongan en contexto. Pero para quien realmente quiera hacer periodismo, tener buena información, que esté chequeada y contextualizada es el ABC. Si falta eso, no es buen periodismo. En cambio, a las redes nadie se lo pide, y está bien que así sea”, concluye.