Cuando a comienzos del año pasado comenzaron a colocarse las primeras vacunas en el mundo entero, la posibilidad del fin de la pandemia se transformó en algo más que una ilusión. De pronto miles y luego millones de personas empezaron a ser inmunizadas y con ello la luz de esperanza fue tornándose cada vez mayor. En nuestro país la vacunación dio inicio algunas semanas después, y tras atravesar meses complicados, la llegada de nuevas dosis se volvió mucho más frecuente en las últimas semanas, al punto que hace unos días superó las 20 millones de vacunas recibidas. Para analizar el panorama que se vive en torno a una de las campañas de vacunación más importante en la historia de nuestro país, PERFIL CÓRDOBA dialogó con Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología y asesora del Gobierno nacional.
—¿Qué representan las vacunas en este momento tan complejo para el mundo?
— Desde siempre las vacunas son una herramienta de prevención de enfermedades. Después del agua potable son la herramienta que más vidas salvaron. Cuando hablamos de vacunas, hablamos de prevención primaria porque permiten prevenir una enfermedad sin llegar a enfermarnos. En ese sentido, el Covid es un virus nuevo, para el cual somos todos susceptibles y la vacuna es una herramienta fundamental. Es importante aclarar que no son las únicas herramientas, ni solo con vacunas vamos a solucionar esto. Se sale con vacunas y también con muchos cuidados.
—El tiempo en que se desarrollaron vacunas para esta pandemia fue récord. ¿Qué reflexión debe hacerse al respecto?
—Esto tiene que ver con que se desarrollaron vacunas utilizando plataformas vacunales que ya se habían utilizado para otras enfermedades. Para que esto suceda, se necesita una circulación intensa de una enfermedad, y por eso se pudo desarrollar vacunas en un tiempo tan corto. Sin embargo, no se ha saltado ningún paso, que nadie se confunda. Todos los pasos que debían darse, se dieron, y se pudo hacer de manera tan ágil debido a que tuvimos una circulación muy importante de la enfermedad.
—¿En qué etapa de la pandemia estamos en el país hoy?
—Estamos con una situación bastante más favorable que la que teníamos algunas semanas atrás cuando las vacunas llegaban, por así decirlo, a cuentagotas. Luego hubo un salto cualitativo y ahora un 30% de la población tiene al menos una dosis. Ya hay 20 millones de dosis aplicadas con una muy buena perspectiva de que sigan llegando más vacunas y se pueda seguir. Todavía falta, pero la situación es mucho más favorable que hace unos meses.
—Una de las grandes dudas y también preocupaciones que expresan los vacunados tiene que ver con los tiempos de la segunda dosis. ¿Es conveniente diferir tanto tiempo las dosis?
—Es importante completar el esquema de vacunación, pero en un contexto de escasez de vacunas hay que inocular a la mayor cantidad de personas con una dosis y esa estrategia, que se está utilizando en muchos países del mundo, implica diferir la segunda dosis. La mayor eficacia de la vacuna se logra en la primera dosis, pero obviamente es fundamental completar el esquema de vacunación para lograr una mayor protección.
—La variante Delta, surgida en India genera temor en el mundo entero. ¿Elude la inmunidad otorgada por las vacunas esta nueva cepa?
—Son variantes que están todavía en estudio. Sí está dentro de las variantes a las que hay que prestarles mucha atención. Se sabe que tienen una mayor tasa de transmisibilidad de personas. Esto hace que haya más casos, más pacientes en terapia intensiva y más fallecidos. Es un círculo vicioso por el cual se va incrementando gravedad del asunto.
Las vacunas de Córdoba
—La Provincia tiene la posibilidad de adquirir dosis de la vacuna Janssen, sin embargo este aún no cuenta con la aprobación de Anmat, a pesar de estar aprobada en EEUU y Europa. Se habla de demoras por intereses geopolíticos. ¿Qué mirada tiene acerca de esta versión?
—No creo que haya una cosa en particular. Le hace mucho mal a la salud pública cuando se politiza la pandemia. Hay que tratar de salir de ese lugar porque hace mucho daño y no ayuda. Creo que más temprano que tarde se van a ir aprobando todas las vacunas. No tiene que ver con el origen. Hay un tema que merece un análisis más sociológico que indica que siempre pensamos que el pasto del vecino es más verde. Tenemos vacunas buenas, seguras y eficaces, pero queremos las que no tenemos. Sputnik, por ejemplo, es una vacuna por la que nadie daba dos pesos, incluso se generó toda una controversia. Argentina apostó a esta vacuna, que es una muy buena. Lo mismo pasa con AstraZeneca. Reino Unido ha vacunado a un porcentaje de su población altísimo con esta vacuna y está prácticamente volviendo a la normalidad. Creo también que naturalizamos el hecho de que las vacunas tengan una eficacia mayor al 70% y lo tomamos como algo obvio y lógico. Muchas vacunas del calendario no logran tener esa eficacia. Es algo que uno naturaliza y dice: ‘esa vacuna tiene 65% de eficacia’. Los que sabemos de vacunas, entendemos que no es poco llegar a ese número y que con más del 50% es una gran vacuna.
—¿Qué opinión tiene de Cansino, la vacuna que adquirieron Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires?
—En vacunología, no importa la opinión, sino la evidencia científica y esta indica que es una vacuna muy buena. Es muy importante que las provincias puedan hacerse de vacunas y de esta manera que más gente se inocule.