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Navidad y realidad social

Munir Bracco: “Hay que poner en el centro a las personas y no a las cosas”

El sacerdote de la Pastoral Social reivindica el “rol protagónico” del Estado y señala la necesidad de tejer redes en procura del bien común. Pese a la difícil coyuntura, destaca el valor de la celebración: “La Navidad es una luz en la oscuridad y ahí está nuestra esperanza”.

Munir Bracco
EN EL NOMBRE DEL PADRE. “Nadie se salva sólo; hay que romper con esa idea”, asegura Munir Bracco, citando las palabras del Papa Francisco. | Gentileza Diego Cabrera

-La Navidad está emparentada con la esperanza, con la ilusión, con lo nuevo que nace. ¿Cómo nos atraviesa a los argentinos esta celebración, teniendo en cuenta el contexto de un nuevo gobierno nacional, cuyas primeras medidas han afectado fuertemente el humor social?
-Daría para muchísimo, pero creo que a veces entendemos la Navidad como una fiesta donde prevalece lo superficial y entonces, cuando muchas cosas que creemos centrales no están, pareciera que se cae todo. Si uno mira el pesebre, ve a José, María, El Niño, los animales, un establo y no mucho más; la primera Navidad fue pobre, austera, solitaria, con carencias pero con amor. La fe hace un aporte al contexto social. Navidad es amor, esperanza, lucha, familia, encuentro; Dios viene al momento que vivimos. Es paz, es un abrazo, es perdón, es compartir; ¿qué te impide eso? Ojalá a nadie le falte un plato de comida en la mesa nunca, y menos en esta época. Navidad tiene que ver con la esencia y la dignidad de toda persona; significa que Dios viene a salvarnos, y eso no depende de la coyuntura.

-O no debería depender de ella. ¿Se percibe clima de Navidad?
-Hay preocupación, incertidumbre, desánimo, desesperanza. Todo eso está, porque no llegamos a fin de mes y hay hambre en muchos lugares; pero también hay mucha solidaridad. Estamos igual que en otros momentos de la historia argentina, pero la diferencia es que antes no había redes de contención. Hoy están en los merenderos, en los comedores, en los bolsones, en el apoyo. Y en muchos casos, los que sostienen esas acciones son los propios pares de las personas que reciben ayuda. ¡Esto es Navidad!

"Estamos igual que en otros momentos de la historia argentina, pero la diferencia es que antes no había redes de contención".

-¿Esa solidaridad y esa horizontalidad constituyen hoy el ‘cable a tierra’, teniendo en cuenta el achicamiento y el alejamiento del Estado?
-El Estado tiene un rol protagónico en la sociedad y por eso también uno piensa si no sería un buen momento para reeditar la Mesa de Diálogo Argentino, por ejemplo. Porque si cada sector tira inescrupulosamente para su lado, esto va a ser la ley de la selva y vamos a ir de mal en peor. Hay que priorizar el bien común, que muchas veces no es el interés común.

-¿Existe esa idea del bien común o predominan las mezquindades?
-Creo que en Córdoba ha habido un crecimiento en el diálogo y en redes. Representantes de distintos sectores sociales estamos en contacto y venimos haciendo muchas cosas juntos, Cada vez que hubo un problema, empresarios, sindicalistas, políticos, medios de comunicación y distintos credos, nos encontramos y siempre con muy buena disposición.  

Conflicto social Córdoba

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CELEBRACIÓN Y TENSIÓN. “Todos los diciembres preocupan, gobierne quien gobierne”, afirma el sacerdote de la Pastoral Social. /// FOTO: CEDOC PERFIL

-La semana hubo una acción concreta del Comipaz, enfocada en la problemática de la protesta social, ¿cómo fue esa experiencia?
-Diferentes sectores planteamos lo que estamos viendo y lo que podemos hacer, y todos coincidimos en que queremos el diálogo y no el conflicto. Fue un encuentro positivo y esperanzador, ya que demuestra que hay gente que está dispuesta a resignar cosas para que todos vayamos mejorando, porque esto es así, Nadie se salva solo; hay que romper con esa idea. Si cada sector busca sacar su propia tajada, no vamos a poder salir.  

-Sobre todo, para evitar que se profundice la exclusión.
-El hilo no se puede cortar por lo más delgado. La paz social supone la justicia social y para ello hay que poner en el centro a las personas y no a las cosas. Es importante velar por los más desprotegidos. La ambición exagerada es una opción personal, pero está demostrado que no hace feliz a nadie. La gente debe tener un lugar digno para vivir, comida para alimentarse, acceso a salud y educación y posibilidad de progresar, y ahí deben estar el Estado y los que deseamos una mejor sociedad para todos.

-Para muchos la ‘ambicion’ hoy pasa por cosas muy elementales: un plato de comida caliente, un bienestar básico, asistencia, contención.
-Una cosa es la necesidad y otra la ambición, la inescropulosidad de tener a costa de lo que sea, aplastando al otro, sin que importe nada. ¿Qué te vas llevar de todo eso? Desde la fe, uno puede decir que sólo nos vamos a llevar al otro lado lo que hemos dado, el amor que hemos dado.

"Estamos en crisis y la crisis muestra lo que somos, ahí nos conocemos de verdad, sin máscaras".

-¿Se ha incrementado la ayuda social en los últimos tiempos’
-Sí. La semana pasada se distribuyeron 60 toneladas de carne en la Arquidiócesis y se entregaron más de cuatro mil bolsones. Lo novedoso es la lista de espera en las parroquias. Se priorizan los lugares donde hay menos posibilidades y más necesidades, pero hay muchas comunidades a las que hay decirles ‘esperá’, porque la ayuda no cubre toda la demanda.  

-En la última campaña, la Iglesia de Córdoba les ‘marcó la cancha’ los candidatos, pidiéndoles que dejen ‘el chiquitaje’ de la política y pongan el foco en las necesidades de la gente.
-El mensaje del arzobispo (Ángel Rossi) fue clarísimo: ‘Ustedes están para servir, especialmente a los que más sufren, y no para servirse’. Les recordó las palabras del Papa Francisco, quien sostiene que la política es una de las formas más altas de la caridad. Llevamos cuarenta años de democracia ininterrumpida y no puede ser que la mitad de la población sea pobre. Esto es porque los políticos han hecho las cosas mal.

-¿Y aquella premisa se estaría cumpliendo? Si bien el recambio de autoridades es muy reciente, sabemos que en Argentina diciembre es sinónimo de Navidad, pero también de conflictividad social.
-No podríamos generalizar, decir ’ningún político’ o ‘todos los políticos’. Desde la Pastoral Social me vinculo con algunos y veo que están preocupados y quieren construir, Pero también veo la irresponsabilidad de otros. Un político no puede decir cualquier barbaridad en sus redes o en los medios. Muchas veces te da vergüenza lo que escriben o declaran, y te llevan a pensar si realmente debieran estar ahí. No sé si no se dan cuentan o si tienen un egoísmo tan grande que no les importa nada. Por ahí no hablamos con algunos, porque no se da, pero con otros sí, y se va tejiendo una red importante. La cuestión pasa por la solidaridad, por sentarnos en la misma mesa a pesar de pensar distinto y buscar soluciones para el bien común, y por no quedar atrapados en el conflicto. Estamos en crisis y la crisis muestra lo que somos, ahí nos conocemos de verdad, sin máscaras.

-¿Preocupa la hipótesis de la conflictividad social?
-Todos los diciembres preocupan, gobierne quien gobierne, porque nadie quiere llegar a fin de año sin un plato de comida. Después están los que buscan un rédito personal o sectorial, por aquello de ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’, pero también la solidaridad. Al final de la historia cada un dará cuenta de lo que hizo. Estamos todos en la misma barca, o nos salvamos todos o nos hundimos todos; tenemos que entender esto.

-A pesar de todo, ¿hay margen para la esperanza?
-La Navidad es una luz en la oscuridad, no una luz en la luz, y ahí está nuestra esperanza. Y más allá del contexto, todos seguramente tenemos algo para agradecer. La realidad es amplia y hay que saber mirarla. Siempre hay motivos para sostener la fe y la esperanza. ¿Qué motivos tengo para agradecer este año? Hay que buscarlos, porque están.