Desde aquel ya lejano 20 de marzo, cuando comenzó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio decretado por la Nación, en la provincia de Córdoba hubo un organismo que concitó la mirada de todos los cordobeses: el Centro de Operaciones de Emergencia (COE). Ante cada flexibilización, restricción, aislamiento, cordón sanitario o cualquiera de las tantas medidas sanitarias que la sociedad ha incorporado a su vocabulario en los últimos meses, el foco fue puesto en el COE y de manera particular en su coordinador general, el doctor Juan Francisco Ledesma, a quien muchas veces le tocó transformarse en el blanco de reclamos por parte de los damnificados de algunas de las medidas, ya sean restrictivas o permisivas.
Pediatra de profesión, emergentólogo y especialista en gestión de riesgos, Ledesma recibió a PERFIL CÓRDOBA en la sede central del organismo que lidera, en pleno corazón del Complejo Pablo Pizzurno, lugar donde cientos de personas trabajan en pos de atenuar los efectos de la pandemia de Covid-19.
—¿Cómo maneja la presión de estar en un lugar de tanta exposición y del que se derivan tantas aristas sociales y económicas?
—Yo tengo más de 30 años de profesión, soy médico pediatra y emergentólogo pediatra. Fui jefe de residentes, jefe de Guardias del Hospital de Niños desde el 2002 hasta diciembre cuando comencé mi actividad como director. En paralelo, me desarrollé en una empresa privada de emergencia como pediatra de unidades móviles y luego como coordinador dentro de la misma empresa. Fui dos veces director del 107 de la ciudad. Mi vida estuvo siempre vinculada a la emergencia, lo que genera que esté acostumbrado a la guardia, a dormir pocas horas, he tenido siempre una tarea febril de trabajo. Esta situación no me sorprende, lo que sí hace mella es la continuidad permanente. Desde el 20 de marzo estamos sin interrupción de tarea, incluyendo los fines de semana o los feriados, con asistencia perfecta. He decidido, en lo personal, aportar esta etapa de mi vida, mientras dure la pandemia, a la colaboración con la comunidad, que es lo que me corresponde. Me preparé toda la vida para este momento y quiero actuar en consecuencia.
—¿Eso le ha generado algún costo?
—Evidentemente mi familia está pagando ese precio, mis hijos no me ven, mi pareja no cuenta conmigo, tengo vencidos absolutamente todos los impuestos por no tener tiempo de salir a pagar o lo hago cada dos o tres meses. Sin dudas el aspecto familiar se ha complejizado. Pero ahora viene el momento más duro de la patología y hay que redoblar esfuerzos. Eso le pedimos a cada persona que integra este COE transdiciplinario con cientos o miles de personas participando. Es un ejemplo que los que lideramos tenemos que dar y de hecho lo está dando también el ministro de Salud, Diego Cardozo.
—¿Qué escenario se plantean para el momento más duro de la pandemia?
—En estos días hay un aumento concreto de la patología, la curva está en ascenso y es imposible sostener la estrategia de control de brotes en forma permanente. Es un virus que por transcapilaridad, circula y mucho. La idea es agotar las instancias de control de brotes y para eso sumamos gente porque tenemos la necesidad de una logística humana tremenda. En este momento tenemos a 87 mil personas bajo control sanitario y hemos llegado a tener 125 mil personas. Todo esto se hace con un recurso que es finito. Va a llegar un momento en que tendremos que entablar acciones desde el área sanitaria.
—¿Eso significa tener los hospitales lo mejor preparados que se pueda?
—En parte sí y considero que lo hemos hecho. Se ha preparado y se sigue preparando la estructura en forma permanente, por eso entre otras cosas se triplicaron las camas con respirador. En este momento el porcentaje de ocupación no llega al 4,5%. Nuestra principal preocupación pasa por las reuniones sociales, primer foco de contagios, algo que sabíamos que iba a pasar por las características culturales de nuestro pueblo.
—Si ese porcentaje de camas críticas sube, ¿volverán las restricciones más duras?
—La flexibilización conlleva mayor circulación del virus en la comunidad, por lo que si la estructura montada a tal fin es suficiente, el equilibrio se mantiene. Si la estructura sanitaria se pone en criticidad, es necesario restringir. En ese sutil equilibrio de decisiones es en el que nos mantenemos.
—¿Entiende el hartazgo de la gente y sus reclamos de mayores libertades?
—Si, lo comprendo. Personalmente no estoy exento. Mis hijos me preguntan cuándo podrán tener una vida normal. Les respondo que no sabemos si volveremos a nuestra vida normal o habrá una nueva normalidad, ya que una de las características de esta pandemia es que se ha perdido la certidumbre de todo. El trabajo de la ciencia es dar certezas y en eso trabajamos. Respecto a las medidas restrictivas que tomamos, comprendo que una actividad de restricción afecta a una familia o a una persona que desarrolló una actividad productiva durante años. Sin embargo, duermo tranquilo porque tomamos cada decisión con mucha responsabilidad, con mucha delicadeza y pasa por un sistema de análisis mucho más amplio que involucra a muchas personas y el cual se desarrolló en todo este tiempo.
—¿Se permite imaginar cómo serán las fiestas de fin de año o la temporada de verano?
—Tenemos muchas incertidumbres. Lo que se consideraban certezas hoy no lo son. Países que tenían la enfermedad controlada hoy sufren fuertes rebrotes. Tenemos que ser muy cautelosos y cuando llegue el momento hacer un análisis muy claro al respecto.
Gimnasios aún en stand by
Durante los últimos días de la semana pasada circuló la versión de una posible prueba piloto para la vuelta de los gimnasios en la ciudad de Córdoba. Consultado por este tema Juan Ledesma se mostró cauteloso: “Está siendo evaluada la prueba en gimnasios. La mayor alegría que tiene el gobierno es la de poder flexibilizar, pero estamos muy cautelosos porque el momento epidemiológico que atravesamos en este momento es muy delicado”.
Circulación interdepartamental, con protocolos
Otro de los reclamos pendientes que tiene el COE es la posibilidad de circulación interdepartamental. Para Ledesma, esta situación se ha flexibilizado a partir de la publicación del nuevo protocolo. “Ya no existen zonas blancas y zonas rojas. Si alguien tiene la necesidad de traslados entre departamentos solamente hay que explicar la causa de ese traslado. No se requiere aislamiento en el territorio dentro de la provincia, ni hisopado previo. Trabajamos en conjunción con los municipios. Se entiende que el intendente es un socio en esta tarea”, aseguró. Sobre este punto, Ledesma también analizó la situación generada en Marcos Juárez con cierta “rebelión” por parte del intendente Pedro Dellarossa. “El intendente tiene presiones dentro de su comunidad, lo entiendo. Hay estructuras más dóciles que otras. Entiendo al intendente pero hay una decisión muy clara: el Gobierno de la provincia, a través del COE, es quien toma las decisiones epidemiológicas”.