Es una de las ministras más cuestionadas de Mauricio Macri por la oposición pero al mismo tiempo puede mostrar datos concretos de gestión. Dice que no mira encuestas pero está convencida de que se puede revertir el resultado de las PASO (reconoce que el resultado del 11 de agosto los dejó “tambaleando” pero que ya están repuestos).
No esquiva ninguna pregunta y tampoco tiene reparos en afirmar que “los argentinos no queremos tener a todo el gabinete en la cárcel, como lo tienen estos muchachos”, en referencia al kirchnerismo. Tampoco duda cuando se la consulta qué será de su vida si el Frente de Todos gana la elección: “Yo del país no me voy. ¿Por qué me iría?”, asegura.
En un mano a mano con PERFIL CORDOBA horas antes de la cena que mantuvo con los candidatos a diputados de Juntos por el Cambio en Alta Gracia, se encargó de remarcar que “lo que está en puja son modelos de país”.
—Eso lo dicen desde el Presidente hasta los ministros. Pero en el caso de la seguridad ¿esos modelos quedan más en evidencia?
—Para que quede claro: por un lado, tenemos un modelo basado en la primacía del delincuente (la teoría Zaffaroni); y por el otro el nuestro, basado en los derechos de las víctimas y de la sociedad. El modelo Zaffaroni le hizo perder calidad al servicio de seguridad, porque había impunidad y no había sanción. No había orden ni ley. Y por otro lado, había una estigmatización sobre las fuerzas de seguridad, poniéndolas en un lugar ante determinados hechos sin saber si habían actuado bien o mal.
—¿A qué se refiere con que no había orden ni ley?
—Antes, la Policía Federal actuaba solamente en CABA. El Ministerio de Seguridad de la Nación era un ministerio de la Capital…Nosotros lo federalizamos.
—Usted recibió algunas críticas por algunas medidas adoptadas
—Le muestro algunos números y se va a dar cuenta por qué me critican. Medimos el período 2012-2014 y el 2017-2018 y percibimos un alto crecimiento en las sanciones. ¿Por qué? Porque investigamos mejor, fuimos más profundos porque tenemos el mismo Código Penal que antes. Nosotros lo hubiéramos querido cambiar, pero no lo hicimos.
—¿En qué números se nota una diferencia con el kirchnerismo?
—Alcanza con lo que dice el exsecretario (Sergio) Berni, con quien no tengo una enemistad ni mucho menos. Él dice que en Argentina se secuestra el 5% de la droga que intenta entrar a la Argentina, es decir que ingresa el 95%. Eso fue en la época K. Nosotros llegamos a una cifra récord de incautaciones, que ronda el 38%-40%, algo inédito. Eso se nota en el aumento del precio de la droga en dólares: un kilo de cocaína en Buenos Aires cuesta US$8.000 mientras que en San Pablo cuesta US$2.000.
—¿A qué atribuye esos números?
—A la falta de control, a no querer investigar. En el 2015 las fuerzas federales hicieron 152 procedimientos; nosotros el año pasado llegamos a 785. Por drogas, en el 2015 se detuvieron a 202 personas: en el 2018 ese número fue de 907. Mire: en la época K, se secuestraron 45.000 partes de autos robados. Nosotros llevamos 44 millones…
Sindicalistas de oro. ¿Cómo se revierte la elección? Bullrich asegura que “reforzando la identidad de Juntos por el Cambio”. “Tuvimos problemas económicos, pero no tranzamos con las mafias. No vamos a hacer lo que hacía la expresidenta (Cristina Fernández) que directamente viajaba con las mafias, como por ejemplo con Jorge Castillo (el dueño de La Salada), que ahora está libre pero con un proceso de asociación ilícita serio…”, señala la ministra, quien enseguida registra un caso de Córdoba: “Ustedes aquí tienen un caso emblemático: el Surrbac”.
—¿Siguen de cerca el caso?
—El de los dirigentes del Surrbac es un caso típico de sindicalistas ricos que traban todo, que impiden que haya progreso, que hacen huelga cuando quieren, paralizan la ciudad y no se quieren modernizar. No les importa la gente, aunque sean un servicio público. Y se llenan de oro. En el caso del Surrbac es literal, lo vimos todos.
—¿En algún momento les pidieron ayuda desde Córdoba por este tema?
—Nosotros apoyamos desde el primer momento a Laura Sesma porque considerábamos que su investigación era muy importante para destrabar estos modelos de corrupción tan grandes que impiden que las cosas progresen. Y acá en Córdoba ha pasado lo mismo con el transporte… Reitero: puedo entender que tuvimos problemas económicos pero el problema de las mafias, a quienes incomodamos desde el primer día y nos convertimos en una piedra en el zapato, es lo que impide que Argentina progrese. Estamos en camino de desarmar eso. Si gana Alberto Fernández vamos a retroceder y no habrá lucha contra las mafias. No miro encuestas, pero quiero que la gente se empape más de estas cuestiones de fondo que estamos discutiendo en la Argentina.