El 25 de abril de 1952 fue una jornada histórica para la política argentina. Seis mujeres, entre ellas una cordobesa, juraban como senadoras nacionales y se convertían en las pioneras en ocupar una banca en la Cámara Alta. La docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, licenciada en Historia y doctora en Ciencia Política Marina Spinetta, quien acredita una profusa labor de investigación sobre la participación política femenina en las décadas de 1940 y 1950 en nuestra provincia, habló con PERFIL CÓRDOBA sobre aquel hito de hace siete décadas y su proyección en el tiempo.
-¿Cuál fue el contexto histórico en el que se produce la asunción de las primeras senadoras nacionales en Argentina?
-La asunción de las primeras senadoras y diputadas nacionales, además de varias legisladoras provinciales, no en Córdoba, es la concreción del hecho fundacional de la ciudadanía política femenina, la ley 13.010 de Derechos Políticos de las Mujeres en 1947. En esta instancia, el rol de Eva Perón es aún más decisivo que en la sanción de la mencionada normativa, en la que podemos rastrear una historia de medio siglo de luchas feministas y sufragistas. La organización del Partido Peronista Femenino (PPF) desde 1949 implica una movilización inédita de mujeres y la posibilidad concreta de participar como candidatas en las elecciones de 1951; con aspiraciones reales de ocupar un cargo, como ocurrió. Esto no pasó, en general, en el radicalismo; salvo alguna candidatura provincial, aunque no lograron las bancas. El partido comunista, en cambio, apostó por una mujer como candidata a vicepresidenta, Alcira de la Peña, hecho que sirve como contraste a la fallida candidatura de Evita para ese cargo, clausurada en el “Día del Renunciamiento”. En concreto, el dato distintivo de esta elección fue la inclusión en las listas peronistas de 23 cargos para diputadas nacionales, y seis cargos para senadoras nacionales, entre las cuales figuró la cordobesa Elvira Rodríguez Leonardi de Rosales. Además, hubo candidaturas femeninas para 58 diputaciones y 19 senadurías provinciales, aunque en este caso, sin representación en la provincia de Córdoba.
ORGANIZACIÓN. La creación del Partido Peronista Femenino (PPF), en 1949, implicó una movilización inédita de mujeres en el país. /// FOTO: CEDOC PERFIL
-¿Quién fue Elvira Rodríguez Leonardi y cómo se gesta su llegada a ese selecto grupo de pioneras en cargos legislativos nacionales?
-Las candidaturas del PPF fueron resueltas por el Consejo Superior, del cual formaba parte Evita, y considerando informes secretos de las delegadas censistas. De las 23 delegadas originales (primeras organizadoras territoriales del PPF), sólo cinco fueron candidatas (Barry, 2009: 224- 225). Esto también se aplica a la elección de Elvira Rodríguez Leonardi de Rosales como candidata a senadora nacional por la provincia de Córdoba. Según Barry (2009: 226) las elegidas se caracterizaban por ser “leales, trabajadoras, sin ambiciones personales y peronistas” y por carecer de capacidad de liderazgo y autonomía. De la candidata cordobesa no existe mucha información, salvo que era maestra de profesión. No ha sido posible, por el momento, rastrear una trayectoria política antes de 1951.
-¿Cuál fue la participación de esta cordobesa en la Cámara Alta?
-La participación de la senadora Rodríguez Leonardi, como en general en el resto de las primeras legisladoras, si bien fue pionera se vio limitada por las propias características del PPF en tanto estructura partidaria y del peronismo como un movimiento con líderes carismáticos. El mandato de las senadoras y diputadas se inicia en abril de 1952 y pocos meses después fallece Eva Perón. El PPF queda “huérfano” de su principal referente, y se inicia un proceso de despolitización y sacralización de la figura de Evita. Gran parte de la labor de las mujeres peronistas en las cámaras se puede caracterizar como una “función memorial” (Barry, 2009: 283), con la reiteración de homenajes y reconocimientos a Eva Perón, aunque no fue una prerrogativa solo femenina. Es cierto también que hubo mucho aprendizaje de estas mujeres, quienes participaron de las diferentes comisiones del Congreso Nacional. La diputada nacional Delia Degliuomini de Parodi tuvo el cargo de vicepresidenta primera de la Cámara Baja, siendo una de las primeras mujeres en el mundo en ocupar un cargo de tan alto nivel.
-Rodríguez Leonardi renuncia a fines de 1954. ¿Cuáles fueron los motivos que la llevaron a dejar el cargo y qué fue de ella?
-El fin de la breve trayectoria política de la primera senadora nacional por Córdoba se enmarca en los conflictos del segundo gobierno de Perón, entre el oficialismo y la oposición y, fundamentalmente, en la confrontación con la Iglesia Católica. A fines de 1954 ingresa un proyecto de Divorcio Vincular, que viene a coronar una serie de medidas enfocadas en eliminar la influencia religiosa en la vida social: la supresión de la Dirección General de Educación religiosa y de los feriados sacros, la eliminación de las exenciones impositivas que beneficiaban a la Iglesia Católica, la derogación de la enseñanza religiosa obligatoria, el impulso a la modificación de la Ley de Profilaxis. En el contexto de la discusión sobre el divorcio, el diario Córdoba va a comentar lo que llaman “una actitud” de la senadora de Rosales, quien no había asistido a la sesión del cuerpo en la que se incorporó el divorcio absoluto a la ley de matrimonio; se especuló en que la parlamentaria pensaba en resignar “la honrosa representación legislativa que le otorgara el peronismo femenino” y cuyo mandato expiraba en mayo de 1955. Las versiones indicaban que tal decisión estaba vinculada a razones de orden personal y que la legisladora “había proclamado su adhesión y fe a los principios y obra del movimiento”. Sin embargo, al día siguiente de la publicación citada, el bloque único de senadores expulsa a la senadora por Córdoba “por inconducta partidaria y deslealtad al movimiento, y considerando que la mencionada senadora ha quebrantado la disciplina del bloque único del Senado de la Nación”. El día 16 de diciembre, la senadora presenta la renuncia a su banca, dimisión que es puesta consideración de la Cámara Alta y es aceptada inmediatamente. También fue dejada cesante en su puesto docente. No fue el único caso: el 7 de octubre también se había expulsado del PPF a la diputada nacional por Santiago del Estero, Dominga Ortiz de Sosa Vivas, acusándola de inconducta partidaria, por haber emitido un voto desfavorable al proyecto sobre equiparación de hijos legítimos e ilegítimos, contrariando las normas aprobadas por el bloque mayoritario. Como Rodríguez de Leonardi, había renunciado a su banca. Ambas se habían sentido “más religiosas que peronistas”.
“TECHO DE CRISTAL”. Marina Spinetta asegura que hay una limitación del ascenso a los lugares de poder que condiciona a las mujeres. /// FOTO: CEDOC PERFIL
-¿Cuál fue la reacción de la sociedad en general y del propio cuerpo legislativo ante la novedosa participación política de la mujer?
-Para mediados del siglo XX, numerosos países habían alentado la incorporación formal de las mujeres a la política, dejándose de lado antiguos discursos en relación, por ejemplo, sobre su inferioridad biológica o intelectual. Sin embargo, existía cierto temor frente a ese acceso al espacio público, que podría degradar el lugar preponderante de las mujeres en el hogar, como madres y esposas. Eran tiempos de cambios, pero si bien hubo rupturas, también hubo continuidad. La figura de Evita condensaba esas representaciones contradictorias, con una imagen pública fuerte, de indiscutible liderazgo, acompañada de un llamado a las mujeres peronistas de cuidar a la Nueva Argentina desde el hogar.
-Pasaron 45 años hasta la asunción de otra senadora nacional cordobesa, ¿cuáles fueron las causas que confluyeron para que se diera esa situación?
-La primera incursión parlamentaria de las mujeres en Argentina tuvo que ver con el PPF, como canalizador y promotor de las candidaturas femeninas. En términos numéricos, fue un hecho único en el mundo, en esa época. Esta vinculación entre movilización femenina y peronismo incidió en la limitada participación de mujeres posterior a 1955 en los cargos electivos, más allá de los cambios culturales y sociales que comenzaron en los ‘60. La década de 1980, con un escenario de recuperación democrático, abrió la discusión sobre el lugar de las mujeres en la vida política nacional, que llevó a la sanción en 1991 de la Ley de Cupo Femenino (n° 24.012) que determinaba que al menos el 30% de las listas de candidatos que presentan los partidos en las elecciones estuviera ocupado por mujeres. Esta normativa se encuadra en lo que llaman medidas de acción positiva, como una manera de promover la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
-En siete décadas Córdoba registra únicamente 10 senadoras nacionales. ¿Cómo considera que ha sido la evolución de la participación de la mujer en cargos legislativos?
-La política sigue teniendo una impronta patriarcal o con un sentido masculino. Esto tiene que ver con las condiciones objetivas de varones y mujeres, que se traducen, por ejemplo, en la consideración de lo femenino atado al espacio doméstico y al cuidado de los otros (hijos, esposos, padres, ancianos, enfermos); el “techo de cristal” como una limitación al ascenso a los lugares de poder, en el ámbito profesional o partidario, que condiciona a las mujeres; las posibilidades de autonomía económica de las mujeres, que constituyen más del 60% de los pobres (feminización de la pobreza). La política no puede ser más que un reflejo de lo social, aunque las medidas de acción positiva pueden promover algunos cambios. Por otro lado, no se debe olvidar que Argentina ya tuvo una mujer presidenta, reelecta y que hoy ostenta el cargo de vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Esto también se asocia a cierta tradición en el peronismo sobre los matrimonios políticos, que da cuenta de una noción de complementariedad entre lo femenino y lo masculino. Hay varios ejemplos de este fenómeno: Perón y Evita, Cristina y Néstor, De la Sota y Riutort, Eduardo Duhalde e Hilda “Chiche” González.
FIGURA CLAVE. Eva Perón tuvo un papel decisivo para que el voto femenino fuera una realidad el 11 de noviembre de 1951. /// FOTO: CEDOC PERFIL
SENADORAS
- Entre 1952 y 2022 una decena de mujeres representaron a Córdoba en el Senado de la Nación.
- La pionera fue Elvira Rodríguez Leonardi de Rosales (Partido Peronista Femenino), entre 1952 y 1954.
- Alejandra Vigo (Hacemos por Córdoba) y Carmen Álvarez Rivero (PRO) son las que tienen mandato vigente desde diciembre de 2021.
- La nómina se completa con: Beatriz Irma Raijer (Partido Justicialista, 1999-2001); Beatriz Susana Halak (PJ, 2001-2003); Norma Nélida Bermejo (PJ, 2003); Haidé Giri (PJ, 2003-2009); Norma Morandini (Frente Cívico, 2009-2015); Marta Borello (UCR, 2011-2015); y Laura Rodríguez Machado (PRO, 2015-2021).