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Proyecciones

“La próxima Legislatura estará lejos de la paridad de género”

La legisladora Liliana Montero analiza la participación de las mujeres en las listas de la próxima elección y llega a la conclusión de que habrá una subrepresentación evidente.

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“De los 26 legisladores/as que asumirán por los departamentos, tan sólo un 19-23% podrían ser mujeres, lo que significa una gran desventaja en la conformación paritaria”, dice Montero. | Cedoc Perfil

El mundo, Argentina y nuestra provincia son testigos del gran protagonismo que tomó el movimiento de mujeres en la agenda pública. 

Una de las batallas fue exigir la paridad en la representación política. Córdoba, a la luz de las nuevas elecciones, sigue estando lejos de este objetivo. 

La Provincia tiene una ley de cuota desde el 2000 que se cumple en las listas de candidatos/ as a legisladoras/es por distrito único. 

Es decir que, sobre los/ las 44 legisladores/as que deben elegirse para representar la provincia -considerada esta como único distrito-, las fuerzas políticas se ven obligadas a respetar la cuota del 50% para cada género. 

Sin embargo, en las candidaturas departamentales, si bien se “respeta” esta regla, la mayoría de las fuerzas políticas con capacidad para tener representación parlamentaria, han optado por llevar como candidato -por cada uno de los 26 departamentos que componen nuestra provincia- a un varón.

En la elección del 2015, de los/as 26 legisladoras/es electos por departamento, tres fueron mujeres. 

Desde el año 2001, que se estableció la Unicameral y se eligió un legislador/ar por departamento, nuestra provincia ha elegido 130 legisladores/as departamentales de los cuales nueve fueron mujeres, eso representa tan solo el 7%. 

En este contexto, escuchamos voces y representantes hablando de la famosa “agenda de género” que no está reducida a la cuestión de la participación política ni tampoco está reservada a la conformación de las listas. 

Pero, en este último punto y, en la estructuración de los gabinetes de gobierno, los datos objetivos demuestran la distancia de muchos candidatos entre lo que se dice y se hace. 

Al realizar una lectura de las listas oficializadas para integrar la próxima Legislatura surgen las pruebas: 

a) De las 14 listas presentadas para disputar los legisladores/as representantes por distrito único, cuatro de ellas están encabezadas por mujeres. Y de esas cuatro, hoy, sólo dos de ellas tienen representación parlamentaria (Hacemos por Córdoba yel Frente de Izquierda y de los Trabajadores). 

b) De las dos fuerzas mayoritarias que tienen representación parlamentaria en la actualidad, expresadas hoy en tres alternativas electorales, sólo una lleva una mujer como cabeza de lista (Hacemos por Córdoba). 

c) En las listas de candidatos/as a legisladores/as departamentales, las fuerzas que hoy cuentan con representación por departamento tienen la siguiente proporción: Hacemos por Córdoba, de 26 candidaturas, cinco están encabezadas por mujeres (19%); Unión Cívica radical, de 25 candidaturas, tres están encabezadas por mujeres (12%); mientras que Córdoba Cambia de 25 candidaturas cinco están encabezadas por mujeres (20%). 

d) El resto de las fuerzas presentan panoramas similares, siendo el MAS la lista que más mujeres lleva “a la cabeza” con siete sobre 12 candidaturas departamentales (58%); el Partido Humanista, cinco mujeres sobre nueve candidaturas (55%), el Movimiento de Acción Vecinal, 10 mujeres sobre 21 candidaturas (47%). En el otro extremo se ubica la UCD que no lleva ninguna mujer como cabeza de lista en los 11 departamentos que presenta candidatura y Unión Ciudadana que lleva 1 mujer en 10 candidaturas departamentales. 

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Lamentablemente, los datos demuestran que las mujeres estaremos nuevamente subrepresentadas en la Legislatura. 

En el mejor de los escenarios pueden llegar a asumir entre cinco o seis mujeres como legisladoras de sus departamentos. 

Eso significa que del 100% de los 26 legisladores/as que asumirán por los departamentos, tan sólo un 19-23% podrían ser mujeres, lo que significa una gran desventaja en la conformación paritaria. 

Si de los 44 legisladores que se eligen por distrito único, ingresan aproximadamente (en el mejor de los casos) 22 mujeres, habría que sumarles a ellas las que surgen electas de los departamentos. 

En total, estaríamos ante cifras que rondan entre las 27-28 mujeres (39%), mientras que los varones se rían entre 42-43 (61%). 

En este contexto, se hace necesario que sigamos insistiendo en la posibilidad de sancionar una Ley de paridad horizontal que garantice el piso mínimo en la línea de partida de las candidaturas. 

La Ley de paridad de género horizontal fue presentada en 2018 y establecía la variable histórica o de rotación para el encabezamiento de las listas de candidatos/as a legisladores/as por distrito único con la finalidad de garantizar la alternancia inmediata de géneros entre un período electoral y otro. 

Si la lista de candidatos/as resultara encabezada por un género, en el siguiente período debería encabezarla el otro y viceversa. 

Además, establece la horizontalidad de distritos uninominales, es decir que, en el caso de candidaturas electivas en distritos uninominales, las fuerzas políticas deberían encabezar en la mitad de los Departamentos en que presenten candidatura con un género y con el otro género, la otra mitad. (http://lilianamontero.com.ar/proyecto-de-ley-n26506-fecha-08-10-2018-representacion-paritaria-ley-deparidad/).

Finalmente, quiero rescatar un hecho que, a mi criterio, es trascendental en esta lucha por la paridad que venimos dando desde diferentes sectores. 

Existen altas probabilidades de que. por primera vez en la historia la representación del Departamento Capital, que concentra al 40 % de nuestra población, elija para que nos represente una mujer. 

Esto surge al valorar que, de las tres fuerzas con posibilidades reales de ganar la Capital, en dos de ellas las mujeres han logrado imponerse como cabeza de listas para el distrito: Hacemos por Córdoba y Córdoba Cambia. 

La lucha de las mujeres en los ámbitos de la representación política debe ser tomada como una verdadera lucha por el poder. Eso es lo que está en discusión. 

No se trata de una simple cuestión matemática para conformar a nadie, se trata de un hecho absolutamente democrático de distribución de poder hacia quienes somos la mitad del país. 

De allí en más, podemos debatir las cuestiones ideológicas de cada representación, los intereses que cada una defiende y los proyectos políticos que embanderamos.