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CóRDOBA
FUEGO AMIGO

La silenciosa interna que transitan Passerini y Siciliano en la Ciudad

El viceintendente y el secretario de Gobierno tejen su propia disputa. Cómo fue el reparto de cargos y cuál es la relación de ambos con el resto de Llaryora.

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PUESTA EN ESCENA. Llaryora con Passerini y Siciliano la semana pasada con Ulises Bueno. Cerca, Raúl La Cava. | Cedoc Perfil

En medio de una semana intensa para el Municipio por el impacto del impuesto que lleva la firma del intendente Martín Llaryora, en los pasillos del Palacio 6 de Julio se respira la interna que dirimen desde hace semanas el viceintendente Daniel Passerini y el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano. Dos de los funcionarios con más poder, después del jefe comunal, en el organigrama de la Ciudad. 

El viernes, con las repercusiones del impuesto inmobiliario, la oposición disparó con munición gruesa desde el Concejo Deliberante, y el integrante del Ejecutivo respondió dos horas más tarde; en un cruce que además incluyó cierta tensión con el periodismo. 

Más de uno tomó nota de lo ocurrido en el Municipio y empiezan a apuntar ahora al crecimiento de la oposición en el legislativo municipal después de un arranque que parecía controlado por el propio Passerini. Lo que abrió así un nuevo capítulo en la disputa entre los dos funcionarios. 

“Varios se empiezan a dar cuenta de que esto no arranca. Entonces, empieza el fuego amigo”, dijo un funcionario de segunda línea a PERFIL CORDOBA y admitió que son varias las disputas en el seno del Municipio en las últimas semanas. 

La fuente agrega además que la intención de Llaryora es ajuste ahora, con “dos años durísimos que se vienen por delante y en el tercero empezar a crecer para proyectar”, agregó. Sin olvidar además que tampoco la Provincia está en condiciones de hacer el traspaso de fondos que se imaginó en tiempos de campaña. 

Reparto y coordinación. La distribución de cargos dejó mejor posicionado a Siciliano que a Passerini. Si bien en el reparto de direcciones de los CPC fue el viguismo el que copó los despachos, en la pulseada entre los dos integrantes de la gestión, Siciliano se quedó con la conducción de dos centros: Rancagua, con Susana Zandri; y barrio Jardín, el polémico edificio que nunca se puso en funcionamiento y que se prevé sea inaugurado en esta gestión tiene como directora a Soledad Zarazaga. 

 

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Pero, además, el integrante del Ejecutivo se quedó con la subdirección de los CPC Colón y Ruta 20; los cargos de la secretaría que él encabeza -incluyendo monotributos y becas-, y el poderoso ESOP con la conducción de su esposa Victoria Flores. La avanzada en el ente también incluyó el nombramiento de los directores. 

En tanto, Passerini se quedó con los cargos del Concejo, algunos despachos en la secretaría de Salud que encabeza el llaryorista Ariel Aleksandroff y tiene línea directa con los delasotistas que llegaron a la dirección del CPC Pueyrredón y la subdirección del CPC Empalme. 

Aunque esta primera etapa la ganó Siciliano, el integrante de un despacho en el Municipio graficó la situación a este diario: “Miguel corre esto como una carrera de velocidad, de 100 metros y a fondo; Passerini la hace como una de resistencia, de 1000 metros”. Y abona la teoría del reparto de cargos en cuatro cuartos: llaryorismo, viguismo, los de Siciliano y los delasotistas que se autodenominan “leales”.  

El resto del análisis lo completa un funcionario municipal que no tiene despacho en el Palacio 6 de Julio pero que destaca el teléfono abierto de ambos siempre. “Atienden siempre y a cualquier hora. Con algunos del gabinete, me cuesta un poco más”, repasa el hombre que recorre los barrios. 

Y este es precisamente, otro razonamiento que aporta acerca de cómo se mueven ambos cuando bajan a los barrios: “Siciliano llega siempre y habla en nombre de Llaryora; Daniel habla más en nombre de él”, afirma del viceintendente. Otro funcionario, que prefiere no alimentar esta polémica, dice que lo hace porque uno representa al Ejecutivo y el otro no. “Lo de Passerini es más protocolar, de acuerdos legislativos y línea directa con Martín”, afirma. 

La lupa del resto. Los otros integrantes del gabinete miran de reojo esta disputa. Y reconocen dos cuestiones: Llaryora jugó de arranque poniendo el segundo de cada secretaría, con lo cual, fusible que salta lo reemplaza un llaryorista; y la segunda tiene relación con la primera: la secretaría de Gobierno que encabeza Siciliano es la del desgaste. “Cuando se oxigena la gestión, se arranca por ahí”, dice una fuente. 

Como toda disputa de dos, siempre hay un tercero en discordia. En este caso, un incipiente tercero en discordia: el secretario de Políticas Sociales, Raúl La Cava. El joven que responde al viguismo viene de disputar una dura interna con Sergio Tocalli cuando ambos estaban en el ministerio de Desarrollo Social y ahora tantea el terreno. Algunos lo responsabilizan por la disolución de los Consejos Barriales que debilitó a Oscar Arias, otro referente del PJ en la Capital. 

La recuperación de la Ciudad por parte del peronismo empieza a evidenciar pequeñas internas. Disputas que Llaryora observa y deja correr para fortalecer la presencia en el territorio. 

 

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