El caso del equipo de fútbol infantil que quedó atrapado en una cueva de Tailandia, mantiene al mundo entero en vilo. Cientos de rescatistas trabajan contra reloj para lograr la evacuación antes de que lleguen nuevas lluvias traídas por el monzón que acecha la zona. En medio de este dramático marco, PERFIL CORDOBA dialogó con Alfredo Marinaro, capacitador en la Escuela Latinoamericana de Espeleosocorro y uno de los buzos con mayor experiencia en materia de rescates en cuevas. Marinaro es mendocino y se encuentra trabajando en un proyecto para evitar este tipo de situaciones en las cavernas cordobesas ubicadas en Los Gigantes, espacio geográfico en que circula un caudaloso río subterráneo. “Cuando pasó lo de Tailandia nos saltó una alerta inmediata respecto a lo que pasaba allí y estamos siguiendo al minuto lo que pasa en esa zona. Los chicos accedieron a la caverna en víspera de monzones, que son vientos cargados de humedad que aportan muchísima agua y producen deslaves y principalmente grandes inundaciones. Con este pronóstico era muy peligroso ingresar a la cueva y esta es una situación que puede ocurrir en cualquier lugar del mundo si no se tienen los alertas necesarios”, afirmó Marinaro.
“A estos chicos los sorprendió el agua, que los empezó a empujar hacia adentro y llegaron a una galería interna más grande y elevada, la cual tiene un contexto parecido al de Viaje al centro de la tierra. Es una situación extrema por las amenazas de lluvia, el escurrimiento de barro y por el agua en movimiento. La situación cambia permanentemente y creemos que eso es lo que originó que un buzo perdiera la vida”, añadió.
—¿Qué cree que fue lo que ocurrió en ese caso?
—La preparación de los buzos que hay en este momento para esta situación es excelente. Hay Seals estadounidenses, buzos británicos y decenas de profesionales de todo el mundo, pero por más preparado que uno se encuentre, son momentos de mucha presión. Estás rescatando niños, lo que implica que hay una carga emocional muy fuerte. Ya no es una cuestión de capacitación sino que existen imponderables, hay situaciones que no puede controlar el buzo y lo pueden superar. Hay gateras muy ajustadas y de pronto se desprende barro y podés quedar atrapado. Tampoco se descarta una falla humana generada por la inmediatez y la celeridad con que se trabaja.
—¿Qué es lo primero que se debe hacer en esta situación?
—Contener a los niños. Buscar alternativas para que se les pueda llevar agua, abrigo y comida. Hay que llevarles luz artificial y medicación para estabilizarlos. Esperar que pase la temporada de monzones en septiembre y octubre. Se habla de que se los va a instruir en buceo y se les va a enseñar a usar los autorespiradores.
—¿En Córdoba existen cavernas con condiciones similares a las de Tailandia?
—Córdoba tiene cavernas importantísimas con desarrollos muy importantes. Incluso hay un río subterráneo muy grande y tranquilamente puede pasar algo así. El río subterráneo que tenemos en Los Gigantes, precisamente en el Valle de los Lisos, comienza con un arroyo que permite realizar una gran aventura, bella y extrema, pero si llueve se puede transformar de inmediato en una tragedia enorme. Por eso estamos haciendo un trabajo de investigación con la intención que si cayera una tormenta intensa esto nos alertaría. Es una iniciativa muy valorable del gobierno de Córdoba y de un grupo de empresarios que nos convocaron para evitar tragedias y la idea es tener un pronóstico instantáneo y un alerta muy preciso. Estamos realizando estudios para determinar los puntos de mayor riesgo, los niveles de inundación, las posibilidades de taponamientos y las salidas, entre muchas otras cosas. En estas situaciones es mejor estar preparados y conocer el terreno de manera perfecta para poder encontrar rápidamente soluciones.
