Perfil
CóRDOBA
MARCELO HIDALGO DEJÓ LA UFAI

“Llenamos el equivalente a un estadio Kempes y no tuvimos un solo contagio”

Antes de regresar a la Cámara 3° del Crimen, ponderó la organización que se adoptó para recibir procedimientos derivados de incumplimientos durante la cuarentena.

2020_06_07_marcelohidalgo_finopizarro
MARCELO HIDALGO. Durante 70 días coordinó la UFAI y Violencia Familiar. Afirma que es deseable el “control de gestión” y que eso no afecta la autonomía de decisión de cada fiscal. | Fino Pizarro

Durante la cuarentena en la ciudad de Córdoba y alrededores hubo 1.800 procedimientos con 2.300 detenidos por delitos comunes. Si se multiplica esa cifra por 20, que son los contactos que se producen por las personas que intervienen (personal de la Policía de Córdoba, Policía Judicial, Servicio Penitenciario, Fiscalías, etc.) se llegan a contabilizar más de 45.000.

Esa es la cuenta que hizo Marcelo Hidalgo, quien hoy culmina como coordinador de la Unidad Fiscal de Atención Inmediata (Ufai) y la de Violencia Familiar, para señalar que “llenamos un Estadio Kempes y no tuvimos un solo contagio” con Covid-19.

Inquieto, estudioso y amante de la modernización de la Justicia, Hidalgo insiste una y otra vez en que es deseable el “control de gestión” con la más absoluta autonomía de cada fiscal en la toma de las decisiones. “No solo no son incompatibles, sino que ambas hacen a la necesaria rendición de cuentas”, comenta. Dice que “no hay grieta” entre sus colegas, a pesar de que reconoce que puede haber resistencias en ese aspecto.

—Hay quienes cuestionan el funcionamiento de unidades especiales.

—Son puntos de vista. El primer logro de la conformación de esta mecánica de trabajo fue haber evitado contagios. Esa sola consideración es más que relevante. Si se multiplica la cantidad de personas detenidas sometidas a procesos, nos encontramos con un estadio Kempes lleno de gente entre la que, por suerte, no se han registrado contagios. Además de los detenidos, circuló personal policial, del Servicio Penitenciario, médicos, FPA y técnicos que toman huellas. Al logro se lo debemos a los médicos y a la responsabilidad de cada uno. Por otro lado, se han procurado garantizar los derechos de las personas sometidas a procesos. El sistema de videoconferencia fue muy valioso.

—¿Sin la reforma de la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal (MPF) esta nueva organización hubiera sido posible?

—La tarea del coordinador (de la unidad fiscal) está establecida en la ley. Claramente da más herramientas y permite abordar problemáticas delictivas con mejor organización.

—¿Hay aprobación generalizada o resistencias entre los fiscales sobre este modo de trabajo?

—Le recuerdo que también me tocó coordinar Violencia Familiar, que es la que más juicios llevó adelante hasta este momento. Esa y el resto de las unidades fiscales, como Delitos Económicos, Integridad Sexual, Narcotráfico, tienen sus propios funcionarios que siguieron trabajando. Acá hay una cuestión organizativa. Si aporta elementos útiles para una mejor forma de trabajo, lo evaluarán las autoridades y decidirán seguir o no. Seguramente habrá opiniones de unos y otros.

—Insisto en la pregunta, ¿hay resistencias a este tipo de cambios?

—Hemos recibido el apoyo de todos los compañeros fiscales de Distrito. Entiendo que ese mismo apoyo sigue adelante, más allá de opiniones diferentes que seguramente habrá. No hay una grieta.

—¿Se trabaja más con este esquema?

—Permite trabajar de un modo más trazable. No sobre la decisión de los fiscales sino sobre la gestión. Ingresan volúmenes importantes de personas privadas de libertad. Lo que se intentó es una estructura que dé apoyo a los fiscales para que tomen del mejor modo su decisión. Los fiscales tienen absoluta libertad de su criterio jurídico. No hay cercenamiento de la autonomía. Si existiera, sería un delito.

—El 2020 presentó el desafío de la pandemia con una prolongada vacancia en la Fiscalía General que tiene una conducción bicéfala. ¿Cómo fue trabajar en esta situación?

—He recibido el apoyo de ambos (los adjuntos a cargo, José Gómez Demel y Héctor David) unánimemente. Entiendo que también puede haber miradas distintas sobre la situación institucional. En el marco de esta coyuntura de pandemia, se pudo lograr seguir recibiendo procedimientos y evitar contagios.

—¿Coincide con el exfiscal Carlos Ferrer, en que la vacancia en la Fiscalía General es una situación anómala?

—Creo que sería auspicioso, es más que obvio, que se pueda llevar adelante la conformación completa de las estructuras del Ministerio Público.

2020_06_07_movil_finopizarro
TRIBUNALES 2. Se habilitó un solo ingreso para móviles policiales con aprehendidos a partir de un protocolo estricto de detección de temperatura y distancia social. 

 

COMO FUNCIONO LA UFAI

A partir de la emergencia sanitaria y los decretos de aislamiento social obligatorio, el Ministerio Público Fiscal (MPF) creó, a fines de marzo, la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria (Ufes), a cargo de Andrés Godoy, para causas derivadas de la pandemia; y la Unidad Fiscal de Atención Inmediata (Ufai), hasta hoy a cargo de Marcelo Hidalgo, para recibir todos los procedimientos con personas aprehendidas. Funcionó otra de Violencia Familiar -también bajo directivas de Hidalgo- y la de Casos Especiales (UCE), con Ernesto De Aragón a la cabeza.

Se decidió habilitar un solo ingreso a Tribunales 2, desde Achával Rodríguez, para los móviles con aprehendidos. Desde la garita de acceso se tomaba la temperatura a policías y detenidos. El móvil ingresaba y entregaba el procedimiento. El aprehendido era recibido por un médico, técnico de huella y fotógrafo de Policía Judicial. Todo con distancia social y por corredores bien diferenciados. Si se decidía que quedara detenido, era trasladado, caminando, hacia la alcaidía de Tribunales, ubicada en el ala de enfrente.

El móvil policial regresaba nuevamente a la calle. El trámite de identificación, revisión y traslado interno duraba, aproximadamente, dos horas. Así se evitó que las personas circularan por las diferentes unidades judiciales. Una vez adentro, el detenido era trasladado a la sala de conferencias del subsuelo donde era informado sobre sus derechos y podía comunicarse con familiares, proponer abogado.

Si quedaba detenido, era trasladado luego a la UCA. Esta modalidad de trabajo funcionó con un cuerpo de fiscales y funcionarios de turno durante el día, de 8 a 20; y otro de noche, de 20 a 8. Además, las personas afectadas trabajaban 15 días y se aislaban otros 15. En 10 oportunidades se activó el protocolo y tanto policías como detenidos fueron derivados al Hospital Rawson para los hisopados. No se detectó ningún positivo.

 

GRIETA Y PAZ

El miércoles pasado, el fiscal general adjunto José Gómez Demel convocó a dos fiscales por Distrito. Concurrieron 10. El encuentro fue el corolario de días de tensión entre grupos de fiscales “con posiciones procesales y organizacionales diferentes”, tal como lo definió uno de los asistentes.

El grupo de WhatsApp fue el espacio donde los intercambios fueron intensos y mostraron una grieta entre los fiscales. Uno de los aspectos salientes eran las unidades creadas a raíz de la cuarentena.

Particularmente la de Casos Especiales, a cuya cabeza se desempeñó Ernesto De Aragón. Tramitó hechos graves -con o sin detenidos-, como homicidios y asaltos violentos. Hay quienes impulsaban su continuidad y también estaban sus detractores. Se decidió ponerle fin.

Desde mañana, cada fiscal regresará a su distrito y turno y los hechos se distribuirán según el esquema habitual. Habrá presencia física de fiscales, secretarios y tres empleados por cada oficina.

Sí continuarán la Ufai, a cargo de Iván Rodríguez, con la participación de Marcelo Fenoll, Milagros Gorgas y Sebastián Romero; y la Ufes, sin modificaciones, es decir con Andrés Godoy a la cabeza, Valeria Rissi y Carlos Cornejo.