Perfil
CóRDOBA
Beatriz Ramírez Abella

“Lo peor que nos puede pasar como feministas es fragmentarnos”

Primero en el activismo, luego 20 años en el ámbito público y ahora en una etapa en la que trabaja en la gestión pública municipal, Beatriz Ramírez Abella es consejera del Fondo de Mujeres del Sur*, organización que tiene una de sus bases en Córdoba y que cumplió 15 años este octubre. Visitó la ciudad para la celebración del Fondo. La urgencia de salir a la calle ante las crisis, el rol de los feminismos en el contexto de crisis y el desafío de los andamiajes reglamentarios y su efectiva aplicación son algunos de los temas sobre los que se explaya la uruguaya. “Las feministas negras siempre estamos tironeando al feminismo para que se vehiculice con las mayorías de mujeres que pertenecen a los sectores de pobreza”, advierte.

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EN CÓRDOBA. “Que el Fondo de Mujeres del Sur sea regional es relevante, nos fortalece el mero hecho de confluir en una acción mancomunada contra la desigualdad y exclusión”. | Natalia Roca

La conversación con Beatriz Ramírez Abella tuvo lugar antes de que se diera el debate sobre las sugerencias de Inadi para los medios en el marco del Mundial de Fútbol. Así y todo, sus consideraciones sobre lo afro cobran relevancia dada su trayectoria biográfica, de acción política y social. También se publica hoy, el día en el que Brasil decidirá entre Lula y Bolsonaro, un tema que orbita durante la charla desde lo conceptual, sobre todo en lo que refiere al rol de los feminismos en estos tiempos en la región: “No todas son pérdidas, el movimiento feminista es uno triunfante. Lo digo con 67 años: ha triunfado en su lucha, en sus demandas y reivindicaciones. Luego viene el proceso de sostenimiento. En ese marco, lo importante es tender puentes y no perder la articulación. Lo peor que nos puede pasar es fragmentarnos y no se puede pensar un movimiento que no acompase su análisis al contexto social en el que está inserto. Porque no somos una burbuja, no vivimos en paralelo. Por eso que el Fondo sea regional, es relevante, nos fortalece el mero hecho de confluir en una acción mancomunada contra la desigualdad y exclusión. Es un andamiaje complejo, pero no es posible dejar que ninguno se pierda”, dice la activista y política uruguaya dialogando con PERFIL CÓRDOBA. 

—Dada la crisis, sobre todo en Argentina, aunque es global: inflación, guerra, avanzadas de movimientos antidemocráticos, protofascistas, ¿cuáles son las urgencias de los feminismos?

El feminismo, en cuanto ideología, responde a una visión crítica de la sociedad. Y con el recrudecimiento de las visiones más conservadoras y el retroceso de la agenda de derechos, el feminismo se planta con un rol fuerte en el abordaje, como un gran desafío, en poder volver estos temas de agenda en el centro, en la corriente principal, como decimos las feministas.
Provengo de un sectorpobre y trabajador y siento que en los últimos años al feminismo nos vinculan con sectores en mejores condiciones sociales, económicas y educativas. Las feministas negras siempre estamos tironeando al feminismo para que se vehiculice con las mayorías de mujeres que pertenecen a los sectores de pobreza. Y luego de la pandemia se ve una baja movilización, por fuera del movimiento sindical que en Uruguay es fuerte, así como el educativo; hay una ausencia, el movimiento feminista no está en una posición crítica. Qué pasa es un tema a analizar para volver a tomar ese papel que fue siempre crucial: estar la calle para plantear sus reivindicaciones.

—Tras la legalización del aborto, con una avanzada fuerte también en contra, tal vez eso fue lo que llevó a la retirada de la que habla.

—No ha sido lo que nos ha caracterizado. Soy una feminista de la guardia vieja, llegando a mis 70 años, y aun cuando hace 40 años éramos un puñadito de, como nos decían, “locas”, nunca el lugar fue de retraimiento. No veo al movimiento como en otro momento, con palabra y voz en la calle. Sí en situaciones particulares o en fechas importantes. Este es mi análisis que no deja de ser comparativo al proceso. Quizás hoy las feministas más jóvenes encuentran otros espacios.

—El tema racial en Argentina es algo de lo que no se habla, sí en el norte y el sur, pero en lo denominado aquí como región centro no aparece como asunto. La pregunta es por qué hablar de feminismo negro y se dan estas particularidades de negación.

—Provengo del movimiento social afro y Argentina ha tenido organizaciones con las que venimos dialogando. Ha sido muy duro para los compañeros de este país poner este tema en agenda. Al igual que Uruguay, hay una concepción altamente europeizada donde las dimensiones de la racialidad están colocadas en el lugar de lo folklórico. Sin ver el contenido de las causas y consecuencias que implicó la trata esclavizante de los estados nacionales, en términos de una ideología que acompasó estos procesos reductivos y que se ocupó de invisibilizar a las poblaciones de origen africano en Argentina, con sucesivos genocidios. 
Como en casi toda América latina, hubo una expansión, por ejemplo, en Santa Fe, donde se mantiene fuertemente viva la cuestión indígena y la cultura afro indoamericana que lidera Lucía Molina. Y en Buenos Aires siempre hubo liderazgos potentes y algunos agrupamientos que están vinculados a las mujeres jóvenes, potenciados por la llegada de olas de migrantes afros. Lo que hace que la composición social cambie y sea innegable su presencia. Pero se habla de ellos como si no hubiera existido el tronco colonial, con la llegada de los esclavos en ese período. Siempre hubo población afroargentina y en ese mosaico complejo y diverso, creo que buscan denodadamente tener una presencia visible en nuestros países. 

—Estamos en un momento en el que se dieron leyes — como la de legalización del aborto—, reglamentaciones —como el cupo trans— y protocolos de avanzada —por ejemplo, en ciertas empresas que se empiezan a tomar en serio la violencia laboral—. Es decir, un andamiaje ‘reglamentario’ que, por momentos, parecería tener poca incidencia con lo que sucede en ciertos ámbitos donde debería aplicarse. ¿Qué ‘falla’?

—No manejo al detalle la realidad Argentina, pero no es muy disímil a la de Uruguay. Y me parece que la resistencia a los cambios es un componente que nunca podemos dejar de tener claro. Porque el sistema social en el que estamos habla de que estas formas de desigualdad y discriminación son estructurales. En lo que hace al aborto legalizado, el cuerpo médico, por supuesto, resiste a las transformaciones que salen de la concepción biologicista para hablar de construcciones sociales. Entonces no debe sorprender que exista esa resistencia. Por eso no hay que dejar de monitorear e incidir políticamente. 

Perfil de Beatriz Ramírez Abella. Vocal del Fondo De Mujeres Del Sur. Militante afrouruguaya. Trabaja por los derechos de las personas afrodescendientes, las mujeres y las personas del colectivo LGBTIQ+. Cursó la carrera de Servicio Social y estudios de género. Activista y política, es la responsable del primer mecanismo de equidad racial en la administración central, en el Departamento de Mujeres Afrodescendientes del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) de su país. Docente y capacitadora a nivel nacional e internacional en los temas de afrodescendencia y género. Ha escrito artículos sobre feminismo negro, narrativas afrodescendientes, e intersección de género, raza y diversidad sexual. 

Los 15 Años Del FdMdS
Fundado en 2007 por seis feministas latinoamericanas, moviliza recursos y brinda apoyo financiero, técnico y político para fortalecer a organizaciones de mujeres, disidencias y movimientos feministas que “promueven la justicia de género, étnico-racial y social” en distintos países de la región.