La decisión del intendente Martín Llaryora de cambiar a cinco directores de los 12 CPC que tiene la ciudad tuvo un impacto inmediato en el clima de la interna peronista. Al margen de una maniobra que responde más al rasgo descentralizador que tendrá este tramo de la gestión, PERFIL CORDOBA anticipó en febrero pasado que se iba el 40% de los directores, y en el seno del peronismo varios dirigentes y sus padrinos se vieron afectados por la movida.
Al punto que el viernes por la tarde, en una reunión que hubo en la Secretaría de Participación Ciudadana a cargo de Juan Domingo Viola, varios de los directores salientes se fueron con un gesto adusto de la oficina ubicada en el octavo piso de Caseros 621.
Misma reacción que hubo el viernes por la mañana en el Concejo Deliberante con varios intentando rescatar soldados para reubicarlos; o con el Zoom del viernes al mediodía que encabezó la diputada nacional Alejandra Vigo con su mesa chica. Encuentro virtual al que acudieron, entre otros, los legisladores provinciales Diego Hak, Leonardo Limia, Tom Ramallo; y la concejala Sandra Trigo.
En modo moto guadaña. El año pasado, en la previa de lo que fue el anuncio de las áreas operativas para empoderar a los CPC y poner a la gestión en un vínculo más directo y cercano con el vecino, las recorridas de los funcionarios municipales de primera línea a cada centro de participación comunal fue para dotarlos de elementos para el mantenimiento de espacios verdes. Como, por ejemplo, bordeadoras y moto guadañas; y fue, precisamente, esta la figura que utilizó un director saliente: “al final, lo de la moto guadaña era en serio”, disparó después de la reunión del viernes con Viola, a quien apuntan como uno de los designados para equilibrar el poder con el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano.
De tres de las vertientes del PJ capitalino -viguismo, sicilianismo y delasotismo-, las dos primeras fueron parte de estas modificaciones que se confirmaron sobre el final de la semana. Las modificaciones que se realizaron en los CPC Colón, Argüello, Centro América, Rancagua y Guiñazú movieron las piezas en los sectores que responden a Siciliano y a Vigo; aunque a ambos espacios se los equilibró por otro lado.
Por ejemplo, entre los dirigentes que responden a Siciliano, salieron Horacio Manzur y Susana Zandri, de Centro América y Rancagua, respectivamente. Pero el primero irá a la secretaría de Gobierno -dejando su lugar a Sebastián Baigorrí, que viene de Guiñazú-; y Zandri arranca desde mañana en el Coys que preside Victoria Flores. Dentro del sicilianismo, quien ganó terreno es Soledad Zarazaga, que llega Colón en reemplazo del viguista Juan Carlos Jodar, a quien le buscaban un lugar hasta el viernes con conversaciones en el Concejo.
Dato: los CPC de Colón y Pueyrredón son los que cuentan con la mayor cantidad de servidores urbanos. Y esto no pasa desapercibido en términos de recursos humanos, sobre todo cuando hay varios directores preocupados por el personal con el que contarán para las áreas operativas.
Retornando a los cambios. Viola coloca un dirigente que le responde en Guiñazú, como Marcos Reartes; lugar al que podría haber ido la viguista Nilda Roldán, quien se mantiene como subdirectora en Centro América. De hecho, en ese sector del norte de la ciudad, sostienen que los cambios también se deben al año político y el peso de cada uno en el territorio también juega su papel al margen del perfil ejecutivo de los funcionarios.
Sobre esto último, también advierten desde el Municipio que todos llegan a “prueba por tres meses”, como en el sector privado; y que a estos cambios se les pueden sumar otros en los próximos meses.
Asimismo, en Argüello, la llegada del vecino de Mendiolaza y excandidato a intendente, Tomás Grunhaut, es en clara alusión a la política metropolitana y de región a la que apunta Llaryora.
En tanto, también en las segundas líneas hay movimientos, con las subdirecciones en Ruta 20 y en Villa El Libertador. A la primera llega la delasotista Mónica Rosales, de línea directa con Natalia de la Sota, y con muestras de gestión que destacan incluso dirigentes de otras vertientes; y Villa El Libertador, el que arriba es Marcelo Suárez, quien responde al concejal Diego Casado. Una decisión sobre la que varios hicieron comentarios el viernes por la tarde.
El impacto en el armado. “Acá lo que está faltando es una reunión entre Llaryora y Vigo, pero no de gestión ni institucional, una charla política”. Esta frase lanzó un dirigente con peso en el PJ y varios coinciden.
Sin embargo, no es la única charla pendiente. En El Panal sostienen que Vigo encabezando el tramo al Senado es un hecho; y están aquellos que advirtieron, además, cómo empezó a crecer la versión de que sea la legisladora e hija del exgobernador quien lidere el tramo a Diputados. Pero, no son pocos los que reconocen que el diálogo entre ambas hoy no fluye.
Al punto que, de cara al 2023, si hay corte de boleta en esta Legislativa, podría ser una especie de interna abierta en el PJ cordobés.
De la Sota, que acentuó su acercamiento a Llaryora en las últimas semanas, es de las que insisten con que esta elección es clave para la generación que ambos integran. Mientras que, una buena elección a Vigo le podría dar poder de lapicera de acá a dos años. Datos que nadie niega.
Sobre todo, aquellos que admiten que, en esta tensión, la diputada nacional empezó a medir lealtad.