El Presidente siempre se sintió cómodo con Schiaretti como aliado estratégico, lo que tal vez desorientó a sus socios en la Provincia. Los resultados de hoy tendrán consecuencias para Cambiemos y el radicalismo.
SINTONIA. Macri, cerca de Schiaretti, mientras Negri y Mestre mantienen una disputa sin final y hoy llegan divididos a la elección. |
CEDOC PERFIL
Domingo 22 de octubre de 2017. En las elecciones Legislativas, Cambiemos, cuya cabeza de lista era Héctor Baldassi, lograba el 48,47% de los votos contra el 30,57% de un peronismo bajo el sello de Unión por Córdoba que encabezaba Martín Llaryora y tenía como candidata a Alejandra Vigo.
A partir de ahí, conviene preguntarse qué pasó con Cambiemos, tanto a nivel nacional como provincial, para llegar a esta realidad que los muestra al borde de una ruptura que puede tener repercusión nacional y a un peronismo revitalizado, con un Juan Schiaretti convertido en el dueño absoluto del peronismo, más aún después de la muerte de José Manuel de la Sota.
¿Qué pasó en estos dos años para que el par tido del Presidente se diluyera al punto de la implosión y el PJ esté a punto de ganar una elección que los mantendrá un cuarto de siglo en el poder? A fines de ese 2017 se cerró el pacto por el Consenso Fiscal, con un Schiaretti clave para sumar el apoyo del resto de los gobernadores.
Desde ese momento, Macri se sintió cómodo con Schiaretti como aliado estratégico, lo que probablemente haya desorientado a los socios de su partido, que nunca ocultaron las diferencias pero guardaron las formas hasta que llegó el momento de definir candidaturas. Pese a la buena relación que supo cultivar Schiaretti, el gobernador no dudó en marcarle la cancha a Macri en mayo del año pasado, cuando se produjo la primera corrida cambiaria: “La responsabilidad es del Gobierno nacional, las provincias están fuertes”, dijo.
La segunda advertencia llegó en agosto del 2018: la segunda corrida volvió a marcar claras diferencias en materia económica entre el Gobierno provincial y el nacional. Poco antes de eso, las diferencias de estrategia entre el PJ y Cambiemos ya se percibían con claridad: mientras un Schiaretti fortalecido tomaba decisiones centrales, como que Martín Llaryora sería su candidato a intendente, habilitaba la apertura del espacio a otras fuerzas y le sumaba un condimento hasta ese momento impensado: la declinación del postulante K. Todo a favor.
Del otro lado empezaban los codazos para ver quién se convertía en el candidato a gobernador. De esa pelea, el final ya es conocido y hoy se sabran las consecuencias. Para esta noche, las expectativas están puestas en dos aspectos. Por un lado, en la reacción de Schiaretti de cara al escenario nacional. Y por el otro, el daño que producirán las esquirlas tras la colisión de Cambiemos, que podrían llegar a Macri. Eso se verá en octubre.
