Los paisajes de la bella Lugano son muy distintos a los de su Laguna Larga natal, esa tierra que extraña tanto.
Tiene 18 años y está lejos de su familia. Sin embargo, Lautaro tiene un sueño y hará todo lo posible por conquistarlo. Por eso, cada día entrena con pasión para lograr lo que tanto anhela. Y claro, tiene un espejo especial. Por ende, sabe que para llegar a la meta hay que esforzarse el doble. En consecuencia, cuando le preguntan por su referente, sin dudar exclama: “Mi tío es mi ídolo”. Y su tío es nada más y nada menos que Paulo Dybala.
“La verdad que es un poco difícil por lo lejos que estoy de mi familia, pero estoy tranquilo, porque estoy haciendo lo que me gusta y lo que todo chico quiere y desea. Por eso estoy acá. Tengo ganas de llegar lejos”, expresa Lautaro Dybala en diálogo con PERFIL CÓRDOBA con respecto a su estadía en Suiza, al tiempo que agrega: “Extraño a mis amigos, a mi pueblo. extraño el asado”. Pero hay pasión y sacrificio.
—¿Cómo te está yendo en el club?
—Estoy muy bien. Lugano es un muy buen club, se nota que es grande. Me gustó porque tiene muy buenas (divisiones) juveniles. Ahora estoy entrenando con la Under-21. Con los compañeros me llevo muy bien.
—¿Y en cuanto al nivel futbolístico?
—Pensé que era distinto, pero hay un muy buen nivel. Ahora Lugano está jugando la Europa League. Me ha sorprendido.
—¿Qué tipo de jugador sos?
—Soy enganche. No tengo una posición fija, me gusta moverme por todos lados. En Lugano voy bien, me costó más el fútbol italiano, aunque es parecido, acá es un poco más friccionado. ¿Cómo me describiría como jugador? No sé cómo decirlo. Soy un jugador que trata de jugar simple y hacer lo mejor para el equipo.
—¿Cuáles son tus sueños en el fútbol?
—Recién estoy empezando. No me quiero apurar. Mi sueño es ser un gran jugador y jugar en las grandes ligas.
—¿Y tus referentes quiénes son?
—Mi tío es mi ídolo. Él, primero. Después me gustan Riquelme, Gio Moreno... Esos jugadores que saben manejar el equipo.
¿”La Perla”?
“Desde los cuatro años juego a la pelota. El fútbol es mi vida, es todo. Siempre jugué”, cuenta el pibe que en Córdoba pasó por las inferiores de Instituto y Talleres. A propósito, Lautaro rememora: “La pasé muy bien en los dos clubes. Tengo un muy buen recuerdo. No me quejo. Estuve más tiempo en Talleres. En Instituto era muy chico y costaba viajar todos los días”.
El talentoso volante habla en tono pausado, respetuoso, con algo de timidez al expresarse. Es inevitable consultarle por Paulo, su tío, la figura cordobesa de la Juventus.
—Paulo es “La Joya”, ¿es cierto que a vos te dicen “La Perla”?
—(Se ríe) No, mis amigos me joden. Aunque mi tío Paulo también me dice “La Perla”.
—¿Qué sentís al ver todo lo que le pasa a Paulo, que es una estrella mundial del fútbol?
—Yo lo tengo como mi tío, no como una estrella mundial. Pero es algo muy lindo ver todo lo que le pasa. La verdad que él se merece todo lo que le pasa, porque viví todo el sacrificio que él hizo. Tiene bien merecido lo que vive ahora, pero no termina acá, porque va a seguir creciendo, ganando... No tiene límites. Es un jugadorazo. Disfruto verlo y lo que le pasa igual que él. Cada vez que sale de su casa tiene fans esperándolo afuera y él los recibe como si fueran de la familia. Es muy lindo verlo.
De familia muy futbolera
Lautaro Dybala desde niño mamó fútbol y se apasionó por el juego. Y claro, las charlas futboleras han sido una constante en la familia. Ya el abuelo Adolfo era un amante de este deporte y por ende, sus tíos Paulo y Mariano y su papá Gustavo han continuado con el legado, que Lautaro asume como tal y espera continuar.
—Hace unos años contaste que tu papá y tus tíos te aconsejan mucho. ¿Qué te dicen?
—Siempre me hablan y aconsejan en todo aspecto. Me dicen cómo tengo que ser en la vida, también en la cancha. En todo han estado, igual que mi mamá y toda mi familia, siempre me han apoyado y dado consejos... Y para un padre nunca jugás bien.
—¿Cómo es eso?
—Sí -se ríe-, mi papá siempre tiene una crítica de algo. Toda la familia de parte de mi papá son muy exigentes y me pegan un poco. Me gastan y me dicen que soy un poco “pecho frio”. Pero no es así, yo meto.
—¿Cómo convivís con eso?
—Se las devuelvo y les digo que ellos tampoco meten la pata –más risas-. Pero lo tomo bien, porque sé que me quieren y es para que yo mejore.