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DESCARGO Y RÉPLICA

“No hay ni una prueba de que haya tenido comunicación con Los Monos”

Diómedes Carbone, apuntado en una investigación federal como el inversor que habría usado dinero proveniente de la banda narco rosarina para comprar Corphone, se despega de la acusación y ataca. Endilga al fiscal Enrique Senestrari una “persecución injusta”. En dialogo con PERFIL CÓRDOBA explica cuánto entregó por el call center y cuándo y por qué se retiró.

Diomedes Carbone
DIÓMEDES CARBONE. Dijo que ingresó a Corphone pagando US$ 15.000 de la venta de una rotisería que tenía en Rosario y abonando a la Afip tres meses de deuda. | Federico Rodríguez

Tras la publicación en PERFIL CÓRDOBA de una nota que dio cuenta de dos expedientes judiciales donde se sospecha que dinero de la banda rosarina Los Monos se habría lavado en una empresa investigada por facturas apócrifas, se comunicó con este medio Diómedes Carbone. Su nombre aparece vinculado a Corphone.

Carbone ofreció su versión y acusó al fiscal federal Enrique Senestrari de una “persecución injusta” contra su persona. Lo hizo a través de un escrito que envió a esta periodista y en una entrevista que se concretó el jueves último.

El documento afirma: “Tomado conocimiento de una entrevista ante la prensa efectuada al fiscal Enrique Senestrari, en la cual me imputa participación criminal en la causa relacionada con la empresa Corphone, dejo perfectamente explicitado que tales afirmaciones no se corresponden con la verdad y que las mismas carecen de todo sustento probatorio”.

“Esas declaraciones ponen en peligro mi vida y la de mi familia, ya que me vincula directamente a la banda de ‘Los Monos’, un grupo criminal violento de la ciudad de Rosario donde me encuentro viviendo con mi grupo familiar compuesto por mi esposa e hijos menores”, continúa.

“En el año 2021 –relata– compré parte de la empresa Corphone con mis ahorros, por la venta de una rotisería. Posteriormente, y en virtud de la existencia de una causa judicial, decidí salir del negocio. Todo lo puedo acreditar fehacientemente con documentación relacionada”.

Recuerda que el juez federal (jubilado) Ricardo Bustos Fierro, al analizar escuchas telefónicas “efectuadas durante dos años”, concluyó que “no existen elementos de convicción suficientes para sostener la probabilidad de la existencia de los hechos que se me quieren imputar, por lo que se resolvió declarar la FALTA de MERITO” (sic).

Carbone dice que recientemente se puso a disposición de la Justicia Federal y que Senestrari no tuvo hechos concretos para investigarlo.

—¿Tiene algún vínculo o conoce a alguien de la banda de Los Monos?

—No. Para nada. Lo juro. Es otra de las cosas por las que estoy dolido. Vivo en la misma casa desde hace 12 años, con mi mujer y mis dos hijos. Hoy a la banda criminal de Los Monos todos le tienen terror por las balaceras que genera el narcotráfico en Rosario. Hay seis o diez bandas, según se rumorea. No me dedico a eso. No tomo alcohol, no fumo ni tomo droga, no salgo de noche, me dedico a mi familia. Vengo acá a comprar parte de Corphone porque lo veo como una oportunidad por la facturación que tenía.

–Antes de ir al capítulo Corphone, le consulto sobre datos que surgen de las intervenciones telefónicas que usted cuestiona. ¿Conoce a Walter Alejandro Paré, alias El Ruso, y a Francisco Rafael Lapiana, barras del club Newell´s a quienes describen como valijeros de Los Monos?

–Sí. Los conozco a los dos. Al Ruso estuve a punto de venderle la rotisería, después no me la compró. Cuando quiso venir a vivir a Córdoba, le dije que se venga, que era espectacular, que no hay la delincuencia que hay en Rosario. Se vino a vivir a Carlos Paz. Tengo una relación normal. Hablo poco, casi nada. Lo que le pedí era un agenciero amigo, porque necesitaba financiar un vehículo para hacer un negocio. Me presentó uno, me dieron una Toyota Hilux, él me sirvió de garantía, no me fió nada. Cuando se vencieron los plazos se pagó la Toyota Hilux. Es toda la vinculación que tengo en las escuchas telefónicas.

—¿Y Lapiana?

—Es un representante de jugadores, muy amigo de mi padre de toda la vida. Lo único que hice fue pedirle 1.200 dólares prestados.

—Ambos tienen antecedentes y tuvieron condenas en Rosario, ¿verdad?

—No juzgo a la persona por lo que es sino por cómo son conmigo. Yo iba a juicio, tenía que pagar abogados y no tenía plata. Desgraciadamente, no me quedó otra que pedir prestado. De los 1.200 a Lapiana le devolví 400. Le estoy debiendo 800. Me llamó un montón de veces por teléfono y eso es lo que me liga con él. En ningún momento me apretó o extorsionó. De Lapiana no conozco que tenga vinculación con Los Monos. Lo que él tiene con Los Monos es un jugador, (Ángel) Correa, que está en la Selección Argentina y lo vincularon por él con la banda. No hay una prueba de que yo haya tenido comunicación con alguien de Los Monos

.—En las intervenciones telefónicas usted manifiesta temor porque es gente que “mata a cuatro manos”.

—Por ejemplo, yo vendo un terreno y no lo puedo cobrar. Entonces digo, no ves que pedí plata prestada y tengo que devolverla. Usé un speech para que se apiade de la situación y poder cobrarle. Es una estrategia para cobrar. Hoy me junto con Lapiana o El Ruso y no tengo problemas. De hecho, no tengo un tatuaje, una cicatriz, un tiro, no tengo nada. Tuve una niñez y adolescencia con seis hermanos en la que mi padre me enseñó, desgraciadamente, a normalizar el delito pero nunca me orienté a la droga. Jamás.

La compra y el alejamiento de Corphone.

—¿Cómo conoció a Cristian Debarre y Marcelo Gaido, dueños de Corphone?

—Me los presentó Sergio Sosa. No los conocía. Fue en junio del 2021. Me dijeron que Debarre no quería ir más, tenía rosácea en la cara, estaba cansado.

—¿Cuál fue el acuerdo por el cual compró la empresa?

—Sergio Sosa es un tipo muy puro, sano. Cuando muere el presidente de Corphone le pidieron si no quería asumir él. Dijo que si no le traía problemas, lo hacía. Firmó la presidencia. Al ser el presidente, el que manda es él, entre comillas. Cuando aparece Cristian Debarre, él dice que se quiere ir. Había un vencimiento esa semana. Si no se pagaba, se caía un plan con Afip. Yo tenía US$ 20.000 que me habían quedado de la venta de mi rotisería. Puse US$ 15.000. Se pagó el acuerdo. Arrancamos a gestionar. No firmamos nada porque le tenía mucha confianza a Sergio Sosa y no estaba empapado de los números reales. A los tres meses, aparece una deuda de Telefónica. Había que indemnizar a 35 empleados. Una deuda de $ 40 millones. Yo me enojo mucho con Debarre y Gaido.

Marcelo Gaido
Marcelo Gaido está detenido desde el 10 de marzo pasado.

—¿Ellos son los dueños?

—Para mí, ellos son los dueños.

—¿Y en los papeles?

—Figuraba Sergio Sosa. Por eso puse la plata sin firmar nada.

—¿De dónde tenía tanta confianza con Sosa?

—Él hizo negocios con gente amiga. Yo le hice cobrar unos cheques. Es un tipo muy sano, puro, cinco hijos, un luchador de la vida nato.

—¿Usted ingresa a Corphone, le entrega US$ 15.000 y paga la deuda a la Afip?

—Se pagó el acuerdo de ese mes. Estaban tres meses atrasados.

—¿Cuánto dinero era?

—No me acuerdo. Acá el problema central es que se corría una hoja y aparecían deudas. No me gustaba.

—¿Usted se retira?

—En diciembre del 2021 yo decido retirarme porque había cada vez más deudas. Fui sondeando de afuera con Sergio para ver si podía recuperar mi plata. Había una espalda de tres empresas muy fuertes: Telefónica Argentina, Kolektor de Córdoba y Universidad Kennedy de Buenos Aires. Eran los clientes de Corphone. Pero se facturaban 10 millones y se pagaban 11. Una de las imputaciones de Senestrari es que yo financié Corphone con plata del narcotráfico. Es mentira. Yo puse sólo US$ 15.000; con la cotización de ese momento, eran $ 2 millones. Yo los junté de mi rotisería. Soy una persona transparente. Debarre y Gaido hicieron lo posible por pagar, pero no se pudo.

Cristian Debarre
Cristian Debarre está detenido desde el 10 de marzo pasado.

—La investigación sobre Debarre y Gaido no sólo es por evasión, también es por facturación apócrifa.

—Yo me entero eso después de diciembre.

—¿Fue un error hacer negocio con ellos?

—El que no arriesga no gana. No lo medí. Me fui enterando de las deudas después y me cansé.

—¿Usted compró, tomó el control y nunca quedó asentado en los papeles?

—Tampoco tomé el control. Yo estaba ahí para ganar plata. Hablamos con los equipos de Telefónica, Kolektor y Universidad Kennedy. Llegábamos bien a los objetivos. La facturación era prolija. Desde que estuve yo, no salió una factura que no fue gastada. Esos siete meses fueron los que más se pagaron.

Venta de agroquímicos, ¿una pantalla?

—¿Usted se dedica, o dedicó, a negocios inmobiliarios? ¿Qué vínculos tiene con Darío Ramón Vidal que acaba de ser detenido por el fiscal de Delitos Complejos de la Justicia Provincial, Enrique Gavier?

—Darío es un amigo, el primero que conozco en Carlos Paz. Estuve al lado de él cuatro o cinco meses, en el 2021. Con él no hice ningún negocio inmobiliario. Cuando él cae detenido, me entero. Llamé a la familia, por si podía ayudar en algo. Si hubiera hecho algún negocio inmobiliario con él, hoy estaría a su lado. Se llevaron a 18 (detenidos en Bouwer).

—¿Vendía o vende agroquímicos?

—Lo único que hice fue crear una nube de historia donde me bajaban cheques al ocho por ciento, yo los cobrara al 12. Esos cheques yo decía que eran de agroquímicos, mostraba imágenes. Los usaba para pagar Corphone porque a lo mejor entraba una deuda el día 16, Kolektor nos pagaba el 22. Y el 22 me daban la plata en efectivo. Fue todo una pantalla. De la misma forma que hablé cuando decía: ‘si no nos pagan, vamos a tener problemas, sabés como es Rosario con el narcotráfico, yo vivo ahí, pagame el cheque porque vamos a tener problemas’.

—¿Tuvo bidones con agroquímicos, los almacenó en la casa de algún familiar?

—Para que veas cómo está armado esto. Fueron a buscarme siete chatas de Gendarmería. Supuestamente yo tenía un galpón a una cuadra y media de mi casa. No fueron al galpón. ¿Por qué? Porque es todo mentira, porqueno existía.

—¿Entonces usted compraba y vendía cheques?

—No, yo pedía prestado porque las deudas de Corphone eran altas. Le pedía a gente amiga, pero yo hacía figurar herbicidas porque es un rubro que se paga a 90 y 120 días. Hicimos todo lo posible para poder sobrevivir del endeudamiento que había dentro de la empresa. Nunca me llevé ni 10 centavos.

—Volvemos a la pregunta inicial y la amplío: ¿Usted niega haber tenido alguna vez vínculos con alguien de Los Monos o de otras bandas de narcotráfico?

—Ni siquiera los conozco. Tengo WhatsApp a mi nombre, con foto de mi familia, Facebook, Instagram a nombre de Diómedes Carbone. Si yo estuviera delinquiendo debería esconderme de la Justicia.

 

LA NOTA PUBLICADA

El domingo 19 de marzo, PERFIL CÓRDOBA publicó que Corphone, un call center que funcionó hasta hace pocos meses en Tucumán 25 –pleno centro de Córdoba– y dejó en la calle a sus empleados a partir de su virtual cierre, es un espacio que condensa presuntos ilícitos de dos investigaciones de envergadura en la Justicia Federal.

Por un lado, la presunta mega evasión de impuestos cometida por sus dueños, el empresario Cristian Debarre y el contador Marcelo Gaido, y el presunto lavado de dinero producto de la banda narco rosarina Los Monos, por parte de quien tomó el control de la empresa a mediados del 2021, Diómedes Manuel Carbone.

En esa nota se reprodujeron transcripciones de intervenciones telefónicas donde se mencionan negocios con agroquímicos, inmobiliarios y se nombran a dos barrabravas de Newell´s con antecedentes de condenas y posibles vínculos con Los Monos.

Al requerimiento de investigación del fiscal Enrique Senestrari, que data del año pasado, le siguió una resolución del juez (jubilado) Ricardo Bustos Fierro que dictó la falta de mérito a Carbone y otras personas. Esa resolución fue apelada y se encuentra a decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba.

Por otra causa, Carbone fue condenado el año pasado a cuatro años de prisión por circulación de dólares falsos junto a Juan ‘el Francés’ Viarnes.